El politólogo Iván Schuliaquer analiza la polarización política y la incidencia de los medios tradicionales y las redes sociales en la vida democrática actual.
Por Andrea Sztychmasjter
Iván Schuliaquer es un estudioso de la política, los medios y las redes sociales, ostenta un abultado currículo académico pero una breve bibliografía describe que en un principio “quería ser periodista. Y le parecía que era mejor tener otra formación. Entonces, estudió Ciencias políticas en la UBA para ser un cronista especializado en esa área. Cuando entró a trabajar a una redacción, se le fueron las ganas”.
Al leerlo así parece que el espanto hizo alejarlo de las redacciones y la vorágine de los medios, al ser consultado por los porqués, respondió: “No me considero hoy periodista porque es un oficio y no lo estoy ejerciendo. En las redacciones pasaban cosas que a mí no me terminaban de cerrar y me interesaba más estudiar parte de lo que pasaba ahí, y entendía que desde la academia podía encontrar algunas preguntas o respuestas a algunos de los problemas que viven las y los periodistas. Pensaba hacer periodismo político y tiene un montón de reglas no escritas, que hacen más difícil practicarlo que otro porque se desprende mucho más de la línea editorial del medio y a mí me generaba más incomodidad que otras cosas. Hice periodismo cultural e internacional y era con más movilidad y cintura”, consideró el politólogo.
Esta semana estuvo en Salta donde brindó el Curso de posgrado «Medios, políticas y polarización» 4º Módulo de la Diplomatura «Comunicación digital, herramientas y reflexiones para habitar y disputar el hiperespacio».
Schuliaquer aseguró que “llegó” al concepto de politización porque venía estudiando medios y redes sociales en América Latina: “para mí la polarización siempre estuvo ahí y después con las redes se volvió un tema más de moda que me excedía por mucho a mí. Entré con la idea de discutir hasta qué punto había algo nuevo en la polarización y hasta qué punto no. Hay estudios empíricos que muestran que la polarización es un fenómeno creciente a nivel global. Pero al mismo tiempo me parecía que había que estudiar que la polarización se da diferente en cada uno de los países y que depende de diferentes actores y para mi hay tres actores fundamentales: la política institucional, las redes sociales y los medios tradicionales”.
El académico sostuvo que está comprobado que en los países en donde existe una fuerte presencia de medios públicos, la polarización decrece. Aunque describió que en América latina no existe una lógica estable. “Esos tipos de medios cuando son manejados por periodistas con lógicas propias y criterios profesionales, sin intervención directa de empresarios y gobiernos, permiten que el periodismo tenga más mecanismos de autorregulación”.
Describió que, si bien esa situación no genera mucha audiencia, si genera dispositivos de guía para otros periodistas.
Sistema de verdad
El profesor e investigador de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín en su curso en la Universidad Nacional de Salta abordó también la crisis del modelo de verdad nacido con el fin de la Segunda Guerra Mundial, las fake news como forma de impedir el debate, el fin del ideario del “catch-all” y sus implicancias para las carreras políticas y los medios informativos y la teoría de los sistemas mediáticos nacionales.
Manifestó en base a preguntas realizadas por el autor Silvio Waisbord ante el crecimiento de la posverdad y el rol del periodismo: “Él decía que esto no se resuelve con chequeo de la información ni tampoco lo resuelve el periodismo. Y al mismo tiempo tampoco se trata de un problema de corregir”.
Ante la proliferación de las llamadas fake news, el politólogo refirió que la diferencia cognitiva entre difundir una información verdadera de una que no lo es, es casi nula. Señaló una distinción especifica entre noticias falsas y fake news. Las primeras tienen que ver con si el contenido está o no verificado. Las fake news, en cambio, tienen que ver con una operación política alrededor de un asunto.
“Las fakes pueden ser usadas con fines políticos pero también por un rédito comercial. Las fakes news son operaciones políticas para dañar al adversario. No es desinformación ni una noticia mal dada porque te equivocaste. Es algo que existió en el periodismo siempre y que las tendencias de lo repentino e inmediatez hoy multiplica”.
Polarización afectiva
La polarización afectiva se define como la creciente polarización en torno a los sentimientos y actitudes hacia los líderes y los partidos políticos. Schuliaquer sostiene que la polarización afectiva tiene la característica que se basa no tanto en el programa, como la histórica diferenciación entre la izquierda y la derecha, o partidos conservadores y progresistas o partidos más institucionalistas y movimientistas: “en la polarización afectiva el rechazo al otro es una cuestión mucho más desde el punto de vista de las sensaciones, del asco o la repugnancia que genera. Incluye un rechazo absoluto a lo que es el otro y a la noción sobre el otro. Cuando la polarización es afectiva y no se convierte en algo racional es más difícil llegar a acuerdos y es más difícil que perduren las lógicas más democráticas de intercambio argumental, de planteo de distintas posiciones y de pujas de poder que siempre incluye la política”.
El académico manifestó que la polarización afectiva es un fenómeno actual que se profundiza con las redes sociales y con la partidización de los medios: “En ese contexto encuentra más lugar porque los espacios en donde uno circula el otro político con el que va a rivalizar, no participa. A diferencia de la escena clásica de la televisión en los 90 o 2000 donde uno veía las distintas fuerzas políticas nacionales en un mismo escenario, cuando eso empieza a ser más difícil empieza a haber más extrañamiento respecto del otro político y eso trae más consecuencias sobre la calidad en la democracia porque no hay lugar para el debate ni legitimación del otro como una persona que tiene derecho a existir políticamente”.
Sobre la importancia de estudiar el concepto de polarización, el doctor en Ciencias de la Información y la Comunicación por la Universidad Sorbonne Nouvelle-Paris, señaló: “Entiendo que un poco de polarización política es necesaria porque si no todos pensarían lo mismo y la idea es que la democracia en un punto implica la pluralidad de proyectos políticos y la convivencia entre esos proyectos. En un punto tiene que haber cierta polarización en decir ‘yo pienso de una forma y vos de otra’. Pero también es una forma de estudiar fenómenos de crecientes autoritarismo, como una vertiente legitimada y aceptada por amplios sectores de la sociedad, que permiten en la polarización el extrañamiento absoluto respecto del otro y la quita de legitimidad de la existencia pública. Se acepta y se permite la violencia política contra los otros, los discursos descalificadores, el extrañamiento del otro, como si no fuera otra persona equivalente a vos con otras ideas”.
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