En la cartera que conduce Mario Peña (h) estallan de regocijo cada vez que se analiza el impacto económico del turismo en la provincia. Con metodologías dudosas y cálculos poco claros se abona la idea de que, en materia turística, siempre «vamos ganando». Aquí un necesario recordatorio de por qué habría que calmarse un poco.
En la verborragia oficial no escasean las referencias al sector turístico como palanca de desarrollo y dinamismo. Esto pese a que los resultados, puestos en cifras, no sólo carecen de rigor estadístico, sino que además no justifican ni por asomo semejante definición.
Los partes emanados desde el ministerio de Turismo y replicados casi mecánicamente por el aparato propagandístico oficial, rebosan de júbilo al informar las millonarias cifras que la actividad presuntamente deja a la provincia cada temporada. Con retórica triunfalista, se intenta vender que, en materia turística, Salta está para revolear manteca al techo.
De esa forma, y valiéndose de cuestionables métodos de medición, el estado llegó a la conclusión de que el último fin de semana largo tuvo un impacto económico de $557 millones. También añaden que, entre los feriados del 17 de junio (paso a la inmortalidad de Martín Miguel de Güemes) y del 20 de junio (día de la bandera), se registraron en establecimientos turísticos unas 27.161 personas con un pernocte promedio de 2,5 noches.
Si se prorratea el impacto general del fin de semana XXL por la cantidad de visitantes que al menos se registró en un hotel, el gasto promedio por persona anduvo en el orden de los $20.507, o unos 93 dólares llevado al tipo de cambio paralelo. Lo que en cualquier destino turístico de Europa sería el equivalente a una cena para dos personas, en Salta representa el total de gastos para cuatro días de turismo y amerita que las autoridades -y sus medios afines- salten en una pata.
Dibujando números
Pero ni Salta es muy barata, ni los turistas son unos completos pichuleros. La realidad es que los cálculos simplemente están hechos como la mona. O para ser más específicos, carecen del más mínimo rigor estadístico.
Toda vez que la comunicación oficial alude a los miles de turistas que visitan Salta y a los millones de pesos que vuelcan en la economía local, apela a dos mecanismos de medición: Los relevamientos hoteleros diarios y las encuestas al turista en la vía pública. Los primeros se enfocan en variables como la tasa neta de ocupación de habitaciones, el pernocte promedio y el lugar de residencia de los huéspedes. Las segundas, en tanto, permiten obtener información cualitativa del perfil de turista que visita Salta y aproximaciones al gasto turístico diario. En todos los casos, se aclara que se trata de «aproximaciones», pese a que en los sucesivos balances se presentan como cifras exactas. Desde el área de estadísticas también se especifica que las encuestas se realizan tres veces al año en las temporadas de verano, semana santa e invierno.
Sin embargo, no se deja en claro cuál es el tamaño de la muestra (cantidad de casos), por lo que no se puede asegurar que la misma sea representativa. Tampoco se explicitan las técnicas de muestreo utilizadas en el espacio público, por lo que no se conoce fehacientemente la distribución de los sondeos. En cuanto al impacto general, no se aclara si se desprende de multiplicar el promedio individual de gastos por la cantidad de turistas, o si se toman en cuenta los datos aportados por cámaras gastronómicas y hoteleras. En concreto, cuando se habla del impacto económico del turismo en una determinada temporada, las «aproximaciones» pretendidas no parecen estar muy próximas a la realidad.
Cuestión de métodos
La Organización Mundial del Turismo (OMT) considera que cualquier zona turística debe disponer como mínimo información sobre cuatro aspectos de la actividad turística como son: a) número de turistas, b) nacionalidad de los turistas, c) días de estancia de los turistas, y d) gasto que efectúan los turistas.
De los primeros puntos, se disponen con mayor o menor precisión, de información censal, debido al recuento en frontera de los extranjeros que la cruzan. El último ítem requiere necesariamente de la participación de encuestadores.
Para tales casos, la OMT no recomienda realizar encuestas en la vía pública, por lo complejo que se torna llegar a los turistas en medio de la masa de transeúntes. Por el contrario, se aconseja realizarlas en puntos estratégicos como terminales o aeropuertos antes de que emprendan el regreso hacia sus respectivos destinos, ya que en estos momentos los turistas tienen información y opinión sobre sus vacaciones.
Tampoco es pa’ tirar cuetes
Pero incluso tomando como serios los datos aportados por el ministerio de Turismo y Deportes, la cosa no está como para ilusionarse mucho. En 2021, el gobierno arribó a varias estimaciones sobre el impacto económico del turismo: La temporada de verano en su conjunto aportó, según cifras oficiales, mil millones de pesos. Los feriados de Semana Santa, con 20 mil turistas en territorio salteño, añadieron $123.578.679. El fin de semana largo de julio, impulsado por el feriado del día de la independencia, agregó otros $183 millones. Durante la temporada de invierno, en tanto, se registró una afluencia de 127 mil turistas con un impacto de $2.019.452.467. A eso deben sumarse los fines de semana largos del 17 de agosto ($154 millones), del 12 de octubre ($304,4 millones) y del 20 noviembre ($284 millones).
Aun tomando en consideración estos guarismos, basados en estimaciones de gastos promedio, el aporte del sector en comparación con el presupuesto oficial del año pasado fue de apenas el 2,71%.
Para la temporada de verano 2022, que incluye los meses de enero, febrero y los feriados de carnaval, la cartera a cargo de Mario Peña (h) calculó un impacto de $8.708.370.908 para la provincia de Salta. De los 363.473 turistas que pernoctaron en el territorio, un 30% provino de Buenos Aires, mientras que en segundo lugar se ubicaron los propios salteños. Por detrás quedaron: CABA, Córdoba, Santa Fe y Tucumán.
Para Semana Santa 2022 se calcularon $474 millones de impacto económico que, repartidos entre 31 mil visitantes, arrojan un gasto promedio por turista de apenas $15.200. A esta altura del año, y sumando los ingresos del último fin de semana largo festejados como un gol por las autoridades locales, el impacto total del turismo estaría representando un 3,69% del presupuesto total de la provincia. Como diría el escritor italiano Pitigrilli: «La estadística es una ciencia según la cual todas las mentiras se tornan cuadros».