Cuarto Poder participó de la conferencia del Jefe de Gabinete de la Nación, Jorge Capitanich, frente al senado nacional el día miércoles. La sesión por momentos fue presidida por Juan Carlos Romero, contó con la presencia de Cristina Fiore y la destacada ausencia de Rodolfo Urtubey. (Gonzalo Teruel)
Como las películas de la tarde en la vieja televisión abierta, la presentación de Jorge Capitanich ante el Senado de la Nación tuvo de todo: acción, humor, suspenso, y más. Como buena película dominguera, aburrió a todos. El jefe de Gabinete cumplió con el mandato constitucional y el miércoles respondió durante 7 horas las inquietudes de los senadores. Empezó exponiendo en un insoportable tono monocorde las principales medidas de gobierno y saltó sin lógica aparente de la economía a la política y de la política a la economía.
Sin solución de continuidad, pasó de temas importantes a cuestiones menores y habló del “manejo del fuego” y otras cuestiones ambientales, de la prórroga de las deudas provinciales, de la garrafa social, de las cuentas del Banco Central. Capitanich aprovecho la ponencia y atacó a “los fondos buitres” y a los “medios concentrados” a los que responsabilizó -paranoia kirchnerista- de buscar la desestabilización del gobierno.
“Nos quiere cansar y marear pero no lo vamos a dejar”, anticipó el chaqueño Ángel Rosas, uno de los jefes radicales y quien mejor conoce a su comprovinciano. Así fue. Pacientes los senadores escucharon al enviado del Poder Ejecutivo y cuando pudieron lo arrinconaron con las obvias preguntas que el kirchnerismo se empeña en no responder.
El momento más álgido de la tarde se produjo cuando Ernesto Sanz indagó sobre el índice de pobreza. “¿Cuántos años tiene usted?, ¿cuándo nació?, ¿cuántos senadores estamos presentes?”, preguntó el mendocino y Capitanich fue respondiendo obviedades. Pisó el palito. “¿Cuántos son los pobres en el país?”, remató Sanz y el jefe de Gabinete que venía con respuestas directas tuvo que empezar con rodeos mientras el bloque radical entre risas exigía datos concretos. Lo mismo pasó cuando el jujeño Gerardo Morales preguntó por los índices de seguridad e inseguridad. Por entonces la sesión era presidida por Juan Carlos Romero quien dejó que sus pares incomoden al chaqueño.
Después de eso, la sesión volvió a la apatía absoluta. Había más senadores en los pasillos que en el recinto. El ministro aprovecho y anticipó algunas cosas importantes y que el gobierno no puede admitir orgullosamente: que el Banco Central está en situación complicada con un Patrimonio Neto de saldo negativo y que se avanza en las negociaciones de un acuerdo de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.
“Nuestros objetivos son claros: autoabastecimiento energético, sustitución de importaciones, diversificación de exportaciones”, enfatizó el ministro y volvió a la carga con las acusaciones sobre los medios de comunicación para generar un clima enrarecido. Eso sí, no dijo “sensación de inseguridad” como su antecesor Aníbal Fernández, uno de los pocos que casi no se movió de su banca.
De nuevo, sin solución de continuidad, pasó de tema en tema y habló del “bosques y glaciares”, de la industria automotriz, de energía nuclear, de los noticieros televisivos y del trabajo informal en el país. Lo más interesante no estaba ya en el recinto sino en los pasillos. Los radicales Juan Carlos Marino, Nito Artaza, Ángel Rosas y Mario Cimadevilla conversaron mucho entre ellos y poco, casi nada, con sus circunstanciales aliados “Pino” Solanas y Luís Juez, mientras el socialista Rubén Giustiniani descartó cualquier posible incorporación del PRO al Frente Amplio UNEN.
