En lo que va de 2017 se sumaron 81 mil personas al registro de donantes. La donación creció 15% en un año. Con el caso de Justina, la nena que espera un corazón, crecieron las consultas.
La espera de Justina por un corazón tiene movilizada a gran parte de la sociedad. El lunes, la falsa información que indicaba que la familia de Abril –la nena baleada en un asalto en La Plata- había decidido donarle su corazón, se tradujo en la viralización de lo que podría definirse más como una expresión de deseo que en una realidad (porque, aunque la familia de Abril hubiera decidido eso, las leyes argentinas no permiten la donación dirigida). Pero también provocó un efecto positivo: aumentaron los llamados al INCUCAI para inscribirse en el registro de donantes de órganos.
Justina espera, como otras 11.000 personas, que llegue el órgano que le permita salvar su vida. Y para que eso suceda, la sociedad toda tiene que involucrarse. Algo que parecería que está comenzando a suceder: este año se inscribieron 81.000 personas en el registro de donantes, una marca histórica en la Argentina. Para ponerlo en contexto, el año pasado fueron casi 30.000 personas las que se registraron. Otro dato alentador es que en lo que va del año se logró revertir la tendencia a la baja y los trasplantes de órganos vienen en aumento. Mientras en 2016 se había registrado una caída de 10% en la cantidad de intervenciones con respecto a 2015, en lo que va de 2017 –datos al 7 de noviembre, respecto al mismo día de 2016- ya aumentó 15% tanto el número de donantes y como el de trasplantes.
En todo 2016 se realizaron 1.273 trasplantes, y en lo que va de este año ya se concretó casi la misma cantidad: 1.268 intervenciones. En cuanto a donantes, en todo 2016 fueron 515 donantes, y este 2017 ya cuenta con 511, con lo que se espera que este año cierre con una importante mejora en los índices. El récord de donantes se dio en 2012, con 631 donantes. Habrá que esperar al 31 de diciembre para ver si la Argentina logra perforar su techo.
“Lo positivo es que se ha logrado revertir la tendencia del número de donaciones. Y esperamos terminar el 2017 con mayor cantidad de donantes”, afirma a Clarín la doctora María del Carmen Bacqué, titular del INCUCAI. Y explica esta mejora en una serie de estrategias que se pusieron en práctica y que están comenzando a dar sus frutos. “Por un lado instrumentamos un programa para la detección precoz de posibles donantes, con el que se busca encontrar y atender a tiempo pacientes neurocríticos que pueden convertirse en donantes. Por otro lado, se creó un programa de capacitación post-básica de recursos humanos que son formados para todo el proceso, desde la detección hasta el abordaje de la familia del posible donante”, añade la especialista.
La titular del INCUCAI destaca que este año se incrementó el porcentaje de donación multiorgánica, esto es, la cantidad de órganos que se pueden utilizar de un donante. “Estamos en un rango de 70% de donación multiorgánica, veníamos con un índice por debajo del 60%”, señala Bacqué. “El hecho de tener más donantes multiorgánicos significa que los sistemas de salud están haciendo bien el trabajo y consiguiendo más órganos por donante”, explica el doctor Alejandro Bertolotti, jefe del Departamento de Trasplantes de la Fundación Favaloro.
En la Argentina, sin embargo, existe también el rechazo a la donación. Así como hay un registro de donantes, existe un registro de voluntades negativas. Mientras el registro de voluntades positivas está integrado por 2.889.522 personas, el de voluntades negativas cuenta con 1.056.989 personas. “Desde mayo, que iniciamos una campaña en redes, en medios y colocamos en la agenda el tema de la donación de órganos, vemos que el índice de oposición a la donación viene descendiendo”, dice Bacqué.
Sobre los casos que trascienden el anonimato y llegan a los medios con una cara y un nombre, la funcionaria dice que situaciones como la que sucedió con Justina esta semana, sirven para advertir la cantidad de dudas y falta de información que hay sobre el tema. “Un punto importante es recordar la confidencialidad de los datos y el anonimato en la donación. Cuando se da el sí, es un sí gratuito, solidario, voluntario y sólo se asignan los órganos en función de los criterios médicos”, remarca. “La sociedad, frente a un pedido, no puede más que hacerse donante”, agrega.
Bertolotti coincide y desmitifica algunas creencias sobre cómo funciona el sistema: “Hay mucho desconocimiento. Se habla de un orden de lista. La realidad es que no hay un primero. Depende del donante, de los criterios de asignación de órganos cuando aparece un potencial donante. Varían según el grupo sanguíneo, compatibilidad inmunológica, tamaño del órgano, condición en que se encuentra el receptor, si está más estable o más grave. Se trata de asignar los órganos de la manera más equitativa y justa”.
En esto, además, es importante tener en cuenta cómo está el receptor. Saber que las enfermedades avanzan. “Puede pasar que aparezca el donante compatible en el momento inadecuado. Si todos lo entendemos, nos ayudamos”, finaliza el médico.
Fuente: Clarín