Las apariencias de una campaña con visos de profesionalismo, en ocasiones se empantanan por una inexplicable tentación a tirar jueguitos a la tribuna. Esto parece haber pasado con Bettina Romero, una de las precandidatas a intendenta por el Frente Sáenz Gobernador y figura estelar el miércoles pasado en el Centro de Convenciones de Limache. Venía pisteando como una campeona. (F.P)

El escenario a 360° y la paquetería de la tribuna apostada en los primeros lugares, a lo mejor le reflotaron ciertos cursos de oratoria. BR sobre utilizó, quizás por nervios, los apelativos a lo “lindo volver a encontrarnos”, a “estar todos juntos” y a “un mismo equipo” que acá patentaron Jaime Durán Barba y Marcos Peña Braun hacia 2015 en nuestro país.

Aunque se trata de los típicos ganchos de los que viene abusando el marketing político estadounidense, desde hace 40 años. Una película, de las más ácidas que haya dado últimamente la historia del cine norteamericano las fulmina, una a una, a través de un personaje interpretado por Brad Pitt. Su título: “Mátalos suavemente”.

Killing Them Softly, tal es su título original, tiene justamente los discursos de los últimos candidatos presidenciales, los más recientes mandatarios de este mismo país y de los titulares de la Reserva Federal, como una hilación secundaria de los diálogos que intercambian los personajes. Estos funcionan como una trama subterránea, en la que desborda el cinismo del mundo de los matones y el hampa, en la que se le termina dando un sentido irónico a las palabras que alguien ingenuo tomaría literalmente. Este es el punto de conexión, que aúna a los protagonistas de cada acción con los dirigentes políticos del norte.

En la escena final de “Mátalos…”, el personaje interpretado por Richard Jenkins le reclama al de Pitt su apego a cobrar cada centavo de su trabajo y ni siquiera una rebaja, mientras en la TV Barack Obama predica que “todos somos un equipo” y cosas por el estilo. Jenkins lo increpa y le exige que tome a Obama como ejemplo. “No me hagas reir”, le replica Pitt, “…todos somos uno, es un mito que inventó Thomas Jefferson” y luego le recuerda que este padre fundador de EEUU “fue un santo porque una vez dijo que todos los hombres son iguales; y en verdad no lo creía, ya que sus propios hijos tenían esclavos; y también los obligó que les pagaran impuestos a los británicos. El predicaba con esas palabras e incitó a los rebeldes a morir por eso; mientras tanto, él se sentó, bebió y violó a una esclava”. Las fallas del marketing al descubierto.