El Salón Auditorium, administrado por Ana María Parodi, fue escrachado por un músico local que tuvo que pagar una multa de mil pesos por excederse en la hora para desalojar la sala luego de un show, entre otros inconvenientes.
Matías Aguilera es músico, cantautor y además suele organizar recitales propios, cuando no participa de los que organizan sus amigos. Pero en este caso optó por hacer lo primero, sin saber que se llevaría un mal trago la noche del sábado pasado.
En las redes sociales el músico realizó un descargo al día siguiente del evento, luego de agradecer a quienes sí colaboraron y pusieron el esfuerzo para llevar adelante una fecha que para quien se mueve en el ambiente de la autogestión, sabe lo dificultoso que muchas veces puede ser.
En el texto cuenta los problemas que tuvo con la administración del lugar —luego de firmar el contrato por el uso de las instalaciones— incluso el mismo día del recital, cuando le pidieron que echara a los niños que se encontraban en la prueba de sonido, a pesar de que los menores eran hijos de gente que participaba del evento. Al parecer esto estaba también estipulado en el contrato, según comentó el músico a Cuarto Poder: “La señora me lo pidió de una manera terrible, como si fueran objetos. Entonces tuve que hablar con una de las chicas para que se llevara a los nenes afuera. Yo estaba preocupado porque teníamos poco tiempo para la prueba. Y cuando luego salgo de la sala para pedirle a una de las chicas que entrara a probar su instrumento, me doy con que las habían sacado a la calle, con sus dos hijos. Igual a la gente que llegó con niños los trató mal, como si los chicos no pudieran participar de un evento musical”.
Ese fue uno de los inconvenientes que tuvo Matías, quien se encargó junto a su pareja de activar la fecha, conseguir entradas, imprimirlas, hacer prensa, incluso consiguieron a un sonidista para que trabajara esa noche, además de llevar algunos equipos que le faltaban a la sala, como consola y micrófonos.
El show duró cerca de dos horas, con una asistencia de público más que considerable para los eventos musicales que suelen realizarse en el Salón Auditorium, que pocas veces suele tener la sala llena. Y ya cuando todo terminaba, cuando ya estaban guardando los instrumentos para irse, fue que la administradora le comunicó al músico que por haberse pasado de la hora estipulada tenía que pagar una multa de 1000 pesos que se la descontaban de la venta de entradas, que tampoco fue controlada por alguien de la organización del evento, sino por gente del Salón. Este fue otro de los inconvenientes que tuvo que sortear el músico/organizador, a quien se le recriminó por el poco público que llevó, a pesar de que metió alrededor de 100 personas o más, según comentaron quienes asistieron al show.
Un dato curioso que se comenta off the record es que en un espectáculo musical anterior, que se pasó también de hora y por mucho más tiempo, no les cobraron la multa estipulada. Y otro recital —donde la señora administradora participó cantando como invitada— no llevó ni la mitad de público que tuvo el evento de Aguilera y compañía, pero aun así no les recriminaron a los músicos que habían metido poca gente. Supimos por las mismas fuentes que en el momento en que discutían el tema de entradas, entre organizador y administradora, ella le recriminó al músico que por qué no la había invitado a subir al escenario a cantar, a falta de argumentos para reclamar por el supuesto escaso público.
La administradora
La señora Ana María Parodi es actriz, y en una entrevista se declaró “obrera teatral”. Tiene una renombrada carrera en Salta, donde se la conoce bastante y si se busca algo de información puede encontrarse mucho sobre su persona, pero nada que ponga en duda su animosidad para con el arte local. Pero lo que le sucede, al menos lo que se desprende de este suceso que nos incumbe ahora, es algo que pasa con una gran parte del mundillo artístico salteño que deviene en funcionarios burócratas apegados al gobierno, que poco y nada pueden estar interesados en las expresiones artísticas en sí, salvo para mantener el estatus de una sala que arriendan y utilizan según sus propias intenciones.
Si estalqueamos un poco la fan page del Salón Auditorium llama la atención que la foto de perfil no refiere a la sala, ni mucho menos al teatro, sino al rostro de su conductora. Algo que puede parecer extraño, pero no deja de ser un tanto esclarecedor para entender qué es lo que sucede con los espacios “artísticos” locales.
El salón
El Salón Auditórium “Dr. Rafael Villagrán” le pertenece al estado salteño, cumplió hace poco 15 años, y desde al menos el año 2009, tiene un contrato de comodato con la señora Ana María Parodi, según consta en el Boletín Oficial de Salta N° 18146 el día 15 de Julio de 2009.
El contrato de comodato, aprobado por Decreto N° 2.842/09, fue renovado en 2014 por el plazo de cinco (5) años más, mediante otro decreto en el que se refiere al lugar como un “establecimiento que lleva a cabo una destacada labor cultural”. No hay remate.