La línea aérea boliviana Amaszonas deja de volar a nuestra ciudad. Tras dos años de gestiones para lograr la ruta Tarija – Salta, los enunciados sobre la importancia de la integración regional y sólo 10 meses de vuelo; los aviones dejarán de operar porque la empresa priorizará inversiones en Uruguay. (D.A.)

Hace un año -29 de agosto de 2014- el gobierno provincial anunciaba que la empresa boliviana Amaszonas comenzaría a operar la ruta Tarija – Salta. El vuelo inaugural se programó para el 19 de noviembre de ese año y se anunciaba la presencia de medios locales, nacionales y bolivianos; además de empresarios, autoridades nacionales y de la ciudad de Tarija quienes iban a ser recibidos en el Aeropuerto Martín Miguel de Güemes con bombos y platillos por sus pares salteños. Todos estaban felices y todos hacían uso de eslóganes relacionados con la Patria Grande Latinoamericana.

La algarabía, sin embargo, duró menos que un viaje de larga distancia con muchas escalas. La noticia de que la aerolínea boliviana dejaría de operar  se confirmó a principios de este mes y el último vuelo ocurrirá el próximo lunes 31 de agosto. Y aunque el Gobierno salteño anunció que para paliar un poco la situación, la otra empresa, Boliviana de Aviación (BoA), incrementará sus frecuencias Salta – Santa Cruz de la Sierra a tres semanales a partir de octubre. Entonces quienes viajaban directamente desde Tarija a Salta y viceversa quedarán sin conexión directa entre esos destinos que, además, les permitían conectarse sin mayores inconvenientes con destinos interiores de Bolivia, Asunción del Paraguay, Cusco-Perú y algunos departamentos del Brasil.

El sube y el baja

Las gestiones de la empresa para quedarse con la ruta aérea Tarija – Salta empezaron en el año 2012 ante el organismo encargado de administrar los servicios de navegación aérea: la Administración Nacional de Aviación Civil, ANAC. Nadie desconoce, sin embargo, que lo engorrosos trámites para obtener licencias de ese tipo requieren del impulso de operadores empresariales y gubernamentales que según la sapiencia y los contactos, pueden lograr que las autorizaciones salgan más o menos rápidamente. El discurso, por supuesto, siempre se ancla en el bien común: el crecimiento del movimiento de pasajeros en el aeropuerto Martín Miguel de Güemes, conectividad e integración regional, o el liderazgo salteño en el NOA en materia de tráfico aéreo.

El ministro de Cultura y Turismo de Salta, Mariano Ovejero, destacaba, por ejemplo, el 28 de agosto de 2014 que estaban ante “un día de enorme alegría” y agradecía a la empresa Amaszonas “por la confianza y la apuesta en nuestro destino”. El vicepresidente comercial de la empresa, Luis Vera Álvarez Plata, por su parte, declaraba que “Salta es un destino importante y Amaszonas  tiene la expectativa de poder contar con un 50% de mercado corporativo y un 50% de mercado turístico”. Dos días después, el funcionario salteño y el empresario boliviano firmaron un convenio para articular acciones de promoción y fortalecimiento institucional del destino Salta en Bolivia y el fortalecimiento de la ruta área que próximamente operaría la empresa Amaszonas. Las campañas y los gastos de promoción alcanzaron incluso a funcionarios de turismo municipales.

Desde entonces, la caída fue abrupta y la razón de ello estrictamente comercial. Y es que aun cuando los empresarios bolivianos habían dejado entrever una serie de dificultades respecto a esta ruta aérea por lo que no descartaban volver a operar cuando las mismas estuvieran resueltas, la verdad era que Amaszonas adquirió en abril la Aerolínea de bandera uruguaya Buque Bus. La noticia se difundió en diarios uruguayos y nacionales cuando BQB estaba en un proceso de cierre. Entonces se conoció que la firma había sido adquirida por la línea boliviana, que BQB cambiaría de nombre a Amaszonas Uruguay y que la primera seguirá operando las líneas para preservar la conectividad y las fuentes de trabajo que indefectiblemente deberían reducirse entre un 60% y 65%.

La prensa uruguaya informaba por ese entonces que el monto de la operación todavía no estaba registrado aunque el diario montevideano El País comunicó que “Amaszonas comenzará a volar dentro de cuatro a seis meses, plazo estimado de homologación de los aviones y de obtención de los permisos de las autoridades aéreas”. Cuatro de esos seis meses ya se han cumplido y con los aviones homologados y los permisos firmados, Amaszonas levantó vuelo de Salta prometiendo volver pero no garantizando nada. Despegó sin grandes anuncios, dejó a los salteños y tarijeños sin vuelos directos, a los funcionarios provinciales desairados, la integración regional renga y los discursos de la patria grande en la nada para ir tras las rutas de la exlínea uruguaya que le abriría mercados como los de Miami y Madrid alimentando su flujo de pasajeros con Buenos Aires con quien comparte un puente aéreo con Aerolíneas Argentinas en la ruta Aeroparque a Montevideo. Así las cosas, la historia se repite: empresarios del rubro aerocomercial defraudan la confianza y la esperanza de mercados regionales como Tarija y Salta que podían tener conexiones directas sin pasar por las ciudades de gran desarrollo aéreo como Buenos Aires.

Lo que sabe menos, es si los funcionarios de la ANAC harán algo o recibirán presiones de los funcionarios salteños para hacer cumplir el propósito manifiesto de ese organismo: “brindar protección a los usuarios, mediante el control de los trasportadores aéreos, la verificación de la existencia de infracciones aeronáuticas en su conducta y en su caso, la aplicación de las multas correspondientes”. La operación “uruguaya” dejó a 90 sin trabajo en Uruguay y unos cuantos salteños que tras la partida de Amaszonas comparten la misma situación. Según se informó oportunamente, los seis empleados que trabajaron en la provincia serían indemnizados y se estima que serían tenidos en cuenta para cuando la empresa decida operar nuevamente, algo que indudablemente no ocurrirá.