Una multitudinaria manifestación responsabilizó al Estado por la desaparición de Santiago Maldonado y su foto fue la bandera de la marcha. Los organismos de derechos humanos reclamaron una investigación imparcial y afirmaron que el Gobierno cruzó un límite al negar la desaparición y demonizar a la comunidad Pu Lof, identificándola como un grupo terrorista.
“Estamos en esta Plaza porque este es un acto de desaparición forzada a manos de las fuerzas de seguridad. Para el Estado de derecho, esto es de una gravedad institucional intolerable”. Cuando el documento consensuado por los organismos de derechos humanos terminaba de leerse, los organizadores le dieron la palabra al hermano de Santiago Maldonado. ¡Muchas gracias por estar acá!, dijo con el grito en el alma a los miles y miles de congregados en Plaza de Mayo. “Anoche estaba muy nervioso porque sabía que tenía que venir acá a dar la cara y agradecerles a todos, a los organismos de derechos humanos, por todo lo que están haciendo”. Sergio Maldonado leyó un texto de Santiago. “La primera hoja que agarré”, dijo. Y entonces en ese espacio, entre miles de brazos que levantaron la foto de su hermano, el pedido de “Aparición con vida”, la única bandera de la Plaza, se inscribió, potente, la voz de Santiago.
“Hola querida población –se oyó–. Somos el gobierno. Somos tu gobierno. Somos los que sabemos de tu vida a cada segundo. Cada minuto. Cada hora. Cada día. Cada instante que pasa por tu reloj. Y tu cabeza. Te decimos cómo tenes que vivir. Somos los que premiamos a los represores y a los torturadores y castigamos a los que no son como queremos que sean. Y como si esto fuera poco, aparte existe la cárcel, la tortura, la opresión y la explotación”. También dijo: “ejército, jueces, policías, fiscales, políticos y demás mequetrefes cómplices y mercenarios”.
Sergio dijo gracias otra vez cuando terminó de leer ese texto. Dejó los papeles. Y agregó: “¡Y que aparezca Santiago! ¡Lo antes posible! ¡Santiago te quiero ver! Estoy orgulloso de vos. La voy a pelear hasta el final. No me importa un carajo lo que me pase”. Y volvió a gritar el reclamo de esa multitud que responsabilizó al estado nacional por su desaparición: ¡Quiero a Santiago con vida!, dijo. Y quienes estaban al lado gritaron “aparición con vida”. Giselle Tepper y Amy Rice, de H.I.J.O.S, desde el escenario, le habían pedido a la Plaza, poco antes, que comenzaran ese canto. Que juntos lo iban a reaprender. Un canto repetido una y otra vez durante la tarde, que fulminó cuarenta años de historia. Que volvió oscura la democracia.
Ahora
Ahora
Resulta indispensable
Aparición con vida y castigo a los culpables.
El documento de los organismos de derechos humanos comenzó a leerse a las seis de la tarde y condensó en tres páginas lo que había decir. Ancló a Santiago en el contexto de una desaparición forzada. Situó al estado nacional como responsable. Y sostuvo que esa Plaza se plantó porque el Estado cruzó un límite: “La escalada represiva contra los movimientos sociales es un mensaje del poder –leyó Norma Ríos de la APDH–, pero cruzaron un límite al negar la desaparición de Santiago y demonizar a la Comunidad Pu Lof identificándola como un grupo terrorista”. En la voz de Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el documento exigió medidas urgentes. A la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, “que aparte inmediatamente a la Gendarmería Nacional de toda instancia de investigación y la retire de la ruta Nacional 40, donde sigue apostada en señal de amedrentamiento”. Reivindicó como “única salida posible” el “diálogo entre el pueblo mapuche y el estado nacional”. Exigió al Poder Judicial que “investigue y lo encuentre”. Reclamó al presidente Mauricio Macri “que cumpla con la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas y las medidas que le encomendó el Comité contra las Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas”. E instó al pueblo “a no dejarse manipular por informaciones falsas y a no caer en la estigmatización que se promueve desde el poder. Agitar el fantasma del terrorismo -agregó– es la antesala para cercenar derechos y garantías”. Porque, dijo Taty en el final: “Vivo se lo llevaron y vivo lo queremos”.
La Plaza contestó el reclamo con su propio reclamo. Potente. Un diálogo que se extendió a lo largo de la lectura del documento y que muchas veces obligó al escenario hacer silencio cuando estallaban fuertísimos silbidos sobre todo cada vez que el texto mencionó a Patricia Bullrich y a su jefe de gabinete, Pablo Noceti.
