En una entrevista con el diario La Nación, Mauricio Macri abrió la puerta a un intento de reelección. Admitió que este verano habrá cortes de energía, producto de la «herencia» recibida del kirchnerismo, y se defendió de los Panamá Papers.
El escenario fue el living de la casa de huéspedes de la residencia de Olivos, transformado, el viernes pasado, en un set de televisión. Mauricio Macri concedió allí a LA NACION PM una extensa entrevista en la que entraron todos los temas: el funcionamiento de la Justicia y el avance de las causas de corrupción abiertas contra ex funcionarios kirchneristas; las acusaciones en su contra a partir de la difusión de los Panamá Papers; el curso de la economía y las demoras en el «despegue»; el impacto del poder sobre su vida personal y familiar. Y, por supuesto, sus expectativas políticas de cara a un futuro que mira con optimismo.
Hubo una declaración significativa cuando, pocas semanas antes de que cumpla un año en la Casa Rosada, el Presidente esbozó por primera vez la intención de buscar su reelección: «Es posible que estemos acá para más de un mandato», dijo.
-¿Está tranquilo?
-Sí. Pasé un día bárbaro en Córdoba, un lugar que siempre creyó, desde el principio, en el cambio. Cada vez que lo visito me revoluciona. Es tanta la energía, las ganas, la convicción de que sí se puede. Me terminaron haciendo bailar y todo.
-Se metió en un baile…
-Sí, pero el país, los argentinos lo valen. Hay mucha gente entusiasmada, con ganas de ser parte del cambio. Los argentinos, cuando nos comprometemos con algo, lo hemos demostrado en la historia, hacemos las cosas bien. Nos ha faltado un compromiso colectivo, un compromiso de todos de acabar con la teoría de la viveza criolla mal entendida; del atajo, la estafa, la mentira. Y apostar a que cada uno haga su tarea bien y que no le quiera sacar ventaja al otro. Que compartamos esto de crecer, de desarrollarnos. Siento que hay una enorme mayoría comprometida en eso. Y espero que cada día contagiemos a más, que por este camino podamos construir la Argentina que soñamos.
-Soñó con ser presidente, ¿era esto que está pasando o la realidad supera la imaginación?
-Nos quedamos cortos en el diagnóstico inicial, lamentablemente. El nivel de destrucción del Estado. Lo que ha quedado de los trenes de carga multiplicó por seis el transporte por camiones en el norte argentino contra el tren en los últimos 10 años. Lo bueno es que estamos metidos, si hubiesen escuchado al equipo, con el entusiasmo con que decían cómo está empezando a aumentar la cantidad de toneladas transportadas. Uno cobra entusiasmo y esperanza de que lo vamos a corregir. Un país como la Argentina no puede crecer y desarrollarse sin un servicio de ferrocarril importante. Hay distancias que un camión no puede cubrir en costo. Ese productor no llega al puerto sin tren, sin hidrovía. Podemos hacerlo, la alianza estratégica con los chinos nos beneficia para esto, son grandes fabricantes de infraestructura, ferroviaria también, como la energía y tantas cosas, y ellos necesitan lo que vamos a producir nosotros, que son más alimentos. Hay una alianza estratégica que nos puede beneficiar. Más allá de que Europa, EE.UU. Japón, Corea tienen un interés por la Argentina muy grande. Tenemos que generar que ese interés se transforme en entusiasmo y en hechos reales, a base también de que vean que nosotros creemos. Si los argentinos dudamos de que somos capaces, no podemos pretender que los de afuera apuesten más. Tenemos que ser los primeros convencidos de que sí se puede.
-Se conocieron las cifras del Indec: 32% de pobreza, una cifra triste e inmoral. ¿Reconoce que un porcentaje de esa cifra es de gente que entró en la pobreza por los aumentos que hubo después de que asumió?
-Sí, el sinceramiento también sinceró que gente se entere de que estaba en la pobreza y de que lo que le habían dado o prometido era una hipoteca que no se iba a sostener. El problema de fondo es ése, tuvimos un gobierno que se gastó todos los ahorros que había en el país para generar una ficción. Y no producía lo que estaba distribuyendo, la energía es donde se ve más claro. Se gastaron todas las reservas de energía que había dando energía gratis para todo el mundo y de golpe nos quedamos sin energía y tuvimos que empezar a importar. Se empezó a cortar la luz, no se invertía en las redes. Vamos a volver a tener cortes este verano, esperamos que menos porque estamos trabajando, pero va a haber. Habrá un proceso de 2 o 3 años de inversión para que las empresas puedan garantizar bajos niveles de cortes y por poco tiempo.
