A pocas horas del jubileo anual de la llamada virgen del cerro, un verdadero escándalo se desató en la investigacion judicial a los administradores del Convento San Bernardo por presunta defraudación.

La fiscal de Delitos Económicos Complejos, Ana Salinas Odorisio, se excuso esta semana por violencia moral de seguir actuando en la causa que investiga una presunta defraudación a la orden de las Carmelitas Descalzas y por consiguiente a la Iglesia. Las sospechas recaen sobre los administradores de dicha orden estrechamente vinculados a las ceremonias en honor a la llamada Virgen del Cerro. Salinas Odorisio, según denunció, se excusó luego de haber sido agredida verbalmente en términos inaceptables por los letrados de los imputados en una audiencia realizada en el convento san Bernardo el pasado 24 de noviembre.  

Por Hector Ali  

 

Tras los muros del Convento San Bernardo y alterando la orden del solemne silencio impuesto a quienes lo habitan, los insultos y demás agresiones verbales proferidos en su interior el pasado 24 de noviembre, replicaron por pasillos y recovecos como profana herejía. Quienes osaron levantar la voz a niveles exasperantes para la rígida y estoica vida de las monjas carmelitas, fueron los abogados de la priora del Convento y los administradores de sus bienes terrenales.  

 El blanco de su furia fue la fiscal de Delitos Economicos Complejos, Ana Salinas Odorisio, quien había llegado al lugar a tomar declaración a la priora como parte de la investigación que venia realizando sobre una posible defraudación a la orden del Carmelo, por parte de los contadores Carlos Obeid y Marcelo Mentesana. La concesión de su visita fue obligada por la prohibición que tienen las religiosas de pisar mas allá de los muros del Convento. Y mucho menos, descalzas.  

  El ataque de los letrados, extendido durante las tres horas que duró la audiencia, motivo que la fiscal abandonara el lugar aturdida y ofendida a tal punto, que al dia siguiente se excuso de seguir actuando en la causa por razones de “violencia moral” y por haber sido agredida por su condición de “mujer”. Las quejas y reproches por su actuación que vertieron los abogados Zerda, Casabella Davalos y Viola, y que quedaron registrados en audio y video,  elevaron el enojo a una categoría que según manifestó luego la funcionaria, ya no le permitiría continuar trabajando con la “objetividad” que requiere su tarea .  

 La causa se había iniciado como un apéndice de la denuncia por violencia física, psicológica y económica que habían presentado las monjas durante la semana santa de este año, contra el obispo Mario Antonio Cargnelo.  La causa de su furia se debió a una vieja inquina del sacerdote contra las monjas por su veneración a la llamada virgen del cerro.  

 El purpurado reclamaría luego ante la justicia el presunto mal manejo de los bienes y finanzas del convento, que según temen, se entreveran con lo que genera la movida sabatina en uno de los tres cerritos del barrio homónimo. El escándalo desatado por la denuncia de las carmelitas descalzas tuvo alcance nacional y dejo al obispo expuesto a diatribas del espectro feminista salteño a través de las redes y manifestaciones frente al convento.  

Según parece, Cargnello y otros religiosos que lo acompañaban, se excedieron en el reproche a las monjas por su advocación a la figura concebida por María Galeano de Obeid, quien desde hace un par de décadas dice verla y escucharla casi cotidianamente y en persona. La llegada de un enviado papal pareció encarrilar las cosas y sellar la paz entre el Convento y la Catedral. Pero semanas después las monjas volvieron a la carga contra el obispo en el juzgado de violencia de género donde se había radicado la denuncia original, al parecer azuzadas por los referentes de una imagen de yeso a la que endiosan cualidad virginal.  

 La investigación de la posible defraudación, según se sabe, se encuentra en etapa preliminar, con el acopio de la documentación requerida. Los trascendidos aseveran que la contabilidad del convento está floja de papeles y por eso sus responsables ahora mas que nunca estarían esperando un milagro de María Livia y su amiga, la virgen.