Acusó al presidente de la Corte de Justicia de crear «un clima de tensión y amenazas».
La Corte Suprema de Justicia vive una interna feroz desde el cambio que hubo en su cúpula que terminó de quedar expuesta este martes: el expresidente del Tribunal, Ricardo Lorenzetti acusó al flamante titular, Carlos Rosenkrantz, de generar un «clima de tensión, temor y amenazas telefónicas» entre los trabajadores del Máximo Tribunal.
Lorenzetti se refirió en un extenso escrito a la decisión de Rosenkrantz de intervenir en las actividades del Centro de Información Judicial (CIJ) que estaba casi sin operar en las últimas semanas. «(La) falta de respeto de los derechos del trabajador y de la persona humana, así como de los procedimientos internos de la Corte, fue lo que generó la paralización momentánea», describió.
El nuevo titular ordenó que el material del sitio, órgano difusor de la Corte, fuera puesto a disposición de su oficina. Además dispuso que se «asegure, de modo urgente y por los medios que estime conducentes, la seguridad informática del CIJ y la administración exclusiva del mismo» por parte la Presidencia de la Corte.
En duros términos, Rosenkrantz puso en evidencia el malestar ordenando la «restitución» del acceso al CIJ y a sus contenidos, ya que cuando Lorenzetti se fue, se llevó con él las claves del CIJ que controlaba su protegida María Bourdin y en una decisión que bordea lo irracional, cerró el sitio que desde entonces está congelado y sin posibilidad de acceder a sus contenidos.
«Hizo lo mismo que Cristina Kirchner cuando se llevó la cuenta de Twitter», dijeron en Tribunales. Más allá de la ironía, en la justicia creen que es un tema delicado porque en el CIJ está la base de datos de los fallos. El secuestro virtual de esa información abre derivaciones inquietantes. Por eso, con esta resolución, Rosenkratz busca también dejar un precedente administrativo como para eventual acciones legales.
Frente a esto, Lorenzetti fue terminante: «En el día de la fecha me ha sorprendido su resolución número 3018 que ha publicado con ribetes de escándalo, algo que nunca ha sucedido en los últimos años y propio de épocas que hemos querido superar. Lamento muchísimo semejante mediocridad pero, estando en juego el prestigio de la institución, me veo obligado a contestar»,
El extitular del Tribunal cuestionó que no haya nombrado por concurso al nuevo secretario de Comunicaciones. «La mencionada paralización fue de menos de una semana y era perfectamente solucionable con un comportamiento razonable. No hay ninguna razón para este tipo de medidas autoritarias, sorpresivas, que no fueron habladas entre los ministros, que provocan un escándalo que no hace nada bien al tribunal», definió.
En el final de su escrito, el juez que dejó su cargo en el máximo tribunal de Justicia después de 11 años, deslizó la posibilidad de que Rosenkrantz especule con una privatización del área comunicacional y mencionó «las presiones» que siempre hubo dentro del Tribunal.
«Creo firmemente que el cambio de presidencia de la Corte Suprema no puede modificar los principios fundamentales de su funcionamiento y de su jurisprudencia. Ha costado mucho sacrificio cambiar lo que había, sufrimos muchas presiones, pero construimos una estructura de principios y valores que nos sostuvo todos estos años y que defenderé», cerró.