Con la creación de la Jefatura de Gabinete y la designación de Carlos Parodi en ese nuevo cargo, Juan Manuel Urtubey limita de manera cruel las atribuciones de Miguel Ángel Isa. (Gonzalo Teruel)

Cuando aceptó acompañar a Juan Manuel Urtubey desde la vicegobernación, Miguel Ángel Isa seguro soñó un destino distinto al de sus antecesores Walter Wayar y Andrés Zottos pero antes de siquiera poner un pie en el Senado ya se despertó sobresaltado.

Cruel como siempre, el gobernador decidió modificar la Ley de Ministerios y, además de reorganizar algunas carteras, crear la figura del Jefe de Gabinete. Lo que parece una simple imitación de la estructura organizativa del gobierno nacional, implica en la realidad una clara limitación a las aspiraciones políticas de Miguel Isa.

El Título II de la ley que esta semana aprobó la Legislatura establece en sólo 3 artículos las ínfimas atribuciones del Vicegobernador que, según la norma, es “el nexo institucional entre el Gobernador y las Cámaras Legislativas” y “a pedido del Gobernador (…) expone ante la Legislatura las medidas de gobierno concretas y específicas”.

Además, enuncia los casos en los que reemplaza al primer mandatario “durante sus ausencias temporarias, mientras duren éstas; en caso de incapacidad temporaria, mientras dure ésta; en caso de renuncia, muerte, destitución o incapacidad definitiva, hasta la conclusión del período para el que haya sido electo” y avisa que “puede asistir a todas las reuniones del Gabinete”. Nada menos. Nada más.

En cambio, la misma ley enumera en el Titulo VI todas las (no pocas) competencias del Jefe de Gabinete. “Compete al Ministro Jefe de Gabinete de Ministros asistir al Gobernador de la Provincia en la coordinación entre los distintos Ministerios y la exposición de los planes de gobierno y de su ejecución ante las Cámaras Legislativas, y asistirlo en todo lo referido a los servicios públicos de jurisdicción provincial, transporte de pasajeros y carga”, manda el Artículo 20.

Y “en especial” ordena más de una decena de tareas entre las que se destacan “ejercer las funciones y atribuciones que le delegue el Gobernador y (…) resolver sobre las materias que le indique el Poder Ejecutivo, o por su propia decisión” y “expedir los actos y reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que le atribuye este artículo y aquellas que le delegue el Gobernador”.

Además, lo más importante, corresponde al Jefe de Gabinete “efectuar los nombramientos de la administración pública excepto los que correspondan al Gobernador”, “coordinar, preparar y convocar las reuniones de gabinete de ministros, presidiéndolas en caso de ausencia del Gobernador” y “refrendar los decretos reglamentarios de las leyes”. Las facultades previstas para el nuevo cargo son, para la gestión cotidiana, muy superiores a las del Vicegobernador y convierten al Jefe de Gabinete en la virtual segunda autoridad política de la provincia.

“Yo no soy Walter Wayar y todos lo saben” repitió Isa cada vez que le preguntaron por su lugar en el nuevo gobierno. “Yo no soy Andrés Zottos y todos lo saben” insistió cada vez que le advirtieron que su tarea se limitaría a peregrinar por cada fiesta patronal de la provincia. Ahora la realidad es otra y el vicegobernador sabe que aun cuando el gobernador se ausente (y con frecuencia lo hará) para proyectar su figura al escenario nacional, el encargado de reemplazarlo no será él sino otro: Carlos Roberto Teófilo Parodi, designado ya como Jefe de Gabinete y “gobernador en las sombras”.

La elección de Urtubey es un mensaje para Isa pero no sólo para él: ya tomaron nota del real peso específico del todavía Ministro de Economía los intendentes que reclaman mayores recursos, los legisladores que esperan posicionarse en el escenario político, y sobre todo los ministros y secretarios del gabinete provincial que construyeron poder durante el año electoral que se termina.