El Presidente recibió a los jefes de las CGT en la Rosada, quienes le manifestaron su preocupación por la “estampida inflacionaria” y los despidos. Ofrecieron cerrar acuerdos por 20 por ciento hasta mediados de año y después reabrir la discusión salarial.
El convite a Casa Rosada para las tres fracciones cegetistas terminó sin anuncios y con la promesa de mantener “una agenda de diálogo”. El presidente Mauricio Macri recibió a los popes cegetistas Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo junto a su jefe de Gabinete, Marcos Peña, y su ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Los sindicalistas enunciaron sus preocupaciones al Presidente e hicieron eje en la “estampida inflacionaria”, la modificación del Impuesto a las Ganancias, la deuda del Gobierno con las obras sociales y los “despidos”. Aunque aclararon que “no se habló de porcentajes” en las negociaciones paritarias, el tema salarial –según pudo conocer Página/12– fue central en la mesa dialoguista: los gremialistas plantearon que no se bajarán de entre un 30 y un 33 por ciento en paritarias y propusieron como alternativa –en una expresión de “voluntad negociadora”– cerrar una paritaria con un techo del 20 por ciento para el primer semestre y reabrir las negociaciones para el resto del año. Peña, en tanto, afirmó luego que en el “diálogo” con los gremialistas hubo “coincidencia casi total”, prometió que a más tardar en dos semanas enviará el proyecto del Ejecutivo sobre Ganancias al Congreso y ratificó que la expectativa inflacionaria del Gobierno –sin mediciones del Indec– es entre el 20 y el 25 por ciento, la cifra que el Gobierno busca imponer de techo a las negociaciones salariales.
La recepción de Macri a los sindicalistas fue más entusiasta que las conclusiones del encuentro, del que hubo foto y video oficial. Igual, todos cumplieron con las declaraciones de rigor. El jefe de Gabinete sostuvo en una rueda de prensa posterior al encuentro que “no estamos cerrando el diálogo, hoy es el primer paso”. “Hace muchos años no había un ámbito de discusión –insistió Peña– donde sentarnos en la mesa con objetivos comunes” para “generar trabajo y analizar la agenda pendiente, con temas como obras sociales, paritarias y cuestiones impositivas.”
Peña, flanqueado por Triaca, también expuso que el Gobierno maneja “una expectativa de inflación de entre 20 y 25 por ciento este año” y consideró que “se debe hacer un repaso de cada sector, de cómo viene la actividad de años anteriores, cómo estaba y cómo está en este momento del año”. Luego puso en boca de un sindicalista –al que no identificó– las conclusiones a la que ya había arribado y advertido el equipo económico de Macri: “Cada dirigente sabe dónde le aprieta el zapato”, graficó.
Los sindicalistas coincidieron en calificar como “positiva” la reunión. Caló, Moyano, Barrionuevo fueron acompañados por Armando Cavalieri (Comercio), Gerardo Martínez (Uocra), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento) y Gerardo “Momo” Venegas (Uatre), al que sus propios compañeros calificaron por lo bajo como el “representante del PRO”.
El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) aclaró, de todos modos, que “no hubo ninguna solución” a los temas pendientes entre el Gobierno y el sindicalismo. Caló afirmó que las paritarias “son libres” y que “cada actividad tiene que saber lo que va a pedir” porque “cada gremio sabe cómo está su situación”. “Esto es paulatino. Nosotros hicimos los planteos que tenemos que hacer como gremio. El Gobierno recepcionó lo que le planteamos. Siempre es muy difícil (la negociación salarial), a mí nunca me regalaron nada. Los doce años que me tocó discutir paritarias me costó sudor y sangre”, apuntó el metalúrgico.
“No se habló más del tema porcentaje, cada uno de nosotros lo vamos a discutir” con los distintos sectores, afirmó Barrionuevo. El gastronómico reveló que respecto de la modificación del Impuesto a las Ganancias “se va a empezar a trabajar hasta dónde puede el Gobierno acceder a aumentar el tope”, que “también se habló de la deuda de las obras sociales, que son 26 mil millones”, y remarcó que “uno de los temas preocupantes fue el de los despidos”, que “se está evaluando”.
Ni Moyano ni Schmid hicieron declaraciones tras el encuentro. El más verborrágico de ese sector cegetista fue Venegas, quien le adjudicó todas las dificultades a la herencia del gobierno kirchnerista.
En la mesa de discusión estuvieron todos esos temas –inflación, ganancias, obras sociales, salario familiar, despidos y hasta el impuesto al cheque– pero gran parte del encuentro lo acaparó el porcentaje a discutir en paritarias. Los sindicalistas coincidieron en advertir al Gobierno que “no están dispuestos a resignar poder adquisitivo del salario” y que no bajarán del “30 y el 33 por ciento”. Desde el Gobierno ofrecieron como moneda de cambio la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Los gremialistas celebraron la respuesta a una de sus principales reclamos, pero saben que la medida no alcanza a todos los gremios por igual y mucho menos a la mayoría de los trabajadores.
Desde el Gobierno insistieron en que los sindicalistas reduzcan sus aspiraciones en la negociación salarial, ofreciendo la promesa de reducir la inflación a partir de mediados de año. Como “gesto de la buena voluntad negociadora” los sindicalistas ofrecieron como alternativa negociar un aumento del 20 por ciento para el primer semestre y reabrir las paritarias para acordar el resto del año con un porcentaje menor (“7 u 8 puntos”) si el Ejecutivo concreta sus expectativas de “bajar considerablemente la inflación”. Los funcionarios, la consideraron como una posibilidad “viable” pero no cerraron ninguna propuesta. La discusión quedó abierta, aunque ninguna negociación paritaria que se abra será –al menos por ahora– a la baja como propone el Gobierno.
Fuente: Página 12