Vigilar y castigar: La adicción a saber todo de todos (#,@)

Por Gabriela Hernández

Las nuevas tecnologías llegan a nuestra vida con la intención de mejorarla y facilitarla, pero no es todo color de rosa, ya que cada vez menos cosas nos pertenecen solo a nosotros. La vulnerabilidad de ser públicos.
Así es todos tus datos están en internet, son muy pocas las personas que tienen sus datos personales (Nombre completo, DNI, CUIL, domicilio, Rostro, etc) resguardados del mundo tecnológico y el almacenamiento de datos. En algunos casos hasta nos encontramos con individuos que vendieron su iris (ojo) a un banco de datos de internet, está información podría ser usada para estafas a futuro, ya que existen en internet foros y bancos de datos
en donde cualquiera puede realizar compra y venta de información personal.
La obtención de nuestros datos por parte de empresas y organizaciones ya no tiene límites y hasta en algunos casos no damos el consentimiento o hasta somos engañados para regalarnos, ya que, si bien no dejamos partes de nuestro cuerpo, los datos también nos constituyen como personas y como civiles, más si se habla de identidad virtual y trámites virtuales que influyen en nuestra realidad diaria.
Por otro lado, es necesario remarcar la frase “dime lo que publicas y te diré quién eres” ya que al usar con regularidad las redes sociales y publicar vamos dejando toda una línea de datos que muestran nuestras rutinas diarias, nuestros gustos, como pensamos o qué opinamos de un tema o situación, las personas con las que nos relacionamos entre miles y miles de cosas que prácticamente nos convierte en un libro abierto y público que cualquiera puede leer e interpretar (o hasta controlar). La información es poder y a veces damos tanta información que les facilitamos el camino a personas mal intencionadas o manipuladoras que buscan influirnos.
No siempre sabemos quién nos mira desde el otro lado de la pantalla, no sabemos si los que dicen ser lo son o si bajo la imagen de una reacción a nuestras publicaciones se encuentra el peligro. Estamos prácticamente en un desierto sin refugio en el que cualquier cosa se nos puede acercar (¿o controlar?)

Hackers
En Argentina fue noticia este año el hackeo al sistema de datos de licencia de conducir y al Registro Nacional de las Personas, lo grave es que estos hechos no se tomaron con la gravedad correspondiente ¿Estamos tan acostumbrados a que nuestra información no nos pertenezca? ¿No vemos grave que cualquiera en el mundo pueda tener nuestra información?. Lo que debió ser un escándalo nacional casi que paso como una información más como las miles que manejamos actualmente cada día.

Licencias de conducir
El 16 de abril hackearon la base de datos de licencias de conducir la cual contiene casi 6 millones de registros y piden USD 3000 para devolverlas.
Desde el gobierno aseguraron que ‘’el hecho fue alertado en el momento por el equipo de seguridad informática y eso posibilitó que se tomen los recaudos necesarios para frenar el acceso a esa información y bloquear futuros hackeos’’, sin embargo mucha información círculo por canales de telegram.

Renaper
El 17 de abril último se publicó información personal de ciudadanos y ciudadanas argentinas, almacenada en el Registro Nacional de las Personas (Renaper), en un foro de compra y venta de datos personales. La información contenía documentos de identidad, fotos y huellas dactilares.
Algunos usuarios en redes sociales aseguraron que se trataba de un nuevo hackeo. Ante la noticia, el Renaper, que depende del Ministerio del Interior de la Nación, publicó un comunicado que niega que se trate de un hackeo: “A raíz de versiones que circularon en las últimas horas, desde el equipo técnico del Renaper y la empresa de ciberseguridad Danaide SA queremos llevar tranquilidad confirmando que no existió un hackeo a la base de
datos del organismo ni una nueva filtración de información”. (Chequeado)

¿Vos qué crees? ¿El Grand Hermano Bourg?
Recientemente el medio “El tintero de Salta” compartió un curioso testimonio acompañado de la foto de un formulario en donde se piden las redes sociales de los trabajadores de la Casa de Gobierno.
“Una lamentable situación afecta a los trabajadores estatales salteños. Según se supo, por estrictas órdenes de la coordinación de Gobierno, se está ejerciendo una fuerte presión sobre los empleados, precisamente: los funcionarios de primera y segunda categoría tienen la orden de obligar a sus subalternos a declarar sus cuentas en redes sociales para monitorear sus actividades online.
Esta medida tiene como objetivo principal controlar si los empleados comparten o dan “me gusta” a las publicaciones emitidas por el gobierno y medios satélites. “Nos han pedido que entreguemos los datos de nuestras redes sociales y que sigamos las cuentas oficiales del gobierno. Nos están monitoreando constantemente para ver si interactuamos con sus publicaciones”, comentó un empleado estatal.
El nivel de control es tal que aquellos trabajadores que se niegan a cumplir con esta exigencia o que no interactúan de la manera esperada, son amenazados con posibles despidos. “Si no colaboramos, nos amenazan con echarnos. Es una situación muy angustiante porque sentimos que estamos siendo vigilados todo el tiempo y que nuestra libertad de expresión está siendo coartada”, agregó la fuente.
Esta situación ha generado un clima de temor entre los empleados, quienes ahora se sienten obligados a seguir y apoyar públicamente para preservar sus empleos. “No podemos seguir trabajando bajo estas condiciones. Necesitamos que se respete nuestra privacidad y nuestra libertad de expresión. Esperamos que se tomen medidas para poner fin a estas prácticas intimidatorias”, indicaron off the record a nuestro sitio web” Aunque indignante esto no es algo nuevo, ya que muchas empresas y organismos a la hora de contratar están comenzando a pedir las redes sociales de las personas que contratan como requisito indispensable.
Estás acciones limitan la libertad de expresión de los individuos los cuales al entregar sus cuentas personales deben verse condicionados por el “¿Qué dirán mis jefes?””¿Si público esto perderé mí trabajo?””No quiero que sepan esto de mí”. Un fantasma invade a la persona ya que no sabe cuándo la vigilan y cuando no, o en que condiciona su vida mostrar sus expresiones (políticas por ejemplo), sus relaciones (¿le cae bien esta persona a
los que me vigilan?) gustos, etc.

Un poco de Foucault
Siguiendo el libro de Michel Foucault “vigilar y castigar, podemos comprender que el vigilar o hacer creer que se vigila es una característica propia del poder para someter a los individuos, ya que, si bien lo pretende, el poder no puede ser omnipresente.
El Panoptismo: Si bien la teoría del panóptico se ha popularizado gracias a Michel Foucault, el concepto panóptico fue ideado por Jeremy Bentham como un mecanismo aplicable al control del comportamiento de los presos en las prisiones.
El panóptico en sí es una forma de estructura arquitectónica diseñada para cárceles y prisiones. Dicha estructura suponía una disposición circular de las celdas en torno a un punto central, sin comunicación entre ellas y pudiendo ser el recluso observado desde el exterior. En el centro de la estructura se alzaría una torre de vigilancia donde una única persona podía visualizar todas las celdas, siendo capaz de controlar el comportamiento de todos los reclusos.
Éstos, sin embargo, no podían ser nunca conscientes de si eran vigilados o no, dado que dicha torre estaba construida de forma que desde fuera era vista como opaca, no sabiendo donde estaba o que hacia el vigilante. Así, el recluso podía estar siendo vigilado a cada momento, habiendo de controlar su comportamiento con el fin de no ser castigado.