Marianela Cansino logró lo imposible: el desguace del Ministerio de Derechos Humanos que será absorbido por Justicia y repartirá parte de sus responsabilidades y obligaciones en otras carteras a partir del 10 de diciembre. (Federico Anzardi)

Con el anuncio del gabinete de Juan Manuel Urtubey para su tercer mandato se confirmó un secreto a voces desde agosto en cada pasillo de Derechos Humanos: Marianela Cansino dejará su cargo el 10 de diciembre después de una gestión sumamente criticada que llegó a ser calificada como la peor de los últimos años en ese ministerio.

Las muertes de Thiago Quipildor, en julio; y de Anahí Girón, en septiembre; ambos menores de edad a cargo del ministerio, provocaron el definitivo desguace de Derechos Humanos, que a partir de esta semana dejará de existir como tal y pasará a formar parte de Justicia, a cargo de Pamela Calletti.

La nueva cartera se llamará Ministerio de Derechos Humanos y Justicia pero no tendrá las mismas responsabilidades que Cansino poseía, sino que habrá una repartija estratégica en distintos sectores del Ejecutivo para trabajar mejor en políticas muy sensibles que son capaces de provocar sismos profundos en la estructura gubernamental.

Lo que ya no será

Las competencias del ahora extinto Ministerio de Derechos Humanos abarcaban desarrollos de políticas inclusivas referidas a la niñez, adolescencia, tercera edad, pueblos originarios, municipios, clubes y otros organismos. Trabajaba en ámbitos deportivos y de género.

La nueva Ley de Ministerios, sancionada la semana pasada en la Legislatura provincial, establece las nuevas carteras y sus competencias. Allí se evidencia la fuerte separación que se hizo de Derechos Humanos. Hasta septiembre, tenía a su cargo la Secretarías de Derechos Humanos, la Subsecretaría de Promoción y Protección de Derechos Humanos, la Subsecretaria de Pueblos Originarios, la Subsecretaría de Desarrollo Rural, la Secretaría de Asistencia Crítica, la Subsecretaría de Asistencia Crítica y Emergencia Social, la Subsecretaría de Articulación de Programas, la Secretaría de Deportes, la Secretaría de Igualdad de Oportunidades y la Subsecretaría de Grupos en Situación de Vulnerabilidad.

Tras la muerte de Anahí, la Dirección de Niñez y Familia, que dependía de Igualdad de Oportunidades, se convirtió en secretaría y pasó a depender del Ministerio de la Primera Infancia, que tiene a Carlos Abeleira al frente. En ese momento se aseguró que el traspaso obedecía a una necesidad de garantizar mayor eficiencia en la responsabilidad del gobierno y garantizar y acelerar los procesos de respuestas del Estado.

Fue la primera señal. Con la llegada del tercer mandato de Urtubey, la expulsión de Marianela Cansino de los primeros planos del gobierno se cobró también a todo el ministerio. Y lo de “primeros planos” no es gratuito, ya que este gobierno se ha caracterizado por no dejar sin trabajo a ninguno de sus miembros fuertes.

Lo que vendrá

La Ley establece que las competencias de Derechos Humanos ahora estarán repartidas: además del traspaso a Justicia, se creó el Ministerio de Asuntos Indígenas y Desarrollo Comunitario, que deberá, “entender en la implementación de las medidas necesarias para garantizar el reconocimiento y respeto a la identidad cultural, la posesión y propiedad comunitaria de los Pueblos indígenas”.

Hasta la semana pasada, Derechos Humanos tenía a su cargo a la Subsecretaría de Pueblos Originarios, a cargo de Enrique Rojo. También la Dirección General de Promoción de Pueblos Originarios y el Instituto Provincial de los Pueblos Indígenas de Salta.

En la lista de competencias del Ministerio de Derechos Humanos, publicada en el sitio oficial del gobierno (salta.gov.ar), se puede leer que esa cartera debía “coordinar con municipios, clubes, asociaciones, federaciones y otras organizaciones no gubernamentales, la generación de condiciones favorables para el acceso a la práctica efectiva del deporte, promoviendo la creación de centros de iniciación deportiva y de alto rendimiento, en los distintos departamentos de la Provincia”.

Ese mismo fragmento fue copiado y pegado en la flamante Ley de Ministerios y se lo adjudicó al Ministerio de Gobierno que lidera Juan Pablo Rodríguez. Lo mismo sucedió con otros ítems que tenía Cansino a su cargo. Se podría decir que a Derechos Humanos lo fragmentaron hasta en las palabras.

El futuro

Por supuesto, para seguir con la coherencia, en el Ministerio de Derechos Humanos vivieron las últimas horas independientes de otras carteras en la incertidumbre absoluta. No hubo comunicados oficiales y los trabajadores todavía no saben qué pasará con las secretarías. Desconocen si se mantendrán o crearán otras, si serán trasladados o no. Por las dudas, varios se despidieron.