Los motivos que propiciaron el feroz ataque se desconocen. La denuncia radicada el 3 de octubre de 2020 relata el calvario que vivió un muchacho de Cerrillos mientras se encontraba sentado en la vereda de su domicilio.
Otra vez los uniformados azules se ven envueltos en escándalos por delitos de abuso de poder. Se trata de un hecho ocurrido el año pasado en la vecina localidad de Cerrillos, pero por el cual los efectivos oficial ayudante Rodrigo Gabriel Betanzos (22); sargento ayudante Olver Eduardo Casimiro (43) y el agente Diego Fernando Mamaní (28) se encuentran imputados. La fiscal penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, solicitó ante el Juzgado de Garantías 6 la elevación a juicio de la causa.
Los elementos valorados por la fiscal para el pedido de juicio son primeramente la denuncia y la declaración testimonial de la víctima, el informe médico del hospital Santa Teresita de Cerrillos, así como el informe con la nómina del personal policial interviniente y la copia del libro de guardia del Destacamento Los Álamos.
Los delitos por los que comparecerán los agentes que revestían en el Destacamento Policial de Villa Los Álamos en el momento del ataque son: vejaciones calificadas por el uso de violencia y lesiones leves en concurso ideal.
El relato
El joven radicó la denuncia unos meses después del hecho, y es que todo habría ocurrido en julio del 2020 alrededor de las 7, cuando la víctima se encontraba sentada afuera de su casa y vio llegar al móvil. En ese momento se acercó para ver que necesitan y los recién llegados sin mediar palabras lo redujeron al suelo con los brazos hacia atrás y comenzaron a golpearlo sin explicaciones en la cabeza.
Posteriormente lo subieron esposado al móvil donde continuaron propiciándole golpes en el abdomen, la cara y los testículos. De allí fue trasladado al Destacamento de Los Álamos, en el lugar se quedaron los policías que lo sacaron a la fuerza de su hogar para ser llevado por otros diferentes al hospital.
El calvario continúa ya que tras la revisación médica no quedó internado, sino que emprendieron el regreso a la comisaría y los abusos continuaron. Cuando lo bajaron los mismos policías del inicio lo golpearon en las costillas, el cuello y la cara y lo arrastraron por un pasillo de las instalaciones, fue tanta la agresión que el joven comenzó a escupir sangre. Lo dejaron tirado allí para limpiar el lugar.
Durante la tarde el muchacho fue trasladado el hospital de la Merced donde fue asistido por dolores en el pecho, las costillas, el cuello y la cabeza. Allí le infiltraron medicamentos e inyectables y al día siguiente tuvo que volver para repetir la dosis.
La víctima no supo precisar datos de los policías que lo atacaron, ni de quienes lo detuvieron y trasladaron al hospital. Al respecto solo dijo que eran de tez morena y que al momento de la detención no había testigos para constatar los hechos.