La convocatoria masiva fue una foto de estos tiempos. En veda electoral, el escenario buscó establecer un diálogo con la movilización del 2×1, para mostrar las nuevas articulaciones tejidas en la calle como efecto del retroceso en las políticas de derechos del gobierno. Con Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Detenidos Desaparecidos, HIJOS Capital, la Liga y el CELS y APDH, entre otros organismos, estuvieron allí referentes de los espacios de la violencia institucional. Pero también integrantes del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, como la Correpi, el Serpaj, Nora Cortiñas y organizaciones de izquierda que muchas veces marcharon separados, pero aquí y ahora consensuaron un documento único en una convocatoria decidida a llevar como única bandera la foto de Santiago.
“Esta es una plaza pacífica y en minutos va a comenzar el acto”, dijeron desde el escenario. “Vinimos a exigir por la desaparición de Santiago Maldonado. Esta concentración es por Santiago Maldonado”, repitieron. “Lo exigimos todos, pero sabemos que hay veda electoral. Es por eso que los organizadores les pedimos que puedan cerrar las banderas porque hemos decido venir con la foto para que el gobierno nacional y el poder judicial entiendan que es urgente su aparición con vida. Que tengamos verdad, que tengamos justicia. Es por eso que les estamos pidiendo, por favor, a las diferentes organizaciones que puedan cerrar sus banderas y que la foto de Santiago sea justamente la de esta Plaza que exige que no haya nunca más un desaparecido en nuestro país”.
Al filo de las cinco de la tarde, cuando la superficie de la Plaza se iba tapando de hombres y de mujeres de a pie, con carteles con la imagen de Santiago, entraron por Diagonal Norte las columnas de la izquierda con banderas del PTS, el MAS, de la Correpi y la enorme bandera de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Cerca del escenario también había otras banderas que poco a poco fueron bajando luego del pedido insistente. “Sabemos quiénes estamos, nos reconocemos”, volvieron a decir: “Así como hace poco la foto de la Plaza fueron los pañuelos de las Madres, ahora queremos que la foto sea la cara de Santiago”.
Merina e Isabel, dos amigas, habían llegado poco antes. Una trabaja en el gobierno de la Ciudad y es egresada del Bellas Artes. La otra, llegó atravesada por el reclamo de las redes sociales porque “como decían el otro día –aseguró–: esto es un límite: una desaparición forzada por el Estado”. Ramiro Costa, un artesano del Bolsón, parte del Instituto de Formación Docente Continua, caminó en la Plaza largo rato con la foto de Santiago en el pecho. Buscó alguien a quien contarle que Santiago también podría haber sido él. “Yo estuve en el Pu Lof de Cushamen”. Habla del Intendente del Bolsón, Bruno Pogliano, cuenta de un escrache que le hicieron hace dos años por la no extranjerización de las tierras, dice que la comunidad son “realmente de la cultura mapuche”. Y explica que está conmovido. “Me pone muy triste, y con miedo –dice–: me pudo pasar a mí”. Lidia Lloret, que tiene 65 años, se acerca a Horacio Verbitsky cuando lo ve cruzar la Plaza para abrazarlo. “Viví la dictadura con mucha conciencia, estuve exiliada y mi esposo tiene un familiar desaparecido, por eso todo esto se hace carne propia todo esto, este gobierno no solo vino a poner precios altos, vino a traer la asociación con la dictadura”.
Uno de los vendedores de pins envuelve las imágenes en un nailon. Todas juntas son un mapa del país. El pedido de libertad de Milagro Sala convive con la imagen ahora de Santiago, en medio de pedidos de Juicio y Castigo que nunca pasan. Quienes llegaron desde Avenida de Mayo temprano lograron acercarse a la Plaza con carteles impresos en papel que exigen la Aparición con Vida. Una mujer le agregó al suyo: “Desaparecido en democracia”. Y un muchacho pasa con otro que dice: ¿Dónde está Santiago Maldonado? Y entre los que se acercan está el cura Luis Dominguez de Wilde, parte del grupo de Curas de Opción por los Pobres. “Devuelvan a Santiago”, escribió en su parroquia en el cartel que acercaron a la calle. “Estamos porque quisimos sumarnos a esto que entendemos es una barbaridad que no se veía en democracia y donde la Iglesia tiene que estar y también quienes vivimos en esta sociedad. Porque como sabemos, Santiago no se perdió en el aire, ni se esfumó: se lo llevaron. Y por eso estamos en la calle”. A unos metros de ahí, Ricardo Chavez Miranda levanta una bandera wiphala. Escribió la noche anterior un mensaje en el que buscó, dice, poner toda la historia condensada: “¿Que te han hecho los gendarmes del odio? ¿Donde estás? ¿Donde está tu corazón solidario?” Una señora le saca una foto. “No conozco a Santiago”, dice él. “Pero es mi hermano. Simple como eso. Mi hermano que no conozco personalmente”.
