Dos de las tres federaciones universitarias del país se encaminan a firmar la última propuesta del gobierno nacional, sólo Conadu Histórica sigue en plan de lucha. Les estudiantes, que encabezan muchas de las acciones directas como la toma del rectorado de la UNSa, podrían sostener las medidas aunque se cierren acuerdos paritarios. (Milcíades)

A una semana de la importante movilización federal por la Educación Pública, el conflicto salarial de la docencia universitaria se encuentra en un momento bisagra. Dos de las tres federaciones nacionales que agrupan a docentes, investigadores y becarios universitarios, adelantaron —luego de la truncada mesa de negociación del miércoles 29, incluso antes de la movilización federal— que estarían dispuestos a firmar un acuerdo paritario que rondase un aumento de entre el 24% y el 26% anual.

La Federación de Docentes Universitarios (FEDUN) ya anunció oficialmente que aceptó la oferta presentada por el gobierno nacional, mientras tanto, CONADU, que levantó el paro hace dos semanas, dilató hasta último momento su decisión aunque algunos de sus gremios de base empiezan a presionar para firmar.

La otra federación, CONADU Histórica, llegó este viernes (ayer, NdR) al plenario de sus secretarios generales con mandatos divididos y un proceso electoral interno para definir quiénes constituyen su comisión directiva a nivel nacional. Sus seccionales en Universidades como la de Córdoba, Quilmes, el Litoral y Salta, votaron rechazar la oferta del gobierno y continuar el paro hasta el 13 de septiembre. Mandato que tendrá que revisarse al mismo tiempo que se evalúa la oferta salarial en la mesa de negociación que tendrá lugar hoy desde las 18 horas en Buenos Aires.

Toma Chata

Mientras se dirime por arriba si la docencia destraba o no su pulseada con el gobierno nacional, por abajo permanece la toma pacífica del edificio de administración central de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), por parte de estudiantes auto-convocados y un amplio abanico de agrupaciones, desde peronistas hasta la izquierda trotskista.

Si bien el conflicto salarial de la docencia fue uno de los motores del proceso de lucha abierto en las 57 Universidades Públicas, la preocupación por el recorte presupuestario general, el malestar por la carestía de vida producto de las políticas de ajuste del gobierno nacional, los gobiernos provinciales y el FMI, también cobraron cuerpo en consignas y discursos durante manifestaciones y asambleas.

Imagen: Facebook Toma Rectorado UNSa

En el caso de la UNSa, los ajustes que se realizan en el almuerzo que sirve cotidianamente el comedor universitario —la reducción del menú— han provocado un enorme malestar entre una importante porción de estudiantes que utilizan el servicio. Se suman a esto las numerosas restricciones que la administración impone para acceder a la ración de comida, requisitos de carácter meritocrático que excluyen legalmente a una gran cantidad de estudiantes.

También corre el alerta en los pasillos de las facultades más politizadas como Humanidades o Naturales, ante las intenciones de las autoridades de reformar el Estatuto Universitario con el objetivo de profundizar las diferentes herramientas de privatización por etapas del sistema de Educación Superior. Información que adelantamos y detallamos hace dos meses en este semanario.

Pero a medida que se acerque a un posible final el conflicto docente, las crispaciones que alteran al secretario general de la UNSa, Rubén “Chato” Correa, se irán desvaneciendo. El dirigente radical y Franja Morada se esforzaron por dejar en evidencia el papel que ocupan en el marco de esta crisis educativa, financiera y política a nivel nacional. Desde el minuto cero Franja Morada atacó a les estudiantes que se encontraban en la “toma del rectorado”, acusándolos de ser los responsables de la mala liquidación de haberes a docentes y becarios, e incluso de la reducción del menú del comedor universitario. Estos ataques fueron causados por un error táctico en la orientación de quiénes se encontraban ocupando el edificio, que negaron el ingreso a sus puestos laborales a trabajadores administrativos, dándole aire a un discurso que oponía estudiantes con estudiantes y estudiantes con trabajadores. Primó la cordura política y el error fue remendado justo a tiempo, evitando que Franja Morada terminase de poner en contra a una cantidad suficiente de estudiantes como para imponer una votación que transformase la medida en una derrota.

Imagen: Facebook Toma Rectorado UNSa

Luego de que les estudiantes cambiasen su orientación, en un claro ejemplo de aprendizaje político, el secretario general de la UNSa siguió esmerándose en aportar a la causa. Amedrentó a trabajadores administrativos para que se nieguen a entrar y desarrollar sus tareas en el edificio, maniobra que se le volvió en contra cuando les administratives definieron en asamblea desconocer sus imperativos.

Centenario 1918, Fuerza Integral, Asociación Natural y Lealtad Estudiantil, todas corrientes más o menos alineades dentro del armado político del exrector Víctor Hugo Claros y con responsabilidad de dirección en los centros de estudiantes de Naturales, Exactas, Ingeniería, Salud y Humanidades (Franja Morada) hicieron causa común en el mismo sentido, llegando a presentar en una numerosa asamblea inter-claustros una carta para exigir que se levantase la medida de fuerza.

Pero así como esta toma del rectorado oxigenó al movimiento estudiantil local y sus métodos de lucha, y dejó en evidencia a sus detractores, obligó a otras autoridades universitarias, como los decanatos de Humanidades, Naturales y Exactas, a re ubicarse “por izquierda” al respecto. Después de una reunión que mantuvieron el miércoles entre todos los decanatos de la Universidad, este bloque tripartito –Ruidrejo, Kischbaum, Yazlle– ofreció su apoyo extra oficial a les estudiantes que sostienen la medida de fuerza.

En fin, dependerá de la capacidad de les estudiantes y de sus dirigentes que la fuerza y predisposición que demostraron como movimiento estudiantil no se encuentre atada pura y exclusivamente a las definiciones de la docencia en sus negociaciones paritarias.