La Unidad Fiscal conformada por el procurador Pedro García Castiella para investigar el homicidio calificado de Jimena Beatriz Salas, ocurrido el 27 de enero de 2017 en la localidad de Vaqueros, mostró nuevamente pruebas contundentes que dan por tierra la mendacidad de la defensa de los hermanos Saavedra
Los hermanos Saavedra están cada vez más complicados pese a los esfuerzos mediáticos de su abogado defensor Marcelo Arancibia quien olvidó el aplomo y respeto caballeresco que le eran característicos, para lanzarse a despotricar esgrimiendo argumentos poco convincentes, e intentando desprestigiar de manera grosera a la investigación, investigadores y fiscales.
Luego del impacto de la detención de los tres hermanos y la encendida defensa por parte de familiares, curas y amigos, llegó una prueba indubitable de que al menos uno, Javier Saavedra está complicado en la causa. Lo demuestra el perfil genético cuyo cotejo arrojó una coincidencia perfecta con 14 muestras tomadas en la escena del crimen, de patrones que fueron recogidos en el año 2017. En buen criollo, la sangre del otrora benefactor de los niños de las comunidades del norte, corresponde a la derramada en distintos puntos y objetos de la vivienda donde fuera asesinada Jimena Salas, incluida la remera que vestía una de las hijas de la víctima.
A esto, se sumó la información acerca de los vehículos de propiedad de Carlos Damián Saavedra y Adrián Guillermo Saavedra (hermano de Javier), de características similares a los que testigos en el barrio San Nicolas y las cámaras de seguridad, situaron en las inmediaciones del lugar del hecho.
Se habla de más pruebas, pero en el día de hoy, la Unidad Fiscal integrada por Mónica Poma, Leandro Flores y Gabriel González, sacaron otro haz bajo la manga con un efecto visual categórico. Se trata de dos fotografías tomadas el mismo año del crimen de Jimena Salas 2017, de un perro raza caniche color gris, que habría sido usado de señuelo por los asesinos, para introducirse en la vivienda de la víctima. La primera de las fotografías, estaba incorporada a la causa, y corresponde a las tomadas por la propia víctima antes de ser ultimada, además registrada por una vecina a la que los presuntos asesinos habrían contactado con la excusa de buscar al dueño de un perrito caniche. La segunda, en donde se aprecia a una mascota con idénticas características de raza, tamaño y color, publicada en redes sociales un tiempo antes del crimen por parte de la novia de Javier Saavedra, según había adelantado el mismo abogado querellante Pedro Arancibia. Contundente.
Ademas se supo que ya se produjo la recepción de testimonios de nuevas personas, quienes solicitaron hacerlo bajo identidad reservada por sentir temor a futuras represalias. Según se informó desde la Unidad Fiscal, estas personas aportaron información que confirma la participación de uno de los tres imputados (se descuenta sería Javier Saavedra) en el hecho y reconocieron en las fotografías incorporadas a la causa, una silueta similar a la de uno de los acusados, aportando información sobre actividades y hábitos de los imputados y aludiendo a circunstancias previas y posteriores al hecho.