El gobernador busca recuperar lo que le restó Aníbal; en Cambiemos apuntan a la primera y tercera sección electoral.
Es la batalla final, la que terminará de inclinar la balanza de uno u otro lado. El diagnóstico de Daniel Scioli y Mauricio Macri arrojó el mismo resultado: la provincia de Buenos Aires será fundamental para las aspiraciones presidenciales. Mejorar los números que obtuvieron el 25 de octubre es por estas horas una las principales obsesiones de los candidatos presidenciales porque piensan que es el distrito que más novedades puede aportar, por dos razones. Una: porque no estarán los candidatos a gobernador que tanto influyeron el 25 de octubre. Dos: porque fue el distrito donde más votos consiguió Sergio Massa, que ahora se repartirán.
Hace tiempo que Scioli puso toda la energía en la provincia que gobierna desde hace ocho años. Sabe que ahí se encuentra la llave para dar pelea en el ballottage. El 37,1% que cosechó en el distrito más importante del país-casi 3,5 millones de votos-, donde se reparten cuatro de cada 10 votos nacionales, fue muy pobre.
El objetivo que se impuso Scioli es reconquistar a los votantes que se alejaron del peronismo por la presencia de Aníbal Fernández -a quien todos en el Banco Provincia llaman «el ancla»- como postulante a gobernador bonaerense. La gran mayoría de esos votos buscó refugio en la oferta que lideró Massa.
Según los cálculos que hicieron en el sciolismo, la figura del jefe de Gabinete en la boleta le habría restado entre 8 y 12 puntos a Scioli, lo que representa entre cuatro y cinco por ciento a nivel nacional. Con una particularidad que genera entusiasmo en el búnker naranja: por cada punto que suman, Macri resta otro. «Son los números que medíamos antes de la confirmación de Aníbal como candidato. Si podemos recuperar eso, le ganamos», dicen con renovado optimismo desde el sciolismo.
La ilusión del equipo de trabajo del ex motonauta también se funda en los antecedentes que alcanzó en la provincia, particularmente en 2011, cuando fue reelegido como mandatario provincial con el 55%. Ningún colaborador de Scioli se anima a aventurar una cifra como ésa, pero la meta es acercarse al 50%. «Todas las medidas que anunciamos tienen como destinatario al electorado de Massa. A ellos les decimos que con Daniel van a tener más plata en los bolsillos. Macri representa todo lo contrario», describió a LA NACION uno de los hombres de extrema confianza de Scioli.
La táctica que conduce el candidato del Frente para la Victoria sufrió ayer una nueva complicación de la propia tropa. El encargado de generar ruido interno fue esta vez el ministro de Economía, Axel Kicillof, quien trató a Massa de «forro».
Otro de los puntos que buscan explotar desde el sciolismo es el corte de boleta que tuvo Macri en la provincia. Es que María Eugenia Vidal sacó 400.000 votos más que el postulante a presidente. «Está claro que la gente votó en contra de…», dijo un operador peronista de la provincia. Se refería al ministro coordinador de Cristina Kirchner.
Desde la elección del 25, el gobernador hizo foco en su distrito. Pero, además, modificó la forma de comunicar. Abandonó los actos masivos y priorizó las presentaciones con menos gente, con clima intimista y controlado. Ayer, en San Martín, ratificó esa estrategia (ver página 9).
En Cambiemos, la sorprendente performance electoral de Vidal y su triunfo ante Aníbal Fernández motivan a los armadores en el distrito más poblado del país a ir por más. Contentos con los guarismos obtenidos por Macri en el interior bonaerense y localidades pobladas como Mar del Plata, Bahía Blanca y La Plata, el armado bonaerense que comandan Jorge Macri, Federico Salvai y Emilio Monzó apuntan, sin embargo, a descontar la diferencia que Scioli sacó en la poblada tercera sección electoral, cercana a los 700.000 votos, y también en la primera sección, donde quedaron sin dueño los votos que obtuvo Massa.
¿Cómo lo harán? La gobernadora electa, que ya estuvo con Macri en distintos actos esta semana, encabezará hoy una recorrida por José C. Paz, donde el cacique kirchnerista Mario Ishii ganó las elecciones a intendente, y acompañará a Macri en Campana, mañana, en un acto al estilo «360» con el candidato a presidente como principal orador. En Pro creen que la figura de la vicejefa «creció muchísimo, y más después del triunfo», y que puede ayudar mucho en el último y decisivo tramo de la campaña. «María Eugenia estará pidiendo el voto por Macri en los spots, en los IVR (llamados telefónicos), en los programas de televisión, hasta el fin de la campaña», contestaron cerca de la gobernadora. «Ella necesita, tal vez más que nadie, que gane Mauricio», afirmaron muy cerca de la gobernadora electa, que suspendió hasta el ballottage la definición de los nombres de su equipo de gobierno «por pedido» del propio Macri.
Otra de las claves para mejorar la cosecha de votos, afirman en Pro bonaerense, será retener los votos en distritos donde Cambiemos ganó la elección a intendente y donde Vidal hizo una muy buena elección. ¿Y la fiscalización? En el espacio aseguran tener «todo cubierto» para evitar irregularidades, y confían en la ayuda de la estructura radical, pero el propio Macri pidió «no descuidarse».
Fuente: La Nación