Durante el juicio, el imputado se declaró culpable, pero no pidió perdón. La menor había pedido tener una interrupción legal del embarazo (ILE), pero recién fue aprobada cuando la gestación estaba avanzada y no se puedo realizar. El bebé nació por cesárea y murió días después por problemas respiratorios severos.
Lucía tenía 11 años cuando su abuelastro la violó y la embarazó en febrero de 2019, en Tucumán. La víctima pidió la interrupción legal del embarazo (ILE), pero el Estado provincial se negó durante mucho tiempo y después de muchas dilaciones se accedió al pedido, pero la gestación estaba avanzada y tuvieron que practicarle una cesárea. El bebé murió a los pocos días, aquejado por problemas respiratorios severos.
Hoy, a casi un año del hecho, el acusado –de 66 años–fue condenado en un juicio abreviado a 18 años de prisión por el delito de “abuso sexual doblemente agravado por el grave daño a la salud mental y física de la niña aprovechando la situación de convivencia”.
La decisión, que fue tomada por los integrantes de la Sala V de la Cámara Penal de Tucumán, rozó la máxima pena tipificada en los casos de abuso sexual agravado –que es de 20 años– y será de cumplimiento efectivo.
La audiencia estuvo a cargo de los jueces Fabián Fredejas, María Balcazar y Juana Francisca Juárez. Durante la misma, «Sol” (se resguarda su verdadera identidad para proteger a la niña), madre de Lucía, pidió la palabra y solicitó la pena máxima para el acusado porque “causó un daño tremendo y le arruinó la vida y dejó marcada a mi hija y toda mi familia”.
El acusado se declaró culpable, pero no pidió disculpas. Lucía fue representada por Abogados y Abogadas del Noroeste argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes) y el Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los derechos humanos de las Mujeres (Cladem).