Hasta hace muy poco, se catalogaba como «contacto estrecho» al hecho de que una persona haya estado 15 minutos o más, a menos de dos metros de distancia de un enfermo de coronavirus. Pero tras haber constatado que un oficial penitenciario, en Vermont, pareciera haber contraído el coronavirus durante «múltiples encuentros breves» con seis presos contagiados en agosto, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, cambiaron ese concepto.
En trabajo conjunto con el Departamento de Salud y el personal del Centro Correccional que, revisaron las imágenes de vigilancia de las interacciones de sus empleados con las seis personas encarceladas y nunca estuvo más de 15 minutos seguidos a menos de dos metros de ninguno de ellos, estuvo al menos 22 veces durante un turno de trabajo de ocho horas, totalizando al menos 17 minutos de exposición. Durante sus interacciones, los presos usaban máscaras la mayor parte del tiempo, aunque no siempre, mientras que el oficial siempre tenía puesta una máscara de tela de microfibra, bata y protección para los ojos. Tras comprobar que el oficial penitenciario no había tenido contacto conocido con nadie más que hubiera sido diagnosticado con covid-19, y que los casos de coronavirus eran escasos en su condado de origen y en el resto de la cárcel, los investigadores dictaminaron que su caso probablemente se debía a breves encuentros. El estudio «se suma al conocimiento científico del riesgo de los contactos de las personas con covid-19 y destaca nuevamente la importancia de usar máscaras faciales para prevenir la transmisión.
El propósito principal del rastreo de contactos es identificar a las personas con mayor riesgo de exposición y, por lo tanto, mayores probabilidades de desarrollar una infección, lo que puede orientar las decisiones sobre la cuarentena y las restricciones laborales.  para lo cual los funcionarios de salud pública deben considerar las posibilidades de riesgo de transmisión sobre el tiempo de exposición acumulativo dentro de cada entorno. La posible propagación depende de cuán propensa a ser infectada sea una persona, cuán ventilada esté la habitación en la que se encuentran las personas, cómo podría circular el virus a través del aire en cada entorno particular y si las personas usan o no máscaras, entre otras variables. Aún no hay acuerdo respecto a la «dosis infecciosa» necesaria para contraer la enfermedad y si una dosis más alta corresponde a la tendencia de cada persona a enfermarse, aunque la hipótesis es que cuanto más tiempo se esté cerca de otra persona infectada, será mayor el nivel de exposición al virus y será más probable que se contraiga coronavirus.