Desde que es mayoría en el Concejo Deliberante, el PO protagoniza reveses políticos desopilantes. Ahora solicitó una sesión extraordinaria para readecuar los montos que permitan acceder a una exención de impuestos. Precisaba 7 firmas pero juntó 6 cuando posee un bloque de 9.

La iniciativa fue promocionada hasta el día del ayer por el presidente del bloque de ediles trotskista, Arturo Borelli, que consultado ayer por FM Capital sobre los proyectos para este año declaró que «Hay temas sumamente importantes que han retenido mi atención como ser el proyecto de modificación de los indicadores para el Pereyra Rosas y el otro que hoy presente en el concejo y que voy a pedir sesión extraordinaria para que se readecuen los montos con los cuales uno puede acceder a una exención de impuestos municipales”.

Todo el arco político y mediático dio por sentado que tal sesión se concretaría en tanto para conseguirlo precisaban sólo siete firmas, mientras el PO cuenta con un bloque propio de nueve concejales. Grande fue la sorpresa, sin embargo, cuando los rumores de anoche se confirmaron hoy: el pedido de extraordinaria llevaba solo seis firmas del bloque del PO: Borelli, Arturo Cesar Alberto; Martin, Marta Sofía; Tolaba, Rodrigo Armando; Britos, José Eduardo; Jorqui, Valeria Elizabeth; Franco, Jorgelina Del Carmen. Nadie sabe bien porque la firma de los otros tres concejales trotskistas (Burgos, Rodolfo Héctor; Hauchana, Mirta Liliana; y Pereyra, Cristian Rafael) no aparecieron en el escrito, ausencia de firmas que significara que el pedido que había despertado expectativas en parte de la población quedara en la nada.

Las versiones que tratan de explicar el culebrón incluyen hipótesis que aseguran el origen de los inconvenientes está en los meses en donde se conformaron las boletas electorales y en donde ni el más optimista de los trotskistas imaginaba los que finalmente se dieron, razón por la cual incorporaron a la boleta electoral nombres y trayectorias que no formaban parte de la militancia dura de ese partido. A esa hipótesis le siguen otras que lejos de visualizar un futuro desmembramiento de ese bloque, considera que todo obedece a cuestiones de desinteligencia y hasta probables vacaciones. La explicación del relajamiento del PO se asienta en que el pedido del PO conto en un principio con la firma del concejal Abel Moya, del Partido de la Victoria. De ser así, la confianza le salió cara. Cuando Moya retiró su aval al pedido, la iniciativa del PO quedó en la nada. Cuarto Poder trató de comunicarse con los encargados de prensa del partido, pero los esfuerzos fueron vanos.

Sea como fuera, lo cierto es que el PO luego de perder increíblemente la presidencia del Concejo a fines del año pasado, empieza ahora este año con otro tropezón que horada la esperanza de una izquierda que puedan protagonizar logros parlamentarios apreciables, imponer una agenda política e impulsar reformas efectivas que la dejen bien parada frente a los sectores conservadores.