Zurdo y de buen manejo, cuando jugaba al fútbol, Martín Ávila era un buen defensor. En la política intenta ser igual y ahora quiere ser el Defensor del Pueblo. (Gonzalo Teruel)
De chico jugaba muy bien al fútbol. A diferencia de la mayoría de los pibes que sueñan con ser goleadores, Martín Ávila era un muy seguro defensor. Tenía talento y voz de mando además de ser un excelente tiempista. Colgó los botines en la adolescencia y llevó todas esas virtudes que lo hacían un Trosero, un Pasarella, o un Milito en los potreros de Salta al campo de juego de la política. Ahora, a poco de finalizar su mandato, renunció a su banca en el Concejo Deliberante porque aspira a ser el próximo Defensor del Pueblo.
Nadie quiere confirmarlo pero lo real y cierto es que existe, desde hace meses, un acuerdo entre los concejales para que algunos de aquellos que dejen su cargo en diciembre y no tengan otro destino asegurado ocupen los lugares que dejarán Álvaro Ulloa y Nicolás Zenteno en la Defensoría.
Con pocas posibilidades de obtener un buen resultado en las urnas, Martín Ávila y Martín Poma cuentan con el acuerdo de varios ediles para desembarcar en la Defensoría aunque los últimos desprolijos movimientos del Concejo Deliberante hicieron peligrar su futuro. El Defensor del Pueblo es un “Alto Comisionado del Concejo Deliberante” y, por lo tanto, su designación corresponde a los concejales. Por ello, semanas atrás, los concejales llamaron a concurso de antecedentes para cubrir el cargo de Defensor. Lo hicieron mal: llamaron a concurso para el cargo de Defensor pero olvidaron el cargo de Secretario Letrado o “Defensor Adjunto”.
Se presentaron una veintena de postulantes a título individual. Los ediles notaron que debían presentarse binomios y decidieron reabrir el concurso pero de nuevo se equivocaron. Sin un total acuerdo y ante la impericia de los concejales Poma y Silvina Abilés, la nueva convocatoria quedó en el limbo y recién esta semana tuvo resolución con un nuevo llamado a Concurso de Antecedentes para cubrir los cargos de Defensor del Pueblo y Secretario Letrado de la Defensoría que se extenderá del 4 al 8 de noviembre.
El miércoles Ávila renunció alegando “motivos personales”. “Decidí tomarme un tiempo. Pensar como seguir, rodeado de mis afectos, que es lo que necesito. No importa si mi mandato se vence en pocos días”, explicó aunque la verdadera razón es que se postulará para Defensor del Pueblo. Tiene interesantes antecedentes: fue el representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en Salta y antes, siendo un muy joven abogado, uno de los impulsores de la reapertura de los juicios de lesa humanidad en la provincia. A Martín Ávila, a Tania Kiriaco, y a su mentor David Leiva, se deben los juicios y condenas en las causas por la Masacre de Palomitas y la desaparición del gobernador Miguel Ragone.
Un despacho codiciado
El cargo de Defensor del Pueblo fue muy codiciado en los últimos años. Álvaro Ulloa debió soportar durante su mandato incontables avanzadas de Carlos “Uluncha” Saravia y de Aroldo Tonini que nunca ocultaron sus deseos de ocupar ese despacho. Políticamente, la Defensoría ofrece la posibilidad de mostrarse a la sociedad y, además, de presionar al intendente. Miguel Isa lo sabe y ubicó al “Uluncha” en el Tribunal de Cuentas. Con Tonini la cosa fue más compleja pero lo mantuvo entretenido y contenido en el Concejo Deliberante.