En San Martín y Orán el triunfo “U” fue arrollador aunque allí los índices de participación electoral son de los más bajos en la provincia. Las políticas que devastaron la región en los 90 aun explican la poca participación; mientras el Fondo de Reparación Histórica ha sido clave en el apabullante triunfo “U”. (D.A.)

Los departamentos de San Martín y Orán resultaron claves para hacer del previsible triunfo de Urtubey sobre Romero un triunfo arrollador. En las PASO de abril, la victoria oficial ya había sido cómoda: 64,38% para Urtubey contra el 21,50% de Romero en San Martín, y 52,23% contra el 31,47% en Orán. Cifras holgadas que ayer se estiraron aún más.

Con el 100% de las mesas escrutadas, en San Martín el oficialismo arañó el  67% contra el casi 19% de Romero (51.424 votos sobre 14.263); mientras en Orán con todas las mesas escrutadas los resultados marcan que Urtubey superó el 57% contra el poco más del 29% de Romero (38.370 sobre 19.650 de Romero). Todo ello en dos distritos que juntos poseen un padrón electoral de 225.588 electores de un total provincial de 937.124: es decir un 24,7%.

Curiosamente, esos mismos distritos poseen uno de los índices de participación más bajos de la provincia. Tendencia que se viene repitiendo al menos desde el 2013. En las legislativas nacionales de ese año en San Martín la participación llegó apenas al 65,95% del padrón, en las PASO de abril cayó al 61,39% (de los 120.115 inscriptos sólo votaron 73.746), y ayer subió al 66%. En Orán la tendencia fue similar: en el 2013 votó el 69,44% del padrón, en las PASO de abril sólo el 60,47% (63.783 votantes sobre un padrón de 105.473) y ayer el número de electores se incrementó un poco aunque sin torcer la tendencia: 67%.

Se entiende lo poco

La relación entre poca participación y la historia reciente de esa región resulta insoslayable. Fue escenario de las brutales políticas de ajuste y privatización de los 90, de allí eran miles de los 51.000 empleados de YPF reducidos a 5.600 en el país entre 1991 y 1993, cuando se privatizó YPF (Svampa y Pereyra: Entre la ruta y el barrio, 2003). Ello explica que en mayo de 2001, cuando la tasa de desocupación en nuestra ciudad era de un alarmante 17,1%, en Mosconi y Tartagal alcanzara el escalofriante índice del 42,8% (Svampa y Pereyra, ídem). Por ello mismo, de los 220 cortes registrados en Salta entre 2001 y el primer cuatrimestre de 2002, Tartagal, Mosconi y Orán concentraban la enorme mayoría de los mismos (Osvaldo Ovalle; Centro de Estudios Nueva Mayoría, citado en Política y Cultura Nº10. Salta, Julio del 2005).

La realidad socioeconómica de esos departamentos también fue reflejada por las estadísticas. Para San Martín, por ejemplo, el Censo 2001 registró que de los 30.710 hogares censados, 10.854 (35,3%) tenían Necesidades Básicas Insatisfechas. Eso suponía que el 40,7% de la población padecía esa situación: 56.126 habitantes de un total de 138.036. NBI que los técnicos definen cuando una de las siguientes situaciones es padecida por los censados: hogares con más de tres personas por cuarto; hogares habitando viviendas inconvenientes; hogares sin ningún tipo de retrete;  hogares con algún niño en edad escolar que no asistía a la escuela; hogares con 4 o más personas por miembro ocupado y cuyo jefe familiar no completó el tercer grado de escolaridad primaria.

El Censo 2010 registró que en lo sustancial, todo seguía igual: de los 144.686 residentes con más de tres años, 99.536 habitaban casas que carecían de computadoras (68,79%); de los 37.915 hogares censados, sólo 16.807 estaban conectados a cloacas (44,32%), mientras 3.979 poseían un desagüe a cámara séptica y pozo ciego; 9.033 directamente a pozo ciego; 4.593 a una excavación en tierra; y otros 3.577 que carecían de retrete. De los mismos hogares sólo 13.561 estaban conectados a la red de gas natural (35,76%), destacándose que en ese departamento productor de gas 14.476 hogares (38,18%) dependían de garrafas y otros 9.426 hogares (24,86%) de la leña y al carbón. Finalmente, 3.362 de esos hogares vivían en ranchos, 2.705 en casillas, 243 en piezas de inquilinato, 22 en hoteles o pensiones, 88 en locales no construidos para habitación y 59 en viviendas móviles.

La realidad de Orán es tan semejante a la de San Martín en términos socio-económicos, como semejantes son sus realidades climáticas y geográficas. El Censo 2001 indicó que de los 26.037 hogares, 9.770 (37,5%) padecían de NBI: 53.254 habitantes de un total de 123.247 (43,2%). El Censo 2010, mientras tanto, registró que de los 138.879 residentes nucleados en 31.859 familias que habitaban 29.100 viviendas: 22.436 eran casas, 562 departamentos, 2.164 ranchos y 3.588 casillas. El 78,39% de los hogares (24.974) no poseía computadoras; el 82,32% (26.226) no contaba con teléfono de línea y el 4,38% de los mayores de 10 años era analfabeta; otro 34% de los hogares (10.082) habitaba lugares sin descarga de agua; y el 23% de esos hogares (7.355) carecía de heladeras.