-¿A qué tipo se servicio tenemos que adaptarnos entonces?
-Vamos a un sistema gradual. A una mejora gradual. Vamos a tener que esperar para tener un servicio de primer mundo, 3 o 4 años, que el proceso lo termine. Yo sentí que los argentinos no estábamos en condiciones de asumir más esfuerzo personal del que ya hemos asumido. Si vamos a pagar el 30 o 40% de una tarifa real, las empresas van a tener más tiempo para llegar a esos óptimos que queremos todos: que no se corte nunca más la luz. Que en los países normales funciona. Lo importante es que ya empezamos el proceso, que cada día estamos un poco mejor. Con un Estado que controle y con gente capacitada. Hemos vuelto a concursar los organismos de control, no más un amigo del presidente, un rosquero de la política: una persona que se preparó técnicamente, idónea, capaz de controlar a la empresa. Estamos en un proceso de mejora, con buena gente. Hay muchos argentinos que vuelven del mundo y dicen «quiero hacer mi aporte», aun ganando menos. Quieren ayudar a construir la Argentina que soñamos todos.
-La Justicia está avanzando en esta denuncia que vincula a la ex presidenta con Lázaro Báez y supone que hubo un plan por el cual él fue beneficiado con recursos del Estado gracias a su amistad. El kirchnerismo contraataca diciendo que Macri, por su parentesco con Ángelo Calcaterra, benefició a su primo. ¿Puede asegurar que su primo no fue beneficiado con la obra pública?
-Hay días que los leo y escucho que la Justicia no avanza. Y muchas veces dicen que sí avanza y que es por decisión mía. Yo creo que sí avanza y que todos tenemos que estar encima del tema porque queremos que avance en tiempos razonables. La década que llevó siempre juzgar algún hecho de corrupción no es aceptable. Tampoco meses, pero tiene que ser un período razonable, en el cual las causas vayan a juicio y sepamos qué pasó. Yo ya me comprometí -y lo estoy cumpliendo, como lo hice en Buenos Aires-. Vengo a ayudar a que la Argentina se maneje sobre la base de reglas claras, transparentes. En esas reglas existen los procesos licitatorios y hay tecnología que instalamos en la ciudad y estamos instalando a nivel nacional: que los pliegos se publiquen en la Web. Que no haya que comprarlos. Ninguna empresa sabe cuántos están estudiando las obras. Se enteran el día que van a presentar su oferta, para evitar los carteles. Estamos batiendo récords de competencia. La ruta 19 tuvo más de 40 ofertas. No pasaba desde hacía décadas.
-En el soterramiento del Sarmiento entró su primo.
-Sí, ganó la obra con el kirchnerismo.
-¿Puede negar cualquier beneficio por el parentesco?
-Absolutamente. En las licitaciones donde participen Iecsa u otras empresas. Porque yo vengo de ese sector. Conozco a todos. No soy amigo de todos, pero tengo buena relación e intento tenerla con todos. Van a ganar en algunas unos y en otras, otros. Hay competencia en la Argentina, y ha llevado a que estas primeras licitaciones están bajando los precios más de 20%. Vamos a poder hacer más obras. Hay competencia, va a haber competencia, la obra va a volver a ser sinónimo de futuro, de alegría, de transformación, porque lo que transforma, lo que crea futuro es la inversión. No el gasto corriente. Lo que va a cambiar la vida de la gente es si estamos conectados con más rutas, con más trenes, con más puertos. Si tenemos más energía, mejores escuelas. Eso cambia la vida definitivamente, ahí tiene que estar la inversión. Y la inversión tiene que estar acompañada de un proceso transparente de licitación.
-¿Seduce el poder? ¿Hay una adrenalina que hace difícil salir de ese lugar?
-He tenido siempre mucho respeto al poder. Lo he tenido desde muy chico, le he tenido respeto, miedo, en términos de decir «cuidado». Trato de conservar bien los afectos familiares, mis amigos, hacer las mismas cosas. Seguir haciendo deportes con los mismos, que me quieren ganar más hoy que nunca. Eso hace que uno se acuerde de que sos humano.
