Los argumentos del gobierno salteño a favor de la educación religiosa fueron sumamente cuestionados por los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La defensa de la ministra Analía Berruezo se tornó insostenible. Crónica de una mañana histórica. (Federico Anzardi)
Fue una mañana inolvidable. La ministra de Educación de la provincia, Analía Berruezo, comenzó su exposición ante los ministros de la Corte Suprema de Justicia cerca de las once de la mañana, en la que fue la última jornada de la audiencia pública convocada por la Corte Suprema. Atrás habían quedado las más de cincuenta intervenciones de “amigos del tribunal” que se habían expresado durante tres mañanas. Habían pasado desde expresiones sumamente conservadoras y católicas, como las de Andrés Suriani, que con su poncho al hombro había provocado los cuchicheos de toda la sala el pasado miércoles. También se habían escuchado posiciones ateas, agnósticas, de otras religiones. Si hasta el jueves los debates a favor y en contra de la inconstitucionalidad de la enseñanza de religión en las primarias salteñas era pareja, hoy la balanza se inclina hacia la laicidad inminente.
Se suponía que la ministra de Educación debía compartir el estrado con la Fiscal de Estado Mónica Beatriz Lionetto, pero los miembros de la Corte casi no requirieron la palabra de ésta última. La voz del gobierno fue Berruezo. Y fue una voz que muchas veces brindó argumentos que se mostraron poco sólidos para defender la enseñanza religiosa en las escuelas públicas de Salta.
“Usted dice que la enseñanza que se imparte no se orienta hacia ninguna religión. Yo tengo en mi poder una fotocopia de un cuadernillo que dice ‘Religión’, de quinto grado EGB, y el contenido de lo que hay aquí adentro dice, por ejemplo, ‘la misión de la iglesia’, ‘los diáconos’, un informe sobre la expansión de la iglesia, la primera comunión”, comenzó el juez Juan Carlos Maqueda. “Ahora no es como era en ese momento”, respondió la ministra, que aclaró que ese cuadernillo estuvo vigente hasta 2008.
Berruezo en todo momento intentó establecer que el gobierno de Salta alienta la diversidad religiosa, que los chicos estudian y aprenden diferentes conceptos religiosos y que no hay preferencia por un credo particular. Insistió en que los padres participan en el armado de una currícula flexible que se adapta a la mayoría.
“Si ustedes consensúan con los padres, ¿en cada grado, en cada lugar, se dan cosas distintas?”, se preguntó el juez. “Tenemos un currículum abierto y flexible que tiene puntualmente propósitos y objetivos propios de la disciplina”, respondió la ministra. Agregó que se busca construir aprendizaje reflexivo y brindar múltiples oportunidades de participación. “Hacemos un proceso de selección de contenidos a instancias de las visitas de los padres”, explicó. “¿Pero entonces hay programa homologado o no?”, preguntó la vicepresidenta de la Corte, Elena Highton de Nolasco. “No”, dijo Berruezo. “Entonces los alumnos se quedan en el aula o salen del aula los que no estudian religión?”, insistió la jueza. “Sólo salen del aula aquellos cuyos padres solicitan a través del formulario de la disposición 45 que no estén”, aclaró la funcionaria.
La gota gorda
Con el correr de los minutos, la exposición de Berruezo, que se prolongó casi durante una hora, ingresó en un terreno poco firme para la ministra de Educación, que debió reconocer distintas irregularidades y sólo pudo asegurar el ya clásico “estamos trabajando en ello” con el que el gobierno de Urtubey (o el de Macri) suele intentar reparar las falencias.
Highton de Nolasco quiso saber sobre el Instituto Tavella, que depende del Arzobispado salteño y que forma a docentes en Ciencias Sagradas. La jueza preguntó si esta institución forma en enseñanza no católica y luego indagó en si existen en Salta habilitaciones docentes para enseñanza religiosa fuera de los credos católico y evangelista. “Hay dos presentaciones que se están analizando y si responden a lo que establece a la normativa nacional lo pueden hacer”, dijo Berruezo. “O sea que sólo católicos y evangelistas”, retrucó Highton. “En realidad es profesor en Ciencias sagradas, no es católico ni evangelista”, dijo Berruezo al intentar aclarar de qué se tratan los títulos de los docentes.