Se entiende lo mucho

La pésima performance electoral de Juan Carlos Romero en el 2013, en las PASO de abril y en el día de ayer, sólo viene a confirmar lo expresado en otras oportunidades: el habitante del norte provincial asocia su apellido a la devastación. Tal asociación se convirtió así en aliado fundamental de la estrategia de Urtubey que además se valió de políticas que calificándolas de reparadoras, cumplieron el objetivo de diferenciarlo de su antecesor.

El llamado Fondo de Reparación Histórica fue clave en ello. El programa fue aprobado en septiembre de 2012 y previó 175 obras para los tres departamentos petroleros de la provincia. Originalmente contemplaba una inversión de 924 millones de pesos distribuidos de la siguiente manera: 48 en el departamento de Rivadavia por un monto de $77.050.000; 66 en San Martín por un total de $243.550.000; y 57 de Orán por un monto de $265.460.000. Las cuatro restantes son las denominadas interdepartamentales (las que alcanzarían a jurisdicciones diferentes) y estaba presupuestada en $338.000.000.

Criticada por la escasa ejecutividad que mostraba en los primeros años además de la evidente relación entre el programa y los objetivos electorales; y concluido el proceso electoral debe admitirse que la estrategia fue todo un éxito: al habitante del norte poco le importan las dobles intenciones si es que las explicitadas y las veladas reditúan obras concretas para sus departamentos. La poca ejecutividad, no obstante, parece ahora tener escasa relación con la somnolencia en la gestión y sí mucho que con una demora perfectamente monitoreada que posibilitara que los anuncios, inauguraciones e inicios de obras coincidieran con instalación de candidatos y coyunturas electorales.

Para confirmarlo alcanza con analizar la página oficial del programa. Allí se descubre que las obras de San Martín y Orán que ya están finalizadas y formalmente inauguradas fueron 62 y que en ellas se invirtieron $129.779.906. Las ciudades cabeceras de esos departamentos concentran la mayor cantidad de obras e inversión. Mucho más importante aún resulta el repaso de las obras que están en ejecución. Se trata de 61 pero suponen una inversión superior a las que consumieron las ya finalizadas: $292.847.906.

De los 12 municipios que reúnen los dos departamentos, en 10 es mayor la inversión que se realiza en las obras que actualmente se ejecutan que la realizada en las ya finalizadas e inauguradas. El detalle habilita una afirmación: Rodolfo Urtubey se benefició del programa cuando su administración del Fondo de Reparación Histórica coincidió con la preparación de su candidatura a senador nacional, pero mucho más se benefició su hermano gobernador cuando fue por la re-reelección y pudo hacer campaña en el norte con el eslogan “Por lo ya hecho”, “Por lo que estamos haciendo” y “Por lo que queda por hacer”.

El detalle puede resumirse de la siguiente manera: en el departamento de Orán el municipio de Colonia Santa Rosa se benefició de 10 obras entre finalizadas y ejecución que suponen una inversión de 25 millones de pesos; Hipólito Irigoyen 6 obras por 13 millones; Pichanal 14 obras por 63 millones; Urundel 7 obras por 15 millones; y San Ramón de la Nueva Orán 20 obras por casi 55 millones. En el departamento de San Martín las cifras son más importantes: Aguaray cuenta con 10 obras por poco más de 23 millones; Embarcación 10 obras por 43 millones; General Ballivián 7 obras por 5 millones; General Mosconi 10 obras por 25 millones; Salvador Mazza 7 obras casi 59 millones y Tartagal 22 obras por poco más de 84 millones de pesos.

La lógica, incluso, se repitió en el departamento de Rivadavia que también fue beneficiado por el Fondo de Reparación Histórica. Electoralmente poco importante, se trata de un distrito que entre obras finalizadas y en ejecución reúne un total de 39 que supusieron una inversión de 118 millones de pesos. Allí también el triunfo “U” fue demoledor: en las PASO de abril, Urtubey cosechó el 77% de los votos contra el 14% del romerismo. Ayer la distancia se estiro un poco más y llegó al 81% de los votos contra el 11,15% de Romero.

Existe un detalle que explica al menos dos cosas: en la ley original de 2012 estaba previsto que en el departamento de San Martín se invirtieran $243.550.000 y en Rivadavia $77.050.000. Ambas cifras ya fueron superadas ($252.056.599 y $111.296.893 respectivamente) a pesar que faltan concretar otras obras. La razón de que lo previsto y lo ya usado no coinciden obedece a malos cálculos, actualizaciones de precios producto de la demora en las licitaciones o las ejecuciones y otros problemas de gestión que, sin embargo, al habitante con sed y necesidad de obras concretas poco importa. Las pruebas de ello están a la vista.