La organización Abuelas de Plaza de Mayo dio a conocer ayer la restitución de la identidad del nieto número 132.

Estela de Carlotto anunció ayer que habían encontrado al nieto 132, exactamente seis días después del hallazgo del nieto 131. Se trata de Juan José Morales, que desde Tucumán sonreía y exhibía una foto de su mamá, Mercedes del Valle Morales, secuestrada el 20 de mayo de 1976, asesinada y enterrada en una fosa clandestina.

“Cerramos un 2022 con más verdad”, arrancó Estela. A su derecha estaba su hija Claudia Carlotto, titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). A su izquierda, se acomodó la Abuela Buscarita Roa. En una esquina estaba Abel Madariaga, histórico secretario de la organización. En la otra, se sentó el fiscal Pablo Parenti, titular de la Unidad especializada para casos de apropiación durante el terrorismo de Estado.
“Quisiera transmitir mi agradecimiento a Abuelas de Plaza de Mayo y al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que me posibilitó reencontrarme con los restos de mi mamá y darle sepultura”, se le escuchó decir a Juan José. En la sala, todo era emoción. Los nietos y las nietas cargaban carteles que decían “Bienvenido Nieto 132”. Las palmas se batían con fuerza con la esperanza de que ese abrazo en forma de aplauso viajara los más de 1200 kilómetros que separan a la Ciudad de Buenos Aires de San Miguel de Tucumán para envolver al hombre de 47 años que finalmente estaba conociendo su verdadera identidad.

La celebración podía sentirse más allá del predio del Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex-ESMA), donde se hizo el anuncio. La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner festejó: “¡Las Abuelas lo hicieron de nuevo! Gran alegría por la restitución de la identidad de otro argentino, el nieto 132”. El presidente Alberto Fernández también felicitó a la organización que lidera Carlotto: “La restitución de la identidad de cada uno de ellos nos genera una profunda emoción y alegría. Gracias por esta lucha incansable, queridas Abuelas”.

Historia de la búsqueda

Mercedes del Valle Morales tenía 21 años y un hijito de diez meses cuando la secuestraron el 20 de mayo de 1976 en la localidad de Monteros, Tucumán. Era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Junto con ella se llevaron ese día a su padre, José Ramón Morales, y a su madre, Toribia Romero de Morales. Cuatro días después secuestraron a sus tres hermanos: José Silvano, Juan Ceferino y Julio César Morales.

El bebé quedó con sus documentos y terminó en poder del dueño de una finca en la que trabajaba Mercedes del Valle Morales. En 1981, este hombre fraguó una adopción –según informó el Ministerio Público Fiscal–. Lo hizo amparándose en la Ley de Adopción de 1971 –es decir, adoptada durante la dictadura de la Revolución Argentina– que facultaba a un juez a no citar a los progenitores de un niño o niña si era abandonado, por ejemplo, en la vía pública –algo que está claro que no ocurrió con Juan José–.

Cuando fallecieron los dos apropiadores, los hermanos de crianza le dijeron que no era hijo biológico de quienes lo criaron y le entregaron un documento en el que figuraba el nombre de su madre. Esa revelación sumada a las sospechas que había acumulado durante años hicieron que empezara su búsqueda, acercándose en 2004 a Abuelas y a la Conadi –a través del nodo Tucumán de la Red por el Derecho a la Identidad–.

Cuatro años después, el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) informó que su muestra era compatible con la de sus tíos maternos. Parte del camino ya estaba allanado. Juan José aportó su sangre y ésta sirvió para que el EAAF identificara los restos de su mamá, que había sido enterrada en una fosa clandestina en el Cementerio del Norte.

Sin embargo, persistían las dudas. Le había llegado una versión que indicaba que el hombre que lo anotó como propio podría ser su padre biológico. En 2018, Juan José se presentó para hacer la denuncia ante el Ministerio Público Fiscal de Tucumán. Allá llevó su caso la Oficina de la Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad, que conduce Pablo Camuña. El 27 de septiembre se exhumaron los restos del apropiador y este miércoles llegó la confirmación: no tenía vínculo biológico con él. Ahora, la búsqueda de Juan José será por encontrar a su padre.

“No solo él fue sustraído, toda su familia fue asesinada”, dijo Estela. “Lo están mirando desde el cielo, que sepan que nosotros estamos acá y que lo vamos a acompañar. Sus abuelos, desde el cielo, le dieron esta oportunidad de saber quién es”.