“Lo que quiero que nos quede en claro es: no es obligatoria pero integra la currícula obligatoriamente”, dijo Maqueda. Berruezo aseguró que la Educación Religiosa “integra la currícula y sólo los papás que no quieren que los chicos se queden en el aula, salen del aula a pedido de ellos y son atendidos por la maestra de grado”. “¿A pedido de ellos o llenando este tipo de formulario?”, profundizó el juez. “La primera instancia es completar el formulario y la segunda es un acta acuerdo. Comenzando el año, el papá se acerca a la escuela. En muchos casos a las actas acuerdos, a pesar de haber solicitado no estar en la clase de religión, solicitan un trabajo secular y son incorporados también”, respondió la ministra. El magistrado insistió: “¿No cree que hacerle llenar un formulario a los padres de los chicos implica algún tipo de discriminación?”. Allí, Berruezo tomó la postura de reconocer pero aclarar que se hará algo para cambiar. “Hemos avanzado en una mesa interculto de análisis para analizar los contenidos”, dijo. “Pero se siguen llenando los formularios”, dijo el juez y a la ministra no le quedó otra que reconocer que sí.
Tomó la palabra Highton de Nolasco: “Ustedes (por el gobierno) dicen que la educación religiosa, si no se diera en las escuelas públicas, perjudicaría a los chicos pobres. ¿No hay en la provincia suficientes parroquias, iglesias, etcétera?”. Berruezo respondió: “Sí, hay parroquias y en las parroquias donde se imparte educación religiosa o de otros credos son prácticas de fe, dogmas. Nosotros en la escuela damos educación religiosa basada en competencias que no están relacionadas con las prácticas de fe. El objetivo de la incorporación de la educación religiosa tiene que ver con propósitos concretos de la educación integral que están expresados en el artículo 8 de la ley nacional”.
Luego tomó la palabra el juez Horacio Rosatti: “Le pediría si puede ser lo más gráfica posible. Vemos que la forma de implementar esta materia está bastante descentralizada. En algunas escuelas se da determinado modo, el tratamiento con los chicos que no pertenecen al culto católico es un poco diferente en un caso que en el otro, por lo menos en lo que surge del expediente. Si no hemos entendido mal, nos está diciendo que no hay distintos programas para distintos cultos ni uno para quien no profesa ningún culto, sino que hay una voluntariedad: el que no quiere ir y el que quiere ir. El chico que va tiene clases en las que pueden convivir católicos, judíos, musulmanes, incluso ateos. En ese caso, ¿cómo funciona una clase así? ¿Qué se da? ¿Historia de la religión? ¿Cómo puede compatibilizar todo esto? ¿Cómo se asegura el cometido de la Constitución salteña? Porque me parece que los padres quieren que se les den conceptos generales sobre la religión pero después su propia religión o la religión por la que han optado. ¿Cómo se logra esto? Descríbanos cómo sería una clase en ese sentido, para que nosotros podamos entender. Porque parece un objetivo difícil de lograr, ¿verdad?”
Llegó la respuesta de Berruezo: “En el caso de las escuelas en Salta y en muchos lugares del país, existen aulas multicurso, que son aquellas instituciones que por el número de alumnos tienen un docente que da distintas tareas dentro de la misma aula”. “¿No le parecería razonable contar con un programa unificado y una bibliografía unificada para que esto diera una percepción de objetividad respecto a la enseñanza de esta disciplina? ¿Están trabajando en eso?”, insistió el juez. “Sí, sí, estamos trabajando en eso. Justamente, el tema que nos trajo a la Corte tiene que ver con un análisis de mucho tiempo para poder hacer, no sé si un programa cerrado de contenidos, pero sí ya está la Subsecretaría de Planeamiento trabajando en este programa y los pastores, mormones y Testigos de Jehová están trabajando con nosotros”, dijo Berruezo y luego dijo una frase curiosa: “Tenemos una mesa intercultos donde participamos los referentes de cada culto para poner principios básicos de cada una”. La ministra se mostró como uno de esos “referentes de cada culto” y no como representane del Estado. Sin embargo, esa declaración pasó desapercibida.
