Una de las agrupaciones que llegaron al Encuentro de Mujeres fue “Pan y Rosas” de la que forma parte la senadora mendocina Noelia Barbeito del PTS. Lo joven trotskista habló con Cuarto Poder de las similitudes políticas entre su provincia y Salta, las diferencias internas del Encuentro y Cristina Fernández de Kirchner.
Pan y Rosas es una organización de mujeres, fundada en 2003 en Rosario, acompañando la lucha de las trabajadoras de la fábrica recuperada Brukman. Es una agrupación conformada por militantes del Partido de los Trabajadores Socialistas, trabajadoras y estudiantes independientes. Ha crecido lo suficiente como para desarrollarse en distintos puntos del país y empezó a tomar un carácter internacional con sedes en Bolivia, Chile y Brasil que también estuvieron presentes el fin de semana en Salta para participar del Encuentro de Mujeres. Noelia Barbeito es senadora provincial por ese partido trotskista. Es la cara de una fuerza que en Mendoza obtuvo un 15% de apoyo popular en las urnas protagonizando un proceso similar al Partido Obrero salteño cuando en las últimas elecciones logró un resultado electoral impresionante.
Respecto a las similitudes entre Mendoza y Salta, Barbeito opina que Mendoza “es una sociedad catalogada de conservadora pero en realidad varios acontecimientos han demostrado que los conservadores son los gobernantes. Creo que en Salta pasa más o menos lo mismo: es catalogada como conservadora pero en realidad es sólo un sector de la sociedad, la que tiene poder, los gobernantes y los partidos tradicionales. Pero acá también se expresó mucho el fenómeno del voto a la izquierda. Se expresó no sólo a través del voto sino con la lucha docente que hubo este año, en las movilizaciones que hubo por Evelia, la docente asesinada. Muchísima bronca por la violencia de género y por las no políticas del gobierno de Urtubey”.
La diputada considera que también se podría hacer una comparación entre nuestra provincia y la suya desde el poder que tiene la Iglesia. “Tanto en Mendoza como aquí, los sectores más conservadores de la Iglesia tienen muchísimo poder. No hay ningún problema que tengan sus creencias y su moral, pero nos terminan imponiendo sus creencias a toda la sociedad y se terminan inmiscuyendo en materia de salud pública y de políticas de estado, como el caso del aborto no punible o el poder que tiene la Iglesia en las decisiones políticas que tiene el Estado, como la religión en las escuelas”, asegura. “Sabemos que todos estos días se ha estado montando una campaña de terror para atemorizar a las mujeres salteñas. Dicen que venimos a hacer desmanes en la ciudad cuando en realidad venimos a luchar por nuestros derechos”, dice Barbeito. Y agrega que “la otra parte de Salta es la que se movilizó con los docentes y para decir basta de violencia contra las mujeres. Ésa es la Salta que venimos a conocer y recuperar. Queremos fusionarnos con esas mujeres para salir con más fuerza de este Encuentro”.
Las diferencias
Pan y Rosas pertenece al sector que se opuso al recorrido oficial de la marcha que se realizó el domingo pasado. El circuito establecido por la Comisión Organizadora evitaba la plaza 9 de Julio, algo que Barbeito y el resto de sus compañeras no compartieron y lo que dió pie para hablar de las discusiones internas de las mujeres.
“El Encuentro se realiza hace 29 años. Lo súper reivindicable es que somos miles de mujeres de todo el país que nos reunimos. Ahora, que nos una el género no significa que tengamos unidad con muchas de las posiciones que hay con otros sectores –dice-. Participan muchísimos sectores del Encuentro: partidos tradicionales, sectores de la Iglesia, trabajadoras, estudiantes. Si bien es reivindicable que nos juntemos, también tenemos algunas posiciones que nos separan. Creemos imprescindible el derecho al aborto porque no queremos que mueran más mujeres por abortos clandestinos. Y a esta postura no la comparte la totalidad del encuentro. Queremos que se desmantelen las redes de trata donde está denunciado y comprobado que el poder político e instituciones del poder del Estado están inmiscuidas en muchos casos. Y acá vienen mujeres del poder del Estado. Ahí tenemos casos concretos donde nos separan los intereses que buscamos. Nos une que somos mujeres y que tenemos muchísimos problemas”.
Para Barbeito, los principales problemas de las mujeres son la falta de una ley que permita el aborto seguro y gratuito, la violencia de género, la trata y las problemáticas de las mujeres trabajadoras. “Y eso no es lo que comparte otro sector de mujeres, que no quieren que salgan estas demandas”, explica.
“Una gran pelea con la Comisión Organizadora es el recorrido de la marcha. La discusión es que no pase por el centro, lo cual invisibiliza bastante las demandas y la lucha de las mujeres. Por otra parte, también la discusión es que en los talleres se tiene que votar. Hay unidad en que somos mujeres. Después tenemos diferentes problemáticas y diferentes puntos de vista de cómo llevarlo adelante. Para nosotros sería muy importante que en los talleres se votaran jornadas nacionales para decir basta de violencia. Votar una jornada nacional para que las mujeres que vienen acá se vayan a sus provincias, discutan con otras mujeres y organicemos una jornada nacional de lucha con esas consignas. Para nosotros, eso le daría muchísima fuerza al movimiento de mujeres, lo pondría nuevamente en las calles”.
La senadora mendocina no pudo dejar de referirse a lo que ha representado el kirchnerismo y particularmente la figura de Cristina Fernández de Kirchner para el movimiento de mujeres. “Lamentablemente hubo muchas agrupaciones feministas que viendo a una presidenta mujer tuvieron muchísimas expectativas que sólo por esa vía se iban a cumplir sus demandas y dejaron de salir a las calles. Creemos que tenemos que volver a las calles para acabar con esto. No queremos ser más asesinadas, no queremos ser más secuestradas para la trata, no queremos no poder decidir sobre nuestros cuerpos. Y más aún ahora, que la presidenta se reunió con el papa y a los dos días se votó un Código Civil express que establece que hay vida en el momento de la concepción. Esto significa una traba enorme para todas las mujeres que queremos conquistar el aborto seguro, legal y gratuito. Queremos que dejen de morir mujeres pobres, porque las ricas se sacan la vergüenza en la clínica privada. Es un tema de clases también. Nos une el género pero nos separa la clase social a la que pertenecemos. Esto no deja de ser riquísimo. Estas diferencias, estas disputas, que se puedan discutir en el Encuentro”.