Un joven de 18 años fue desfigurado y asaltado por efectivos de la Policía de Salta. El hecho ocurrió en la madrugada del jueves. Se trata de una mancha más en una institución tapada de abusos.

La teoría de la manzana podrida que utilizan las autoridades de la provincia cada vez que suceden hechos de violencia por parte de policías salteños ya es insostenible. Lo cierto es que se puede afirmar que la Policía de la provincia de Salta está repleta de delincuentes legalizados, abusadores de personas de su propia clase social.

El jueves sucedió un hecho que vuelve a poner en el tapete la falta de control que tienen los policías locales. El diario  El Tribuno difundió las fotos y el testimonio de Miguel Rioja, un joven de 18 años que fue desfigurado y asaltado por uniformados del 911.

El joven fue interceptado en Villa Juanita a las 2.30 de la madrugada, cuando caminaba por la zona. Los uniformados lo esposaron, lo golpearon y lo desfiguraron mientras lo acosaban y acusaban por una supuesta denuncia de violencia familiar.

El testimonio del joven tras la paliza es contundente: «Ahora vamos a arreglar el asunto, me dijeron, apartaron a mi amiga, me tiraron al piso y me esposaron. Después me subieron al móvil. Yo no entendía nada, me empezaron a insultar, a decirme de todo, que así le pegás a las mujeres y qué se yo, y comenzaron entre todos a golpearme. Me arrancaron el cabello y me hacían golpear el rostro contra sus puños o con el vidrio de la puerta y comencé a gritar que me dejen pero seguían golpeándome. Arrancaron el móvil y salieron por la manzana 9, con mala suerte para ellos porque en la calle estaba mi tío, a quien grité que me llevaban para matarme. Estaba secuestrado por la fuerza pública, detenido por ningún delito y golpeado no sé por qué. Digo esto porque me llevaron a un callejón oscuro y de nuevo empezaron los golpes y las risas entre ellos».

«Una cuadra más entraron a un pasaje y otra vez, hasta que me desmayé. Ahí me vi dentro de un móvil del 911 solo, ensangrentado. Unos minutos después me llevaron hasta la comisaría de El Sol, donde la comisaria o el encargado o jefe lo escuché que decía que no me querían allí, que me llevaran a otro lado. Luego trajeron otro móvil y me cambiaron porque el del 911 tenía sangre en los vidrios y en los asientos. Entonces escuché la voz de mi hermana. La encargada le negaba que yo estuviera allí, pero ellas entraron y me encontraron escondido, esposado y desfigurado. Entonces urgente me llevaron al San Bernardo, me bajaron, pidieron el turno y me guardaron de nuevo en el móvil, esposado, ya estaba sin zapatillas, sin la campera, sin el dinero que portaba y sin el celular, me dejaron solo el documento y la tarjeta de estudiante”, continuó.

“Dos horas después me llevaron a la Alcaidía. El médico me revisó todo el cuerpo que estaba lleno de moretones, pidió tomografía y tratamiento especial, derivándome al San Bernardo, donde me atendieron en la mañana. La denuncia la hizo mi familia. Yo recién hoy me pude levantar. Me robaron la campera, las zapatillas y el dinero que había ganado esa tarde en una changa. Hoy tengo miedo pero los voy a denunciar en persona y a demandar por las daños que me provocaron, sin ninguna razón», dijo el joven al matutino.

Los familiares de Miguel pudieron tomar fotos en el momento en que el joven estaba detenido en la patrulla.