Currículum oculto
Maqueda le preguntó entonces por una currícula oculta, algo distinto a lo que se supone que habría que hacer. Berruezo contestó que eso tiene que ver “con algunas cosas que se hacen dentro de la escuela, no necesariamente en contenidos sino también en acciones y que no parten sólo en el aula de educación religiosa, sino también en estas oraciones que se hacen dentro de la escuela”. Respecto a estas prácticas explícitas, Berruezo fue sincera: “No podemos negarlas. Hay horarios de ingreso a la escuela que pasa esto. Y lo que quiero manifestar respecto al currículum oculto es que no tiene que ver con una escritura de textos o una secuenciación de contenidos que no sean conocidos por los padres”, dijo.
“¿Pero existe una disociación entre el currículum oficial y lo que dice en el aula?”, volvió a preguntar Maqueda. “Tiene”, reconoció nuevamente Berruezo, y aquí la postura fue similar a la que el gobierno de la provincia adopta, por ejemplo, en los numerosos casos de policías corruptos: habla de conductas aisladas, de manzanas podridas que no respetan el mandato estatal. “A pesar de esta disposición del 2012 donde se exige la no imposición (de credos), en algunas instituciones, se cuestiona las imágenes que están en la escuela”.
Rosatti preguntó: ¿Ustedes toman conciencia de la relevancia que toman las prácticas más allá de las normas? Es muy relevante saber lo que realmente pasa. Es relevante para nosotros. Las normas vienen acompañadas por prácticas. Es muy importante diferenciar la enseñanza de una religión de lo que es la catequesis, el rito o manifestaciones de solemnidad que forman parte de una enseñanza dentro del templo”.
“Nosotros somos conscientes de esa situación y hemos trabajado en capacitaciones a directores -explicó Berruezo-. Haciendo conocer el dictamen para que se haga realidad en la escuela”. La ministra reconoció que los maestros o incluso autoridades de las escuelas, “en algunos momentos, por su propia creencia”, pueden incitar a “la oración antes del desayuno o la merienda” o rezar antes de entrar al aula. “Pero esto ha variado sustancialmente”, intentó ablandar la ministra.
La ministra informó que actualmente hay 641 docentes designados para educación religiosa en la provincia, distribuidos en 1437 instituciones. “Si vienen del Profesorado Tavella, que es de Ciencias Sagradas, y es de un monseñor, ¿usted está segura que ahí se enseña de todo?”, preguntó Highton de Nolasco. “¿Hay recursos en Salta para todos los credos y no credos?”, insistió Maqueda.
Luego, Highton de Nolasco preguntó: “Lo que no me quedó claro tampoco es el rezo cuando entran y la bendición de las comidas. ¿Esto cómo es? ¿Todos los chicos están ahí? ¿Participan? ¿O no comen o se tienen que levantar durante el rezo?”. “En muchos casos hay una bendición de la mesa, hecha no necesariamente por un docente de religión, que no requiere solamente un credo”, respondió Berruezo. “¿Qué dicen? Hablan de algún dios”, dijo la jueza. “Agradecen la posibilidad de tener alimentos y esto es lo que está reglamentado que no deben hacer, por eso tenemos, a partir de las visitas actas explicando que no debe pasar”, contestó la funcionaria.
Luego llegaron las preguntas más directas. Maqueda consultó: “¿Existe alguna razón pedagógica para que la enseñanza religiosa tenga que ser incluída dentro del currículo y tenga que darse obligatoria y no opcional fuera de las horas de clase?”. “Entendemos que sí -dijo Berruezo-. Porque contribuye a la formación integral, como lo hace Formación Ética o Educación Artística. Y los propósitos están relacionados con la formación integral que no deslinda un trabajo puntual, por ejemplo, con Educación Sexual Integral. Consideramos que los propósitos y el trabajo al interior de cada escuela y en base al currículum requiere estar dentro del horario escolar y tiene como objetivo acompañar a los alumnos entre seis y doce años a desarrollar el espíritu crítico, a trabajar en colaboración con otros, a conocer las religiones del mundo”.
