La candidata no se refirió a la realidad salteña sino que recurrió al cliché del momento: habló de la necesidad de un «recambio generacional y con mirada de género».

Es raro esto de aspirar a ocupar una banca en la legislatura de Salta y hacer una nota con la Casa Rosada de Fondo en Buenos Aires. No se veía tal despropósito desde que un candidato a intendente por la ciudad de Salta fue a hacer campaña a un barrio de Cerrillos.

Pamela Ares en la nota se reivindica como “de alma salteña” aunque reside en Bs As. La candidata a senadora provincial de Salta y subsecretaria de Políticas de Inclusión del Mundo Laboral del Ministerio de Trabajo nacional aseguró que por primera vez en su provincia «existe una propuesta electoral que es del Frente de Todos y que lleva en todas las categorías a mujeres encabezando la lista».

Esto es textual de la nota de Télam: «De alma salteña», como ella misma se define, pero nacida en un pueblo pampeano, Ares marcó la necesidad de lograr «una renovación dirigencial en el movimiento peronista y en el campo popular» de Salta, que no solo contenga una «mirada de género, sino también que sea (un cambio) generacional», que apunte a «generar nuevos liderazgos».

Ante la falta de propuestas, parece ser que el único motivo para votar a Ares es “ser mujer”, como si no hubiera mujeres en otras listas.

«En Salta, hoy, en la situación más cruda de la pandemia están al frente las mujeres como las enfermeras, médicas, cuidadoras, docentes y las mamás que nos tuvimos que readaptar a la situación de clases», graficó la candidata a senadora provincial por el FdT.

En serio. En Télam sólo se habló de eso. Otro párrafo: “Advirtió que son «muchas» las mujeres que «sostienen a Argentina y a Salta», en particular, pero «pocas las que tenemos lugares de liderazgo».

La nota termina con una breve repaso de su historia en la cual queda claro que no tiene ningun pergamino en suelo salteño: “Nacida en el pueblo pampeano de Macachín, Ares se trasladó a la ciudad de Buenos Aires para estudiar Ciencias Políticas y luego, a los 28 años, se trasladó a Salta junto a su compañero Gonzalo, quien es oriundo de la provincia y con quien tiene dos hijos.

«Mi alma se posó en Salta y no se fue nunca más», cerró la mujer que tiene para destacar haberse casado con Kilo, el ex funcionario urtubeycista.