Pese a las denuncias de una adolescente y su madre contra un docente, a quien señalan como acosador, la institución educativa, el ministerio del área ni la Justicia avanzaron en investigar y resguardar a la presunta víctima. La única medida: aislarla de las clases de esa materia y considerarla aprobada sin que la curse.
En J.V. González una estudiante habló con una profesora y con los directivos del colegio al que asiste —N° 5098— para contarles que sufría acoso sexual por parte de un docente. Luego de elaborar un informe, desde la institución le comunicaron la situación a la madre, quien radicó la denuncia en la policía el pasado 16 de mayo.
El docente denunciado por presunto acoso sexual se llama Sergio Domínguez y continúa dando clases. Según comenta la madre de la adolescente, en un primer momento el director Julio Cuellar y el vicedirector Ernesto Juárez le manifestaron que darían parte a la Fiscalía Penal y al Ministerio de Educación. Luego le habrían informado que el asunto se resolvería mediante “trámite administrativo” por disposiciones de la supervisión y de dicha cartera. La madre de la menor sostiene que desde la secundaria le propusieron que su hija siguiera cursando con el mismo docente y que otro la acompañara en clase, ante su negativa, ahora a la alumna sólo la retiran a preceptoría en las horas de la materia.
Para la madre “se lavan las manos las autoridades del colegio y la Justicia no actuó. Ellos como autoridades deberían actuar. La supervisora nunca habló conmigo. Quiero que vaya preso. No puede quedar impune como si nada. Que pague por lo que le hizo a mi hija y a todos en el entorno”.
En la denuncia policial radicada por la madre en la comisaría 50 expone que “su hija le contó que fue acosada por su profesor de lengua y literatura, Sergio Domínguez, mientras tenía clases en el colegio secundario N° 5098 al que concurre”. Además se detalla que al intentar levantar unas hojas que se cayeron “el profesor aprovechó para acercarse e intentó besarla”. También se puede leer en la demanda: “Situación que sobrepasó el límite ya que su hija luego contó lo sucedido a una de las profesoras de nombre Verónica Vera quien a su vez le dio conocimiento al director, al respecto aclara que las autoridades del colegio ya tomaron cartas en el asunto y están realizando trámites para tratar el tema a nivel institucional.
La denuncia prosigue: “No obstante ello, la denunciante solicita que se adopten la medidas legales en contra del causante ya que su hija viene siendo víctima de este tipo de acoso de parte del profesor desde el inicio de clases de este año, que inclusive en varias ocasiones sufrió descompensamiento durante el horario de clases debiendo la denunciante recurrir a los profesionales de la salud para saber qué es lo que estaba pasando, no indicando los médicos un problema de salud sino que el hecho se debía a una situación de crisis de nervios por la que estaba pasando su hija. Su hija luego le comentó que nunca había querido decirle nada de lo que estaba pasando sobre el acoso que sufría de parte del profesor para no hacerla renegar pero que esta vez ya no se aguantó más y por eso recién ahora es que puede contar lo sucedido. Solicita que su hija no tenga más contacto con este profesor”.
La estudiante sostiene que el acoso comenzó desde el inicio de clases. En el segundo día, en la séptima hora y siendo ella la última en salir del curso, expresa que al profesor se le cayeron las hojas, al ayudarlo a levantarlas, la menor indica que intentó besarla, por lo que ella escapó corriendo. Desde lo sucedido, la muchacha cuenta que le pedía a sus compañeros y compañeras que no la dejaran sola: “Antes en el recreo me quedaba en el curso y después ya no, trataba de estar con mis compañeros”.
Domínguez le habría pedido su dirección e información sobre con quiénes vivía. Estando en clases ella dice que la “mira raro” y que la “abraza”. En otra ocasión habría demandado su teléfono celular, tanto el número como el aparato: “Me decía ‘vení, veamos los mensajes’”. Al entrar tarde a clases por haberse demorado en el kiosko, comenta que sus compañeritos/as bromeaban diciéndole que estaba con el novio y expresa que el docente “se enojó” diciéndole que estaba castigada. En otra oportunidad se habría molestado también cuando ella regresaba de realizar una consulta con otro profesor. Recuerda además: “Una vez fui a la biblioteca y me agarró de la cintura”.
La estudiante no hablaba porque tenía miedo de reprobar la materia. La madre detalla que su hija se desmayó dos veces en el colegio, que se descomponía: “Le hice un electro porque le faltaba el aire”. En los estudios médicos sostiene que “no le salía nada”. El médico que la atendió le habría advertido que su hija atravesaba una “crisis de nervios” sugiriéndole que hable con ella porque algo le estaba pasando.
Al preguntarle a la menor, ésta no le contaba. Mientras, la madre detectó que la adolescente había cambiado de conducta, se encerraba, dormía mucho, y de haber mantenido excelentes notas estaba bajando calificaciones y a veces no quería ir al colegio. La menor confiesa que tenía “vergüenza”. Según lo que manifiestan sus compañeros/as eran testigos de la situación y le decían que lo denunciara. Finalmente tuvo el valor de hablarlo con una de sus profesoras.
El docente denunciado sigue dando clases en el colegio al que asiste la víctima. Mientras el daño psicológico persiste para ella que debe seguir viéndolo en la institución y sin que se la resguarde y proteja: “Me rasguño, me da bronca y miedo si lo veo”. Dice sentirse “débil” ante la presencia de quien claramente ostenta una posición de poder frente a ella. La estudiante no está recibiendo los contenidos de la materia de Lengua, y desde la institución educativa le habrían manifestado que ya estaría aprobada.