El intendente había vetado el proyecto, pero el Concejo Deliberante cantó quiero vale cuatro y habemus cupo. En tu cara, Lara Gros.
A veces el medievalismo retrocede. Son pequeñas batallas ganadas que deben celebrarse: ayer, pese a que el intendente Marcelo Lara Gros había vetado el proyecto de cupo laboral trans, el Concejo Deliberante insistió y logró promulgar la ordenanza.
El proyecto garantiza la incorporación a la planta permanente el 2% de personas transexuales, transgénero o travestis de la ciudad de Orán en la administración pública municipal.
El Proyecto había sido aprobado en el Concejo Deliberante el seis de septiembre; pero luego vetado por el jefe comunal. Para revertir ese veto se necesitó una mayoría agravada y se consiguió esa mayoría.
La comunidad trans de Orán siguió de cerca el resultado de la votación. Los troskos festejan la aprobación del proyecto. Desde Radio Cadena Noa recalcaron que las modificaciones realizadas por sus ediles hicieron que el proyecto se convirtiera en algo concreto, algo más que una carta de buenas intenciones.
Así cronica el hecho la radio de ese municipio: “Solo la intervención del a Bancada del PO impuso una serie de modificación que transformo ese proyecto demagógico en un instrumento político, donde se incluyó el cupo de ingreso de un 2 % del total de la planta y que los trabajadores ingresen directamente con estabilidad laboral permanente lo cual fue motivo del veto. El bloque oficialista junto al PJ insistieron en sacar el artículo que garantiza la estabilidad laboral, pero el bloque del PO insistió y se respaldó en la movilización para que finalmente sea aprobado”.
Según la crónica, hubo un concejal laragrosiano que tuvo un momento Cobos y, con miedo, se retiró a “reflexionar” encerrado en su oficina. Pero al final volvió al recinto y votó de manera positiva.
La ciudad de Orán se convierte así en el primer municipio de la provincia de Salta en aprobar una ordenanza de inclusión que atiende la demanda de minorías explotadas, marginadas por la discriminación y que incluso son víctimas de crímenes de odio (47 asesinatos durante el 2017) en las propias narices del oscurantista poder de la curia al interior de la provincia de Salta.