La película “La cena blanca” repasa el caso de la joven jujeña que representó un punto de giro histórico para el movimiento de mujeres. Sus realizadores, Francisco Rizzi y Hernán Martin, hablaron con Página 12 sobre el film.
El 10 de junio de 2005 la Justicia jujeña condenó a catorce años de prisión a Romina Tejerina. Había sido violada y ocultó el embarazo. Parió sola en un baño una beba prematura y la mató. Dijo que vio en ella la cara de su violador. Del hospital fue a la cárcel. Y en un juicio exprés de veintidós días el violador fue absuelto. Romina Tejerina fue liberada en 2012, días después de cumplir 29 años. Los últimos nueve los había vivido en la prisión. El caso dividió a la sociedad jujeña, pero también logró impacto nacional, en un contexto que no era el actual con la conciencia social que está logrando el Movimiento Mujeres a partir de la consigna Ni una menos. Francisco Rizzi y Hernán Martín son dos cineastas integrantes del Grupo Ojo Obrero y realizaron y que refleja las distintas maneras en que la sociedad se expresó sobre el caso Tejerina.
A partir del relato de lo sucedido, el documental amplía el abanico temático para denunciar la condena social que todavía persiste sobre las chicas jóvenes simplemente por usar polleras cortas, o reflexionar sobre los embarazos prematuros, producto de la ausencia de un Estado que debería educar, asistir y contener y la necesidad de debatir fuertemente el derecho al aborto. El título del film alude a un acontecimiento que viven las chicas de San Pedro, Jujuy: una noche en que las chicas son princesas como en los cuentos. Se trata de “la Cena Blanca”, la fiesta que se hace cuando terminan la secundaria. Y los directores destacan que no pudo tenerla Romina Tejerina: el día de su Cena Blanca estaba presa.
“Empezamos hace mucho tiempo con la idea de la película. De entrada nos conmovió el hecho y tuvo una repercusión muy grande. Nos parecía que concentraba todos los elementos de la opresión de la mujer y, como hacía tiempo que nos interesaba hacer una película sobre esta temática, quisimos tomar este caso”, cuenta Martín sobre el proyecto que data de 2007. A su lado, Rizzi completa la idea: “También el motivo de la película surgió por lo que significó el caso de Romina para el movimiento de mujeres. Fue un hito y un punto de giro histórico. Y a nosotros nos interesó tomarlo porque concentra prácticamente todas las contradicciones que se dan en ese lugar y, en general, con lo que tiene que ver con los elementos que están presentes en la dominación hacia la mujer”.
–¿Notaron a la sociedad jujeña todavía dividida en torno de lo sucedido?
Hernán Martín: –Sí, nosotros fuimos a Jujuy a hacer las entrevistas en el año 2014. Ya habían pasado más de diez años del hecho y, sin embargo, todo el mundo conocía cuando se le preguntaba sobre Romina Tejerina. Efectivamente obtuvimos respuestas contradictorias y divididas. Estaban los que la defendían y quienes repetían los argumentos del Poder Judicial, del poder político, de la Iglesia.
Francisco Rizzi: –La sociedad jujeña se encontraba dividida en cuanto al caso de Romina, pero al mismo tiempo es una manifestación de algo que sucede en el conjunto de la sociedad. En la película se ve que la división en torno del caso de Romina no es solamente patrimonio exclusivo del pueblo jujeño. En Buenos Aires y en el país, en general, hay posiciones encontradas. Nosotros tenemos una mirada particular que la defiende a ella y que la muestra como el producto de toda esta situación de dominación de la mujer.
–¿Cómo influye el poder eclesiástico en la mirada de los pobladores?
H. M.: –En la sociedad jujeña, al igual que en la salteña, la Iglesia es omnipresente: está en todos lados. Nosotros tratamos de expresar esto en la película. Tenemos una entrevista a la madre que, refiriéndose a sus hijas, dice: “Mirá vos, ellas cuando eran pequeñas iban todos los días a la Iglesia, estaban ahí, eran las rezadoras y mirá ahora lo que pasó”. Toda la sociedad funciona alrededor de esta estructura social y cultural que está dominada por la Iglesia Católica. De hecho, “la cena blanca” se realiza en la puerta de la Iglesia principal del pueblo y ahí van y le entregan una flor a la Virgen. Toda la ilusión de las jóvenes está depositada ahí.
–¿Buscaron obtener una perspectiva política con el testimonio del entonces intendente de San Pedro (Jujuy), Julio Carlos Moisés?
F. R.: –Cuando fuimos a finales de 2014 estaba por su cuarto mandato. Nosotros habíamos recogido testimonios suyos de entrevistas periodísticas que le habían hecho y entendíamos que era una personaje fundamental en la película porque concentra la figura del poder político. Y, al mismo tiempo, es un personaje que, dentro de la historia argentina, tiene una fisonomía política particular que nos hace acordar a muchos otros. Y que hoy también está dentro de una estructura de poder que da que pensar cuál es el lugar que ha ocupado tanto él como todo el gobierno que ha estado durante tanto tiempo al mando de Jujuy y de la intendencia de San Pedro. Por supuesto que íbamos a buscar un testimonio político, una mirada política particular que nos interesaba que quedara plasmada cristalinamente en la película. Y claramente, él nos dio esa mirada.
–¿Por qué creen que el caso logró impacto nacional?
H. M.: –Fundamentalmente por la movilización de las mujeres. Empezó en Jujuy, donde nosotros contamos un poco cómo el caso de Romina aceleró el proceso de organización de las mujeres en Jujuy. Y rápidamente fue tomado por organizaciones de mujeres en todo el país y comenzaron hacer movilizaciones reclamando su libertad y la cárcel al violador. La repercusión nacional e internacional tiene que ver con eso.
–¿Qué significa estrenar esta película en el contexto actual del Ni una menos y con las mujeres muy movilizadas contra la violencia de género?
F. R.: –Los cambios que fue operando la película en toda su etapa de producción nos encuentra hoy con un movimiento de mujeres sobre la base del reclamo del Ni una menos, que es histórico, no tiene antecedentes en la Argentina ni prácticamente en el mundo. El otro día, la guionista del documental, Olga Viglieca, nos comentaba que el paro nacional a raíz del asesinato de Lucía, que tuvo otros paros locales a nivel internacional, fue un fenómeno histórico: un paro convocado por un femicidio. Creemos que, en este momento, la película puede tener un impacto y puede colaborar al desarrollo del movimiento del Ni una menos y al movimiento de mujeres, en general.
Fuente: Página 12