Después de las 17.30 desde el escenario se escucha un mensaje de Milagro Sala. “Nunca creí que en nuestro país, después de tantos años de lucha, con la enseñanza que nos dejaron las Madres, Abuelas e Hijos, tuviéramos que marchar otra vez para reclamar la aparición con vida de una víctima de desaparición forzada”. La Plaza la saluda. Los organizadores presentaron a otros de los que estaban allí. Rosa Bru, la madre de Miguel, desaparecido por la Policía Bonaerense. Rubén López, el hijo de Jorge Julio López, desaparecido luego de declarar como testigo contra represores de la última dictadura. Y Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, cuyo cuerpo fue encontrado pero por quien, volvieron a decir, “seguimos pidiendo justicia y verdad para saber quiénes fueron los responsables”.
Cuando comenzó la lectura del documento todas las banderas estaban enrolladas. Para la lectura se turnaron Buscarita Roa de Abuelas, Lita Boitano, de Familiares y la Madre Taty Almeida. También leyeron Horacio Verbitsky, del Cels y Norma Ríos, de la APDH, los dos organismos que presentaron habeas corpus para exigir al Estado urgente respuesta por Santiago.
“Nos volvemos a reunir en esta plaza histórica, la plaza del pueblo, para exigir: ¡Aparición con vida ya de Santiago Maldonado!”, comenzaron a leer. “Santiago, de 28 años, fue desaparecido por Gendarmería Nacional el 1º de agosto pasado por la mañana en un violento operativo en la Comunidad Mapuche Pu Lof en Resistencia, departamento de Cushamen, provincia de Chubut. Santiago Maldonado había llegado un día antes para acompañar el reclamo ancestral del pueblo mapuche por sus tierras. Por este reclamo, su referente, Facundo Jones Huala, está irregularmente detenido desde fines de junio de este año y desde hace 11 días se encuentra realizando una huelga de hambre para que el gobierno escuche a su comunidad. El martes 1 de agosto unos 100 efectivos de la Gendarmería entraron a sangre y fuego a la Comunidad Pu Lof, dispararon balas de plomo y de goma y quemaron las pertenencias de las familias. Según relatan los testigos, Santiago Maldonado trató de escapar, pero fue capturado, golpeado y subido a un móvil de Gendarmería a orillas del Río Chubut. Desde entonces, no se supo más de él”. Resulta alarmante que 41 años después del último golpe cívico-militar, continuó el documento en otro tramo, “que desapareció a 30.000 personas, que se robó a sus hijos, que condenó al exilio a cientos de miles de personas, el Gobierno quiera hacer pasar a las víctimas por terroristas y alimenta a la prensa con mentiras y operaciones mediáticas”.
“Acá lo único cierto es que la Gendarmería Nacional realizó una brutal represión contra la Comunidad sin ninguna orden judicial –leyó Verbitsky– Lo cierto es que el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, Pablo Noceti (y la Plaza lo acompañó con silbido) lo cierto –volvió a decir– es que el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, Pablo Noceti, junto a la ministra Bullrich (y la Plaza volvió a silbar) fueron responsables del operativo que desapareció a Santiago Maldonado. Lo cierto es que Noceti es un abogado que defendió a genocidas”. Y nuevamente habló la Plaza. Verbitsky agregó que ese abogado estuvo presente en persona en el operativo. Y luego dijo que “lo cierto es que desde el 1º de agosto Santiago Maldonado no aparece”.
El documento fue firmado por trece organismos de derechos humanos.
Abuelas de Plaza de Mayo; Asamblea Permanente por los Derechos Humanos; Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza; Asociación Buena Memoria; Centro de Estudios Legales y Sociales; Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte; Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz; Fundación Memoria Histórica y Social Argentina; H.I.J.O.S. Capital; Liga Argentina por los Derechos del Hombre; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
Fuente: Página 12