-¿Se imagina sin poder?
-Todo el tiempo pienso en el día después. Quiero volver a hacer una vida normal. Ya tengo la fantasía de, cuando termine, irme a vivir un par de años afuera, enseñar en alguna universidad y que se olviden de mí un tiempo, para después volver, porque amo este país. Para hacer un corte y disfrutar de los años que me queden haciendo otras cosas. A mí me gusta el deporte, viajar, estar con mis amigos, las cartas, leer, el cine, quiero aprender otras cosas. Quiero ayudar a mis hijos, no como jefe, sino como un asistente de ellos. Me divierte mucho pensar que voy a hacer otras cosas. Creo que eso es bueno porque en la vida hay que renovarse.
-O sea que va a hacer un solo mandato.
-No, estoy diciendo cuando termine. Es posible que estemos acá para más de un mandato.
-Hay un tema que parece cerrado y que se vuelve a abrir todo el tiempo: el caso de los Panamá Papers, donde se lo critica. Aparece otra empresa en otro lugar y parecía que era la última. ¿Está terminado el tema o van a aparecer más empresas o nombramientos o cargos que tuvo?
-Estoy tranquilo de que está totalmente terminado porque lo que pasa es que cuando se quiere tratar de demostrar que somos todos iguales, cuando no lo somos, se trata de desvirtuar la noticia permanentemente. La primera denuncia era que yo era dueño de una empresa que no había declarado cuando asumí como jefe de gobierno. Después [Hugo] Alconada Mon publicó que yo era solamente director, con lo cual no tenía ninguna obligación de declararla porque uno puede ser director de varias empresas, pero no son propiedad de uno.
-¿Puede ser que aparezcan otras empresas donde figure como director u otro cargo o ya está?
-Para mí, no. Después te vas desvirtuando, ni siquiera analizás lo que pasó en el año 2007, sino que analizamos lo que pasó en el 84. Qué sé yo qué pasó, si yo hice sociedades o no, si lo hice en algún lugar o no. Son cosas mías de mi vida privada. Yo no cometí ningún delito, no evadí ningún impuesto, y mezclamos todo porque hay una intencionalidad.
-Hay que saber si fue una actividad lícita o no…
-Exactamente, lo que se denunció era lícito por parte de mi padre. Yo no tenía nada que ver. Después tuvimos que ir a chequear a Panamá de qué se trataba. Y ahí un escribano certificó que yo fui director, puesto por mi padre, hasta la primera asamblea, donde después lo cambio. Yo ni siquiera me enteré. Si no ratificás al primer año qué sos, dejas de serlo. Fue una investigación internacional que denunció esto. Los que lo agarraron lo hicieron con la intención de confundir. Yo no tuve nada que ver. Después agarraron otra del año 84, que tiene un nombre raro.
-Encontraron otra en Brasil…
-Sí, que deriva de la misma. Ya se aclaró que yo no tenía nada que ver. Acá hay un tema de fondo que creo que es parte del cambio que la gente espera, que es que el que va a gobernar lo va a hacer como un servicio público, no para beneficiarse en lo personal. En eso estoy comprometido y todo mi equipo lo está. Y si veo algo raro, voy a ser el primero en ir y denunciar, como fue el caso de «Juanjo» Gómez Centurión, que tenía una serie de denuncias anónimas, pasaron una cantidad de cosas y dije: «Bueno, vamos a investigar». Por suerte se comprobó que no era, como yo esperaba, porque creo en «Juanjo» y volvió a trabajar. No vengo acá a enriquecerme. Yo tomé una decisión hace muchísimos años, cuando empecé con Boca, que fue que acumular dinero no me iba a hacer sentir útil.
-¿Le conviene que Cristina Kirchner se postule y polarice con Cambiemos?
-Lo que le convenga a Cambiemos políticamente tiene que ser irrelevante frente a la dinámica de la búsqueda de la verdad. Yo no interferí en la Justicia, es un proceso independiente. Lo que le conviene a Cambiemos es que el país crezca, que genere más empleo, que reduzca la pobreza, ésa es mi obsesión. Estoy convencido. Nos va a ir bien electoralmente el año que viene porque estamos dejando la vida, haciendo lo correcto. Tratando de hacer todos los días, más allá de las equivocaciones, por las que pedimos disculpas.
Fuente: La Nación