Javier Wayar tenía que elegir entre entregar plata a una escuela o construir un letrero y optó por lo segundo. También gastó un dineral en una fuente que solo anduvo tres días. El denominador común de las obras es que están sobrepresupuestadas.

Lucas Sorrentino

Hace tres semanas, en un artículo de este semanario se trazó un paragón entre el intendente de La Merced y la película El dictador, de Sacha Baron Cohen. Lamentamos decir que nos quedamos cortos. Javier Wayar va más allá de la simple parodia de un señor feudal. El cargo le queda grande y eso se ha hecho más evidente con las últimas obras inauguradas en ese municipio: tan inútiles como onerosas, tan endebles como feas.

Las obras

Antes de empezar a hablar de las obras en concreto, revisemos las prioridades que tiene el aprendiz de intendente. Por un lado, tenía la obligación de ayudar a una escuela. Pero decidió gastarse la plata en una fuente.Una fuente fea. Una fuente carísima. Una fuente que solo funcionó tres días.

Los chicos de la Escuela Mariano Boedo Nº4070 anhelaban (en realidad necesitaban) que la institución tenga unas mejoras. La municipalidad, por ordenanza, está obligada a brindar una ayuda económica no reintegrable. En este caso, era de $300.000. Para una escuela tan importante, a la que asisten tantos estudiantes mercedeños, no es nada. Y aún así, Wayar decidió patinarse esa plata en otra cosa.

La fuente de los deseos, que nadie desea

La semana pasada Wayar inauguró una fuente, que supuestamente le costó a La Municipalidad $700.000. Descolorida, carente de estética, ni siquiera funcionó bien: se echó a perder a los tres días después de inaugurada. Ahora parece un basural o un lugar donde los mosquitos que transmiten el dengue podrían armar una orgía.  Ya ni los pecesitos se encuentran. Ni las luces. Para tratar de subsanar este último desperfecto, Wayar manda a un empleado para que coloque dos reflectores arriba. La luz ilumina el agua estancada.

El pórtico que nadie quiere

Aun después de despilfarrar en esa fuente, Wayar aún podría haber ayudado a la escuelita. Pero no. Decidió gastar $800.000 en «un pórtico», que más bien es un letrero caro.

La obra no estaba presupuestada y sorprendió a muchos.  El día de la inauguración, La coordinadora municipal, Noelia Bianchi, anunció con bombos y platillos el costo de la obra. «Las letras se realizaron en El Carril, las piedras fueron traidas de Chicoana», dijo, como si de esta manera se pudiera explicar semerendo costo. Además, dijo Carril y Chicoana, como si fueran de una galaxia muy muy lejana y no dos municipios vecinos.

Además de feo y oneroso, lo ubicaron mal. Un pórtico debería estar en el ingreso a un lugar. Pero las neuronas de Wayar decidieron emplazarlo en la plaza de San Agustín, en medio del pueblo, cuando tendría que ser en la entrada.

En La Merced hay mucha gente que la está pasando mal y este despilfarro injustificable genera furia. Ya hay vecinos pidiendo a los concejales que investiguen esas facturas, para ver qué tan inflados están los números.

Se viene otro round con el Concejo Deliberante

Las irregularidades -insoslayables- de estas obras llamará la atención de los concejales, con los que Wayar tiene una pésima relación. El pobre Wayar flashea con ser un señor Feudal que no debe rendirle cuentas a nadie y se olvida que enuna democracia hay organismos a los que se le deben explicaciones.

Justamente, por intentar pedir explicaciones sobre sus disparatado accionar es que Wayar terminó amenazando de muerte al presidente del Concejo Deliberante.

El sábado, CUARTO PODER dio a conocer un insólito hecho en La Merced: el intendente amenazó de muerte al presidente del Concejo Deliberante, Santiago Huerga. En medio de un acto oficial le dijo hijo de puta, basura, porquería. Después lo empujó (delante de mucha gente) y dijo: “no te hago cagar porque hay gente, no te mato porque hay gente, te voy a hacer seguir adonde vayas; te voy a cagar matando. Yo personalmente donde te cruce te voy a matar». En un momento llegó a mencionar que contrataría sicarios, es decir, tercerizaría el trabajo.

El enojo de Wayar tiene un por qué: CUARTO PODER dio a conocer una investigación del Concejo Deliberante, de la que luego se hicieron eco otros medios: había un par de ediles wayaristas que cobraban doble sueldos: como ediles y como empleados municipales, todo esto mientras Wayar le había quitado los fondos al Concejo Deliberante, con el objetivo de que deje de sesionar.

El lector, al final de esta nota, habrá sacado la conclusión de que Wayar es un payaso. Sí, en parte es verdad. Pero hay que agregar que es un payaso peligroso y desesperado. Ahora quiere la reelección y está peor que nunca.