Una nueva operación político-judicial contra un ex presidente queda al desnudo. Esta vez fue contra Rafael Correa en Ecuador. El ex agente de Inteligencia ecuatoriano, Raúl Chicaiza, desde nuestro país, como testigo protegido, dice que fue presionado para involucrar al exmandatario en el caso del fallido secuestro del opositor Fernando Balda en 2012. 

Chicaiza aseguró en conferencia de prensa que se vio forzado a acusar al candidato a la vicepresidencia de Ecuador para evitar nueve años de cárcel. También denunció que, a pesar de cumplir su condena, nunca recibió la asistencia correspondiente al programa de protección de testigos.
Cuenta que su vida corrió riesgo en cuatro oportunidades. Tres atentados de bala y un accidente de transito.
Fernando Balda, era un opositor al proyecto de Correa que incluso coqueteó con presentarse a las elecciones presidenciales de 2021.
Chicaiza aseguró que «se reunía clandestinamente con Lenín Moreno para armar el montaje de su caso».
Luego del cumplimiento de la pena que se le impuso por participar en el operativo por el secuestro de Fernando Balda en Bogotá, en julio del 2019, Chicaiza quedó en libertad bajo el programa de protección de testigos de la Fiscalía.
«En el mes de agosto pedí refugio a Argentina de acuerdo a los convenios y tratados de Ginebra. Desde el momento en que pisé territorio argentino se me dan las garantías y ahora aguardo que se me brinde el documento oficial del refugio, en Ecuador se ha vulnerado la Constitución, ya que es obligación del Estado velar por los derechos de los testigos protegidos y el Estado colombiano no supo protegerme», explicó el ex agente.
Chicaiza afirmó que por involucrar a Rafael Correa en el intento de secuestro de Balda la justicia le ofreció «seguridad, reinserción laboral y cargos públicos para mis familiares». El testimonio del ex espía es la única prueba en la que se apoyó el Tribunal para imputar a Correa, actual candidato a la vicepresidencia de Unión por la Esperanza (UNES).
Si la Justicia hubiese sido independiente, se hubiera empezado por averiguar qué hacía Fernando Balda en Colombia. «Somos los chivos expiatorios de la justicia para alcanzar fines políticos», se justifica Chicaiza.
Balda se dedicaba junto a su esposa a vender equipos de tecnología para interceptar celulares de Colombia a Ecuador. Las pruebas de esto fueron presentadas oportunamente ante la justicia, aunque pareció no interesarles.
Balda denunció que fue introducido de manera forzada en un vehículo en 2012, en la ciudad de Bogotá, Colombia, para ser devuelto a Ecuador. Al cabo de 90 minutos, el intento de secuestro fue frustrado por la policía local que acudió al llamado de taxistas. Los autores fueron detenidos y juzgados en Colombia y confesaron que en el secuestro intervinieron agentes ecuatorianos de la Secretaría Nacional de Inteligencia, bajo las órdenes de la presidencia de Ecuador.
La justicia colombiana debería decir por qué esto se consideró un secuestro? Cuál es el requerimiento? Económico, político, social?
«Es necesario que Ecuador conozca quién es Balda», explica el ex espía.
Este activista ha manejado a la justicia a su antojo bajo el mando de Lenín Moreno. Hasta hace pocos días, Balda seguía firme en su sueño de ser candidato presidencial, pero finalmente decidió postularse a la Asamblea Nacional de Ecuador.

En 2006, Balda se había sumado al movimiento Alianza País, liderado por Correa. Un año después abandonó ese espacio para sumarse a las filas del Partido Sociedad Patriótica. A los 48 años, este operador político busca llegar al Congreso a través del movimiento Libertad es Pueblo, fundado por Gary Moreno, hermano del presidente.