Se levantaron los cortes que bloqueaban las rutas del norte provincial. Luego de varias horas y distintas reuniones entre manifestantes y algunos funcionarios se pudo llegar a un acuerdo intermedio. Estuvo cerca, pero al final no se prendió fuego Tartagal.
Fueron momento de una tensión ascendente luego de que se informaran los diferentes cortes que se realizaban en diferentes rutas del norte de la provincia . Se unieron todos los reclamos, ser labró un acta con las peticiones de los manifestantes que además negaron la invitación para dirigirse hacia la capital para reunirse con las autoridades y hacer escuchar su reclamo, “fuimos varias veces y volvimos con las manos vacías”, manifestó uno de los referentes en el corte de la ruta 34.
“El pedido de los funcionarios era que querían reunirse con nosotros en Orán; después propusieron hacer una reunión en Ballivián, pero desde el principio estuvimos firmes en la postura de que quienes tenían que venir a dialogar con nosotros, pero aquí en Mosconi, eran los funcionarios”, precisó José “Pepino” Fernández.
Lograron que los ministros de gobierno, Julio César Loutaif y de trabajo, Eduardo Costello; además de los secretarios de obras públicas, Sergio Zorpudes y de empleo Javier Massafra se reunieran con los diferentes representantes de cada grupo para atender a sus peticiones. Pasadas las 16 horas y luego de cerca de 8 horas de cortes comenzaron las reuniones, siempre vigiladas por las policía que miraba con ojos atentos ante cualquier movimiento sospechoso.
Se informa que entre los reclamos que serán atendidos, o al menos esto es lo que se prometió, destaca que las obras públicas se ejecuten a través de cooperativas sociales, para así generar más puestos de trabajo para todo Tartagal, además de la creación de quirófanos en Salvador Mazza y la puesta en marcha de la reactivación hidrocarbirífera. En realidad, y como estaba la situación, es comprensible que los funcionarios hubiesen prometido el cielo y las estrellas porque tenía una situación que podías descontrolarse y generar un verdadero caos.