Aunque desde septiembre del 2020 que el exgobernador Juan Urtubey y su ex ministro de Finanzas ofrecen el servicio de consultores a empresas privadas, recién esta semana quedó oficialmente constituída «UP Soluciones SAS».  Una idea para hacer clink caja. 

Lucas Sorrentino

Quienes leyeron Cuarto Poder el 3 de octubre de 2021 deben estar sufriendo algo parecido a un déja vu en estos momentos. En ese momento, en el artículo titulado «Tontitos pa’ los negocios: nuevos curros, viejos socios», dimos cuenta de la iniciativa de un nuevo dúo dinámico: era casi un secreto que desde septiembre del 2020 el exgobernador Juan Urtubey preside un estudio que ofrece servicios de consultoría a empresas privadas y que su socio en el emprendimiento es el ex-ministro de Finanzas Carlos Parodi. 

«Soy director del Estudio Urtubey & Parodi», decía el Linkedin del exgobernador. 

El déja vu, sin embargo, tiene que ver con que recién este 23 de junio de 2022 quedó constituída oficialmente la consultora a través de la cual Urtubey y Parodi actúan.

Según el boletín oficial del 23 de junio, el 1 del mismo mes se constituyó la sociedad «Up Soluciones SAT (tuvieron tiempo para buscarse un nombre, que tranquilamente podría ser el de esas empresas que ofrecen servicios de albañileria, plomería, electricidad y gas para los hogares. 

Pero Urtubey y Parodi no son Mario Bros y Luigi.  Según consta en el Boletín Oficial, la consultora, con domicilio en la jurisdicción de la provincia de Salta, y sede social en la calle Vicente Lopez N° 22,  tiene por objeto «realizar por cuenta propia o ajena, o asociada a

terceros, dentro y/o fuera del país, las siguientes actividades: 

  1. a) Servicios profesionales: la prestación de servicios, asesoramiento integral y consultoría empresaria, en materia contable, jurídica, comercial, financiera, laboral, informática, administrativa y de gestión, a personas físicas y jurídicas, para la creación, organización y administración de empresas. Toda vez que la legislación lo requiera, las actividades serán prestadas por profesionales con título habilitante. La realización de estudios de mercado y diagnóstico para su aplicación micro y macroeconómica, capacitaciones, charlas, talleres de formación y entrenamiento. 
  2. b) Comercial: compra, permuta, venta, fabricación, importación, exportación, representación, consignación, franquicia, leasing, abastecimiento, representación, distribución, tanto mayorista como minorista, de accesorios, calzados y mercaderías del rubro textil en todas sus formas.

Es bueno porque las definiciones de los puntos A y B son tan amplios y ambiguos, que Urtubey y Parodi pueden desde montar una fábrica de alpargatas, asesorar a un candidato presidencial, hasta venderse unos choripanes. 

El boletín también especificó que el capital social con el que arranca la consultora es de $ 1.000.000. 

El boletín aporta pocos detalles más (solo nos recuerda que el tercer nombre de Parodi es Teófilo, algo que seguramente hasta el mismo Parodi preferiría dejar en el olvido).

Serás lo que debas ser o serás consultor

Ser consultor está de moda. Se dice que el objetivo de una consultoría, independientemente del área de actuación, es ayudar al cliente en un asunto que no tiene suficiente conocimiento para resolverlo por sí mismo. Este cliente puede ser una empresa o una persona física, lo que lo define es la búsqueda de alguien con autoridad en algún nicho de interés para dar respuesta a sus necesidades.

¿En serio se imaginan a Urtubey y a Parodi diciéndoles a otros cómo resolver problemas? Justo ellos que crearon tantos a Salta. El gran truco de Urtubey para terminar el mandato no le sirve a un empresario: «sacá préstamo en dólares, total paga el gobernador que viene». Ese urtutip no funcionaría: la empresa terminaría cerrando. 

Quizá lo que ofrecen son los contactos o vaya a saber. Porque no son los primeros en incursionar en el «trabajo»: el ministro de Economía Roberto Dib Ashur, fue socio fundador de Delta Consultores; Emiliano Estrada; Miguel Isa, Bernardo Racedo Aragón, Daniel Amador… todos consultores. 

Al final, Salta no era tierra de poetas, sino de consultores. Se ve que ahí está el negocio.