Un sobrino de Guillermo Catalano se quedó con el cargo de Juez de primera Instancia en lo Civil y Comercial. En el Poder Judicial están que trinan. El sector menos democrático del país sigue haciendo de las suyas.
El final era previsible, aunque no por eso deja de generar indignación: hace unos días se definió quién ocuparía la plaza de Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Tercera Nominación del Distrito Judicial del Centro.
El Consejo de la Magistratura de la Provincia de Salta había enviado al Gobernador la terna de candidatos a ocupar ese cargo.
La terna fue remitida por orden alfabético y sin informar sobre el puntaje total, de la siguiente manera:
-Diez Gómez Longarte, Virginia María.
-Postigo Zafaranich, Hugo Nicolás.
– Xamena Zárate, Claudina del Valle.
Ni la gran trayectoria de Claudina ni los tres apellidos superpoderosos de Vicky pudieron contra los lazos sanguíneos de Hugo Nicolás Postigo Zafaranich, sobrino de Guillermo Catalano, integrante de la Corte.
La decisión fue aprobada por el senado el 10 de noviembre y generó indignación en el foro de abogados.
Una mancha más al tigre, dirán. Catalano ensucia, una poco más, al uno sector del país que no paga impuesto a las ganancias y donde los empleados tienen privilegios que son abiertamente antidemocráticos.
Otro caso y marche
La impunidad es crucial. Hay una vieja definición que señala que el Poder es Impunidad. Cuando alguien tiene el atrevimiento de realizar un cuestionamiento, hay que castigarlo. En ese sentido, el accionar de algunos integrantes de la Justicia se asemeja, demasiado, al de un pequeño mafioso desesperado por no perder respeto.
Esto se vio, por ejemplo, en la denuncia que Luciano Martini Boari le realizó a Sonia Margarita Escudero. El magistrado le inició a la ex senadora una demanda por calumnias e injurias. La abogada había criticado el apartamiento de la fiscal Verónica Simesen de Bielke de la investigación contra el comisario Walter Omar Mamaní, cuyos delitos fueron expuestos por este medio en julio de 2020.
A Bonari le molestó que Escudero dijera que había actuado como un integrante de una “banda”. ¿Pero qué otra palabra podría haber usado?
No está mal volver a recordar a Bonari, en este artículo en el que se critica el nepotismo de Catalano y su bendecido sobrino.
Una de las grandes virtudes de Luciano Martini Bonari es ser hijo de la jueza de la corte de Justicia salteña, Sandra Cristina Bonari Valdés. Esto señalamos hace una semana: cuando todavía era un estudiante de la carrera de abogacía, fue convocado a prestar funciones en la secretaría legislativa del senado provincial, que por entonces estaba a cargo del expresidente del supremo tribunal, Guillermo Catalano. Desde aquel tiempo, el actual juez de la corte mantiene estrechos lazos con el hijo de su colega. Tal es así que, cuando Catalano desembarcó en el máximo tribunal se llevó consigo a Martini, quien pasó a desempeñarse como secretario de la Corte de Justicia. Los lazos familiares de Martini no terminan ahí, pues la esposa del juez también es secretaria de la Corte; y su hermana es psicóloga laboral del Poder Judicial.
Es por eso que en Salta el género literario más importante son las genealogías. Cómo no van a regar, estas personas, sus arbolitos genealógicos.