Nunca un salteño recibió tantos votos en una elección nacional. Sin embargo, esa enorme cosecha electoral superior a las 5.200.000 voluntades fue insuficiente y Gustavo Sáenz no será, al menos por ahora, vicepresidente de la Nación. (G.T)
Como compañero de Sergio Massa en la fórmula presidencial superó el domingo los 4.740.907 de votos que sacó Juan Carlos Romero junto a Carlos Saúl Menem en las presidenciales de 2003 y los 3.173.475 de votos que en esa misma elección obtuvo Ricardo Gómez Diez en tándem con Ricardo López Murphy. También sobrepasó el 1.937.556 de votos que Armando Caro Figueroa reunió junto a Domingo Felipe Cavallo en las elecciones presidenciales de 1999.
No tuvo la suerte de José Evaristo Uriburu y Victorino de la Plaza que de la mano de Luis y Roque Sáenz Peña en los binomios del extinto Partido Autonomista Nacional (en 1892 y 1910) alcanzaron la vicepresidencia y la titularidad del Senado pero mejoró el desempeño de sus antecesores salteños desde el regreso de la democracia hicieron a un proyecto político.
El intendente electo de Salta aportó una buena cantidad de votos al intento de Massa. En toda la provincia sumó más de 236 mil votos y desde su ciudad aportó más de 91 mil adhesiones. Estos datos no son menores. Como es de público conocimiento, la fórmula Massa – Sáenz terminó tercera en la elección por detrás de Daniel Scioli – Carlos Zanini y Mauricio Macri – Gabriela Michetti pero gracias al aporte del salteño en la provincia y en la ciudad ese orden se alteró. En Salta quedó segunda detrás de Scioli y por delante de Macri y en Capital, directamente, relegó a Scioli y a Macri al segundo y tercer puesto, respectivamente. Los porcentajes electorales son elocuentes: en el país el frente político constituido por el tigrense y el salteño captó el 21% del padrón, en la provincia el 34%, y en la ciudad más del 41%.
Salta es pequeña y aporta (relativamente) poco al padrón nacional pero Sáenz hizo muy bien los deberes y peleó donde tenía que pelear y, sobre todo, ganó dónde tenía que ganar. Esa pelea y esa victoria en su tierra sumada a la innegable visibilidad que le otorgó la campaña nacional lo constituyen ahora en una figura de real importancia para la política salteña.
No es Juan Manuel Urtubey y ni siquiera es Miguel Ángel Isa pero, en tiempos en los que se avecina una discusión fuerte en el peronismo del país y por extensión de la provincia, Gustavo Sáenz quedó muy bien ubicado. Como casi ningún otro dirigente salteño, aprovechó el año electoral: desde el destierro peronista consiguió conquistar la ciudad (frente a adversarios mucho mejor posicionados y pertrechados como Guillermo Durand Cornejo y Javier David) y, encima, provincializó y hasta nacionalizó su figura política. Ahora deberá demostrar capacidad de gestión y, sobre todo, no volver a cometer los errores que en el pasado lo llevaron por ejemplo a perder una increíble elección con el Partido Obrero.