Sergio Massa habló tanto de la feudalidad en el norte grande que ahora salió una tabla que mide esa supuesta condición de las provincias argentinas que según el índice, está encabezada por varias provincias del NEA y NOA. Al parecer, la dependencia se vincula más con la vulnerabilidad de los habitantes que a la alcancía de los estados.

Según el diario cordobés La Voz del Interior, tras las elecciones tucumanas el pasado volvió a prestarle palabras al presente y los opositores hablan de “feudalismo” para referirse a ciertos órdenes políticos provinciales. “Quienes usaron la idea aludían a una sociedad empobrecida, vulnerable al clientelismo de un poder político que se perpetúa en el poder. Si es necesario, con irregularidades electorales que para algunos constituyen fraude”, definió el redactar de la nota antes de explicar la tabla que usa para explicar esa “feudalidad” de las provincias argentinas.

Las variables que conforman el índice son: el porcentaje de la población de 20 a 64 años de edad que trabaja en el sector privado y en blanco. “Se supone que una población como la formoseña, en la que sólo el 8,8% trabaja en esas condiciones, es más vulnerable a la dependencia del poder estatal: trabaja para algún nivel del Estado, para un patrón privado hundido en la informalidad o en autoempleos precarios, o bien está desocupado o sumido en una marginalidad en la que será más difícil cumplir los ideales del ciudadano burgués” precisa el artículo que específica que en esa escala la más “moderna” parece ser la Ciudad de Buenos Aires donde las estadísticas muestran que allí hay una cantidad de empleados privados en blanco equivalente al 89,9% de los porteños en condiciones de trabajar. La cifra está distorsionada: una cantidad desconocida de esas personas trabaja en la Capital Federal pero vive en el conurbano. Contrario a lo que se piensa, después de la Capital, los distritos con mayor incidencia del sector privado son los patagónicos, con Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut y Río Negro a la cabeza.Córdoba está por encima del promedio, pero no por mucho, con el 25,5%, en un pelotón que también forman Mendoza y Santa Fe.

Otra variable es la cantidad de dinero que el Estado puede gastar por cada habitante. Según las ejecuciones presupuestarias de 2013, tomadas del Ministerio de Economía de la Nación, acá sobresalen los distritos patagónicos beneficiados por la Coparticipación y normas especiales pero también por regalías petroleras y beneficios fiscales de todo tipo. La gobernadora de Tierra del Fuego pudo gastar en 2013 45.460 pesos por cada fueguino, mientras Daniel Scioli sólo pudo disponer de 9.111 pesos. Contrario a lo que se piensa, no todos los distritos de la misma región tienen iguales condiciones. De hecho, el gobernador José Alperovich no es de los mandatarios con más poder de fuego sobre sus votantes. En 2013, pudo gastar sólo 11.428 pesos por tucumano. Menos que José Manuel de la Sota (13.030 pesos) o el santafesino Antonio Bonfatti. En situaciones similares están Salta o Misiones. Si allí hay feudalismo, se asienta más en la vulnerabilidad de los siervos que en la alcancía de sus nobles. Pero la regla se cumple: Catamarca, Formosa, La Rioja o Chaco están bien por encima de la media, y sus gobernadores tienen una buena cantidad de dinero para operar sobre poblaciones que, a la vez, son muy dependientes de ellos.

A lo mencionado se agregan dos variables básicas: por un lado las normas constitucionales que frenan o no las reelecciones; y por el otro la propia historia provinciales en torno a si fueron capaces de alternar o no sus gobiernos. Al tope de estas dos variables hay sólo dos provincias: Formosa y Santa Cruz. Ambas admiten la reelección indefinida y ninguna de ellas cambió jamás el signo político de sus gobiernos desde 1983. Siempre las gobernó el peronismo.

En las antípodas, están Santa Fe y Mendoza. Allí, los gobernadores no pueden ser reelegidos (ni una, ni dos ni tres veces, como en Santiago del Estero) y ha habido gobiernos de signos diversos (no como, por ejemplo, en Catamarca, donde los gobiernos cambiaron, pero a veces sólo después de una intervención federal).

Pese a las varias sorpresas, el resultado final se parece bastante al esperado. Cuando se suman los “puntajes” obtenidos por cada distrito, los que ocupan el podio de esta “feudalidad” construida de manera elemental son Formosa, Catamarca, La Rioja, Chaco, La Pampa (a esa nadie se la esperaba) y Santiago del Estero. En cambio, en la tabla de la “modernidad” empatan Santa Fe y Mendoza, seguidas por Buenos Aires, Córdoba, Ciudad de Buenos Aires y Río Negro.