La visita a Salta del ministro Daniel Arroyo será uno de los acontecimientos más esperados, quizás de todo el año. El titular de la cartera de Desarrollo Social vendrá el 23 de enero a rubricar el convenio para la entrega de tarjetas AlimentAR, el cual mantiene en las gateras a 65.000 grupos familiares. Y hete ahí los problemas para algunos.
Hay que imaginar el ahínco con el que esperan convertir en víveres quienes tienen acceso a uno de estos plásticos, ni hablar de aquellos que cuentan con media docena. Por estos catastros parece ir la expectativa que aqueja a la cónyuge de una otrora figura política de las grandes ligas, a cargo del management y coacheo táctico de las 6 canonjías con que el Estado provincial venía auxiliando a salteños en condición social crítica (generada, a su vez, por la falta de lineamientos productivos de la gestión precedente).

El mkt del hambre

Es que la visita que realizará el integrante de la Red de Acción Política –brazo doctrinario de Washington-, Daniel Arroyo, a nuestra provincia, mantiene esta disquisición en cuanto a su faz operativa. En particular, si AlimentAR podrá convivir con las tarjetas que en este mismo sector ya repartió en años anteriores el Ejecutivo salteño. O bien, si Primera Infamia continuará bajo el ala de aquel personaje grotesco, quien responde al nombre de Abel Albino.
Estas dudas existenciales van de un lado hacia el otro, a la espera de la llegada de Arroyo, quien ya se reunió y cruzó teléfonos con su par gaucha, Viviana Figueroa. La campaña contra el hambre y su marketing específico tienen el escenario salteño a sus anchas, en su objetivo de reducirlo a su mínima expresión. Algo que en su momento ya se plantearon los sacristanes de las semillas transgénicas, la mega minería y la conducción de drones.