Los hospitales salteños están al borde del colapso. En el Papa Francisco ya no hay más camas para pacientes con esta enfermedad.

La segunda ola ha llegado. Y lo peor de todo es que la población, en Salta, no lo quiere aceptar: siguen haciendo sus vidas como nada.

Ayer autoridades del Ministerio de Salud Pública manifestaron su preocupación por la altísima ocupación de las camas de terapia intensiva en Salta capital, que llega al 88,7% de la capacidad actual.

En el hospital Papa Francisco, centro de referencia para esta enfermedad, ya no hay camas disponibles para brindar cuidados intensivos a pacientes con COVID-19.
El número de muertos crece y que los hospitales estén al borde del colapso significa que podrían tener que decidir a quién darle oxígeno y a quién dejar morir.

Desde la Dirección General de Coordinación Epidemiológica advirtieron que la situación actual es de un ascenso de casos hacia una segunda ola, aunque se mantienen expectantes a la evolución que haya las próximas semanas.

 

En febrero los casos de COVID-19 crecieron un 50 por ciento con respecto a los dos meses previos, en que estuvieron como amesetados.

Luego de un crecimiento leve las últimas semanas, se superaron los 100 casos diarios, en promedio, en el territorio provincial.

Todos los profesionales médicos esperan las consecuencias del retorno a clases. Entre el 15 y el 30 de marzo se podrían triplicar los casos.

La única esperanza es que las vacunas mitiguen ese impacto (Ya llegaron 62.800 dosis). Quizá eso nos salve de que esta segunda ola no sea igual a la que hubo entre septiembre y octubre.