Hoy, Día de la Tierra, destacamos la historia de la peruana Máxima Acuña ganadora del Premio Medioambiental Goldman.
“Yo defiendo la tierra, defiendo el agua, porque eso es vida. No le tengo miedo al poder de las empresas”, sentenció Máxima Acuña durante la ceremonia de premiación del Goldman Environmental Prize. Ella y otros cinco líderes ambientales del mundo fueron reconocidos con el máximo galardón por la defensa del medio ambiente.
La peruana Máxima Acuña era hasta hace cinco años una madre campesina que se dedicaba al cultivo de sus tierras, privilegiadamente ubicadas frente a la hermosa Laguna Azul, en Sorochuco. Por ese entonces ella no imaginaba que tan alto podía alzar su voz.
“Una agricultora de subsistencia en las montañas del norte del Perú se puso de pie para defender su derecho de vivir pacíficamente en su propiedad, un área apetecida por la minera Newmont y Buenaventura para desarrollar la mina de oro y cobre, Conga”, resalta la organización del premio Goldman sobre Máxima Acuña.
En agosto del 2011, la minera Yanacocha intentó desalojar a Máxima Acuña y su esposo Jaime Chaupe de sus predios, ubicados en Sorochuco, en la provincia cajamarquina de Celendín. La empresa aducía que le pertenecían desde hacía 15 años, pues los había comprado junto a otros terrenos.
Sobre la zona se había proyectado la construcción de dos tajos abiertos para la explotación de oro y cobre (proyecto Conga). La familia Chaupe Acuña indicó que a su favor tenía un certificado emitido por la comunidad en 1994.
Así empezaron los abusos por tratar de sacar a la familia de Máxima Acuña de su hogar en Sorochuco y también fue como Máxima pasó –sin querer– de ser una humilde campesina analfabeta a una luchadora que defendía sus tierras y la protección de la laguna que le permite subsistir en una zona altoandina.
En el 2011, ambas partes iniciaron un juicio por las 30 hectáreas de la familia. Un año después, un juzgado de Cajamarca dictó tres años de prisión suspendida contra los esposos por el delito de usurpación. Según el dictamen, ellos habían invadido el territorio de Yanacocha.
Sin embargo a mediados del 2013, la Corte Superior de Cajamarca anuló la sentencia. En diciembre del 2014, el Poder Judicial falló en segunda instancia a favor de Máxima Acuña y revocó su condena. Pese a ello aún continúa la disputa para determinar al propietario de las tierras.
La empresa minera precisó a El Comercio que esperará que el Poder Judicial resuelva el caso de Máxima Acuña. “Seguimos apelando al diálogo directo como la mejor vía para resolver cualquier tipo de discrepancia”, indicó.
La incesante batalla de Máxima Acuña sobrepasó barreras. Ella se vio obligada a dejar su hogar para asistir a juicios, encabezar marchas, e incluso salir del país para pedir apoyo internacional. Los golpes que sufrió ella, su esposo y sus hijos la hicieron más fuerte.
El último lunes el Goldman Environmental Prize, uno de los premios más prestigiosos del mundo, reconoció a nivel internacional la labor y el activismo a favor del medio ambiente de Máxima Acuña.
En la ceremonia –en San Francisco (EE.UU.)–, Máxima Acuña dio un sentido discurso en el que ratificó que continuará su lucha para evitar la contaminación en Cajamarca por la actividad minera. “Seguiré luchando por los compañeros que murieron en Celendín y Bambamarca, y por todos los que estamos en lucha en Cajamarca”, dijo tras entonar una canción que puso de pie a los asistentes.