Mientras Gabriela Michetti iba de reunión en reunión, Diego Santilli trataba de explicar a senadores, empleados legislativos y periodistas el acercamiento entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner. “Antes nos tenían de enemigos y ahora de adversarios… eso es bueno…”, decía Santilli sin convencer a nadie. Por el contrario, el inefable Adolfo Rodríguez Saá razonaba diciendo que “la presidenta lo elige porque sabe que es fácil pegarle… y mejor pegarle al PRO y no al Frente Renovador donde son todos compañeros peronistas”.
Las palabras del Adolfo fueron dadas por buenas por la mayoría de los asesores de distintos bloques que escuchaban al efímero ex presidente de la Nación. Poco antes del cierre y cuándo ya se empezaron a esperar las intervenciones de los jefes de bloque, Capitanich retomó la iniciativa y anticipó que el gobierno trabaja para enviar un proyecto de ley declarando servicio público a la telefonía celular. Salieron entonces los oficialistas a hablar con la prensa y defender esa próxima conquista. Para terminar la jornada Marcelo Fuentes, Cristina Fiore, Liliana Fellner reivindicaron está y todas las palabras del jefe de Gabinete.
“Estas exposiciones no sirven para nada. Nadie puede saber de todo y entonces no tiene sentido que Capitanich venga y se siente a dar examen de lo que sabe y de lo que no sabe también”, dijo el cordobés Luis Juez pasadas las 10 de la noche. Propuso cambiar la metodología y que se acuerden 3, 4 o 5 temas específicos para las próximas exposiciones.
¿Qué le pasa a Romero?
La representación salteña estuvo incompleta en la sesión del miércoles. “Rodolfo Urtubey está de viaje”, informaron en su despacho sin dar mayores detalles. Sin embargo, no fuela ausencia del “Tolo” sino la presencia de Juan Carlos Romero lo que llamó la atención. “¿Qué le pasa a Romero?”, preguntó un asesor con años en el Congreso a Cuarto Poder y se mostró sorprendido porque el ex gobernador llegó temprano y de buen ánimo. “¡Habla con todos hoy!”, exclamó entre risas el empleado legislativo. Tal vez no con todos pero si con algunos habló mucho Romero: con Adolfo Rodríguez Saá de San Luís y Con Roberto Basualdo de San Juan. También con Alfredo De Angeli. ¿De qué hablaron? Solo ellos lo saben.
Urtu-talibána
Los teléfonos suenan y suenan en la oficina que está a la derecha del despacho de “Pino” Solanas. Es la oficina de Cristina Fiore. “Y si… Pino está a la izquierda… pero no tanto”, dicen entre risas en ambos despachos ubicados en el quinto piso del edificio anexo del Senado de la Nación. Lo de Fiore no es sólo trabajo por teléfono sino que mantiene una intensa agenda de reuniones. Muchas de esas reuniones son de política partidaria y hasta allí llegan dirigentes renovadores -con y sin cargos- y también peronistas. “No pienso en ninguna candidatura inmediata pero los renovadores, sobre todo los que tienen votos, vamos a seguir acompañando a Juan Urtubey”, explicó la senadora e insistió en que Andrés Zottos “haga una correcta lectura de lo que las urnas le han dicho el año pasado”.
¿Quién?, ¿Durand cuánto?
Capitanich hablaba y hablaba cuando en Diputados los bloques opositores intentaron sin éxito modificar el impuesto a las Ganancias en sesión especial. Desde el Senado, Cuarto Poder intentó saber la postura del PRO y preguntó a los encargados de prensa del macrismocómo iban a expresarse sus diputados. La respuesta desconcertante no por el impuesto sino por los diputados de ese bloque. “¿Quién?, ¿Durand cuánto?”, preguntó un asesor consultado por Guillermo Durand Cornejo. Al rato pudo saber por quién se le preguntaba. “Ahhh sí, el salteño…”, dijo sin ponerse colorado y sin tener mayor registro del hombre que en Salta es del Partido Conservador Popular y en Buenos Aires dice ser del PRO.