Una especialista consultada por las muertes por desnutrición de niños wichis aseguró que “el hambre no es cultural”. La “particularidad” cultural wichi se ha convertido en la explicación fácil del gobierno al hablar sobre las muertes.

“No hay ninguna cultura que diga que el hambre forma parte de ella “. Con este argumento la presidenta de la fundación Solidaridad Integrada Para el Ascenso Social (SIPAS), Marcela Heredia pretende disipar los argumentos que tildan a las comunidades aborígenes de desaprensivos con su propia vida. En diálogo con FM Aries Marcela Heredia remarcó que si bien las comunidades originarias “tienen su cultura, no hay ninguna cultura que indique los chicos tienen que pasar hambre”.

La mujer desde hace 15 años organiza con la fundación un viaje al Chaco Salteño en el que transportan alimentos, ropa, calzada y medicamentos. Lo hacen en grandes camiones cuyos choferes se pliegan solidariamente. Por separado, viaja un grupo de médicos de distintas especialidades que abandonan sus consultorios urbanos para instalarse no menos de una semana en aquellos inhóspitos parajes para atender las consultas de los paisanos.

“Este año atendimos a 250 niños y más de 600 adultos”, comenta Heredia y según narra, “la situación en la zona es alarmante porque la extrema pobreza  hace que estas cosas (la muerte de niños) ocurran permanente. Y esto sucede porque a la gente se le hace difícil poder llegar a un médico. En los parajes solo llegan los agentes sanitarios y faltan insumos para que estén bien atendidos”.

El gobierno y las autoridades de salud suelen explicar que es difícil el abordaje del sistema para convencer a las comunidades de aceptar la atención médica. Sin embargo, cuando  los médicos de la fundación SIPAS  llegan a la zona se forman largas colas de hombres, mujeres y niños dispuestos a atenderse. La mayoría con su ficha e historia clínica obtenida de revisaciones anteriores.

“Nosotros tratamos de trabajar con toda la población en forma conjunta, abordando todas sus necesidades”, relata Heredia y agrega: “El gobierno hace lo que puede pero no alcanza. Debería hacer más. Es una situación que en algún momento alguien debería tomar seriamente”. Para la médica “la muerte de estos dos niños y de otros que no se conoce hace que esta sea la zona mas caliente, porque no tienen recursos, no hay trabajo y si bien tienen sus culturas, no hay ninguna cultura que indique que los chicos tengan que pasar hambre”.

La clave según su visión es que han ido perdiendo los recursos naturales que les proporcionaba el bosque y que perdieron por culpa de los desmontes masivos. “Van a pescar y el rio está contaminado. La situación en vez de mejorar cada  vez está peor” enfatizó Heredia.