En una grave falta institucional, la intendenta capitalina dejó el municipio acéfalo entre el 12 y el 17 de abril para viajar a Buenos Aires. No es la primera vez que ocurre.

Según se desprende de las resoluciones N° 059 y 060 del Boletín Oficial Municipal, la intendenta de la ciudad Bettina Romero permaneció en Buenos Aires desde el lunes 12 de abril hasta el viernes 17. Fue entonces que la mandataria adujo que se encontraba allí para trabajar por los salteños. Para el viaje de la intendenta se dispusieron $53.048,08 en concepto de viáticos y pasajes aéreos que se imputaron a la Secretaría de Economía y Hacienda.

Pero lo más grave del hecho resulta ser que durante la ausencia de la jefa comunal, el municipio quedó completamente acéfalo y sin un mandatario interino. La carta orgánica municipal establece que, en casos de ausencia temporaria del Intendente, este deberá ser reemplazado por el Presidente del Concejo Deliberante hasta su retorno.

Pero ocurre que el presidente del cuerpo deliberativo Darío Madile tampoco asumió como intendente interino, dado que esa semana también viajó a Buenos Aires. De hecho, el pasado miércoles 14 de abril no pudo presidir la sesión del concejo por tal motivo. La pregunta entonces es: ¿En manos de quién queda el municipio ante cada una de las ausencias de Romero? Vale recordar que durante el transcurso de su enfermedad por Covid-19 tampoco se designó a un interino.

¿Seguirá siendo la acefalía institucional un síntoma característico del bettinismo?

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