El frigorífico municipal de la localidad vallista quedó nuevamente en el centro de las disputas político-empresariales. Aquí un somero repaso de las tensiones y los intereses en pugna que comprometen el funcionamiento del tercer matadero más importante de la provincia. (Nicolás Bignante)

La semana pasada, el concejo deliberante de Chicoana volvió a poner la carne en el centro de las disputas cuando su presidente Francisco Velázquez pidió la intervención de la Auditoría General de la Provincia. Presuntas irregularidades administrativas en el manejo del matadero y frigorífico municipal motivaron la requisitoria del edil, y removieron viejos embrollos político-empresariales en el municipio.
El frigorífico de Chicoana es el tercero más grande de la provincia y es un ente autárquico; es decir que pertenece a la municipalidad, pero su administración fiscal y organizativa es independiente. El actual intendente Esteban Ivetich dimensionó la importancia de la actividad en el municipio confesando que los ingresos provenientes del matadero son superiores a la coparticipación. La actividad industrial comenzó luego de su inauguración en 2017, tras varias idas y vueltas que impedían la culminación de las obras.
El asunto es que, según denunció el presidente del concejo chicoanista, el manejo de la empresa viene recayendo íntegramente sobre el jefe comunal, a quien también apuntó por no aclarar a donde van a parar 18 de los 21 millones de pesos que el frigorífico municipal tiene como presupuesto. «El año pasado el concejo deliberante aprobó sólo $3 millones», aclaró el edil en declaraciones radiales. La onda expansiva, sin embargo, alcanzó menos al intendente que a los 500 trabajadores que desempeñan tareas en el sacrificadero, quienes aseguran haber quedado en el medio de las desavenencias políticas y de intereses empresariales.
Carne que se lleva el gato, malamente vuelve al plato
Todo comenzó en una reunión entre el cuerpo de concejales y los encargados del frigorífico. El objetivo de la visita era aclarar las declaraciones de Velázquez, presidente del órgano deliberativo, a una radio local que generaron manso revuelo en el valle. Resulta que, antes de apuntar al intendente, el edil se encarnizó con un operario a quien acusó públicamente de afanarse las achuras sobrantes de cada faena para comercializarlas en su domicilio particular. La acusación caldeó los ánimos del personal, que no tardó en sumarse al convite para hacerle saber a los ediles su descontento por semejante ignominia.
Pero la cosa no terminó ahí. En la comisaría N°18 de Chicoana ingresó horas más tarde una denuncia formal contra Velázquez por la acusación pública vertida en una emisora local. El demandante, el operario Carlos Rosas, declaró al portal CeibalSalta: «Esto es daño y perjuicio, me está tratando de que yo soy un gato… y no es así… quiero que sea público cuando el presente las pruebas y si no tiene pruebas yo le haré otra denuncia, la gente cómo me ve ahora a mi?». Y advirtió: «quiero que la fiscalía se haga cargo, que tome cartas en el asunto, que me de las pruebas de lo que él me acusa y me acusó en todos los medios, tengo testigos de cuando él me acuso frente a todo el público».
Como el inaceptable desfalco de la riqueza pública no alcanzaba para poner en movimiento la maquinaria de la Auditoría, en entrevistas posteriores el edil dirigió la mirada sobre los manejos del intendente Ivetich.
Cuervos vienen, carne huelen
Cuando en el pueblo se escucha la palabra matadero y además el apellido Velázquez, inmediatamente se piensa en Raúl. No fueron pocos los que apuntaron al ex jefe comunal Raúl Romano por el llamado a la AGP que realizó el presidente del concejo deliberante. Además de socios políticos, hay quienes le imputan a ambos el carácter de socios comerciales. Pero para eso hay que remontarse algunos años atrás, concretamente a 2006.
El ex intendente había recibido los fondos provinciales para refaccionar la segunda parte del frigorífico de Chicoana, pero una serie de dilaciones llevaron a que la obra culmine recién en 2017, es decir 11 años más tarde y bajo otra administración. Los partes oficiales de por entonces vaticinaban un auspicioso futuro para el Valle de Lerma enmarcado en el «modelo productivo que se busca desde la gestión de Juan Manuel Urtubey». La inversión de $7,5 millones se repartió entre fondos municipales, nacionales y provinciales.
Pero ¿a qué se debió semejante retraso en la concreción del proyecto? Sobre el final de su mandato, cuando Provincia y Nación impulsaban la activación del matadero, Romano se aseguraba un cómodo retiro de la intendencia haciéndose de tierras de pastaje para sus incipientes emprendimientos matariferos. Hay quienes encuentran en este hecho un principio de explicación al aplazamiento de las obras.
Amistad de carne y vino no vale un comino
«En el año 2007, el presidente del cuerpo deliberativo Francisco Velázquez recibía microcréditos de provincia y Nación para sus emprendimientos con el aval del exintendente Romano». De esa manera arranca un video ampliamente difundido entre los habitantes de Chicoana a través de redes sociales. Las referencias al estrecho vínculo entre el edil y el ex jefe comunal son constantes y van más allá del mero intercambio de lealtades políticas.
Cuando los fondos para la segunda etapa del matadero ya habían sido enviados al municipio, el exintendente Romano ya había estrechado lazos con el empresario y matarife Marcelo Zenon Torino, dueño del Frigorífico La Florida, ubicado en Rosario de Lerma. En el año 2003 y con una inversión de 500.000 dólares, el empresario descendiente de uno de los primeros exportadores de carne del país, fundaba el frigorífico en una planta de 8000 metros cuadrados y se aseguraba un cómodo dominio del mercado cárnico en el valle de Lerma.
Pero la posibilidad de que otro emprendimiento de similares características e idéntica capacidad operativa comenzara a funcionar en tierras Chicoanistas bajo la tutela estatal, representaba una clara amenaza para sus intereses. Es allí donde los detractores del ex jefe comunal encuentran argumento para explicar el retraso en las obras del matadero municipal. El concejal Velázquez sería, bajo las sombras, el encargado de operar políticamente en aras del objetivo. A cambio, según denuncian, Romano habría recibido cuantiosas dádivas y generosos descuentos para faenar sus animales en las instalaciones de Zenon Torino.
Las intentonas por frenar el funcionamiento del degolladero municipal continuaron pese a su inauguración oficial en 2017. En febrero del año pasado se concretó la clausura del mismo luego de una inspección de la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario de la Nación. En el comunicado se acusa a los encargados del Ente Frigorífico Chicoana de haber confeccionado autorizaciones de faena para 267 cabezas porcinas y 951 cabezas bovinas sin haber efectuado el correspondiente pago a cuenta del IVA. También se supone que, al haber excedido el cupo de faena diario, se autorizó la salida de carne sin que hubiera alcanzado la temperatura necesaria para su comercialización, además de carecer de reportes emitidos por el Controlador Electrónico de Faena.

Aunque la clausura se levantó al poco tiempo, en el pueblo, no hubo quien no asocie el hecho con el interés y el afecto que, tanto Romano, como Velázquez y Torino comparten por el asunto y los negocios cárnicos.