Rosatti quiso saber: “¿Hay algún trabajo para articular ciertas enseñanzas que pueden darse en Religión y otras que pueden provenir de la ciencia? Pensemos en un chico de seis años, una niña de siete años: el origen de la vida, qué ocurre después de la muerte”. “Esa es una pregunta que se hace mucho en el aula y de parte de los docentes en la capacitación que se hace todos los años”, explicó Berruezo, y agregó: “Cuando en la clase de religión se habla, por ejemplo, del origen del hombre, se dan todas las teorías. Incluso aquellas teorías que fueron seleccionadas por los papás y que transversalizan, desde su credo, a las ciencias naturales. Por lo tanto hablamos tanto de la teoría del creacionismo como de la teoría de la evolución, de Darwin, como el aspecto científico relacionado con el diseño de una currícula”.
En este punto se hizo evidente, por los murmullos de la sala de audiencias, que la ministra estaba llegando a un punto de no retorno. Una explicación que sonaba, por lo menos exagerada, al considerar que los chicos incorporaban muchísimos y variados conocimientos, por no mencionar la postura de hablar de “creacionismo” en 2017.
Entonces tomó la palabra Lorenzetti: “Suponiendo que se aceptara ese principio que hay una mayoría y entonces los demás deberían expresar el consentimiento de hacer algo diferente. Si dentro de cincuenta años cambiara la mayoría, ¿aceptaría que al sector religioso debería pedírsele y darle un diferente tratamiento?”. “Seguro que sí”, contestó Berruezo. “¿Sí? ¿Y no le parece que se sentirían afectados?”, insistió el juez, que luego se explayó: “Desde el punto de vista de lo que se discute en el caso es si hay un sector al cual le piden el consentimiento o no para participar en una clase de religión porque hay una mayoría religiosa en un sentido. Lo que se está cuestionando es si eso es una discriminación o no por razones de religión. Ese principio que usted defiende, si cambiara la mayoría, hubiera otra religión o una mayoría atea dentro de unos años, ¿no le parece que se sentirían discriminados los sectores católicos o de otra religión?”.
“La otra cuestión que se está discutiendo es por qué razón alguien debe manifestar si tiene un credo o no. ¿No le parece que eso, por un lado, afecta la libertad de cada uno?, profundizó Lorenzetti. Otra vez, Berruezo buscó la salida de reconocer lo malo pero mostrar que se hace algo para cambiarlo: “En realidad ese es un punto que se planteó en los últimos años. Este año hemos decidido analizar con la mesa interculto de qué manera modificar un punto de la disposición 45 incorporando contenidos que se quieran incluir y no la manifestación del credo”.
“¿Pueden no entregar ese papel?”, preguntó Highton. “En algunos casos los papás no se acercan. Eso genera a veces olvidar alcanzar el papel a la escuela y somos muy puntuales en solicitarlo, incluso los visitamos a la casa”, contestó la funcionaria. “Pero si no quieren porque se niegan a entregarlo, ¿pueden no entregarlo o sí o sí lo tienen que llenar?”, insistió la jueza. “Deben entregarlo porque es para saber si quieren que los chicos estén o no en la clase”, contestó la ministra.
“Ese es un punto relevante -dijo Lorenzetti-, porque usted dice ‘si no lo entregan presumimos que tienen desinterés y vamos a la casa’. Los convencen de que traten de entregarlos. ¿No le parece que eso es algo innecesario? ¿Por qué no suprimen directamente ése formulario? ¿Qué consecuencias tiene decir ‘yo no quiero mandar el formulario’?”. La ministra contestó que si los papás no llenan el formulario, se entiende que los chicos tienen que quedarse en la clase de religión. “Entonces tiene consecuencias”, agregó Lorenzetti. Y dijo: “Hay una frontera compleja. Si el padre no va y el chico queda en la clase y usted no sabe si el padre quiere o no que esté. ¿No le parece que eso es muy complicado en relación a no utilizar ésos formularios y afectar de alguna manera la libertad de cada uno de no decir nada?”. “Sí, estamos trabajando con el formulario”, insistió Berruezo.
El presidente de la Corte quería saber cómo se garantiza que no haya discriminación. “Ahí hay un tema que no está claro -dijo-. Qué medidas toman para que no haya discriminación por razones de religión. Si no está bien reglamentado el contenido curricular, ¿cómo saben? ¿Qué actividad hay para evitar las categorías sospechosas o la discriminación? Es un punto clave”, insistió.
Para ese momento, los argumentos de la ministra no parecían convencer al tribunal.