La prescripción que el titular del Ejecutivo nacional dio a su gabinete es inexorable y remite al rasgo de gestión enfocado en la acción directa, en el contacto cara a cara –hoy restringido por la cuarentena- y el desplazamiento físico de sus funcionarios hasta el lugar preciso donde tiene lugar esta dinámica en particular. Alberto Fernández considera una trivialidad que sus generales malgasten tiempo en redes sociales y en medios de comunicación, cuando no hay algo con sustancia para informar o recomendar.
Esta expresión de preferencias quedó en claro, una vez más, en el discurso que el mandatario dirigió el sábado anterior. En comparación con los que predican en Twitter y otras redes sociales, Fernández definió (incluyendo a Kicilof y Rodríguez Larreta): “A los que estamos en esta mesa nos toca gobernar realidades, el resto son especulaciones y análisis. A la hora de escribir y hacer teoría… es muy fácil”.
Una situación similar, pero con integrantes de su gabinete se había presentado en febrero pasado. Por este comienzo de año, el portal El Cohete a la Luna publicó a fines del segundo mes que “el Presidente tuvo su primer rapto de ira desde que asumió, reflejado en la pregunta que dirigió a uno de los incontinentes: ´¿Qué pasa aquí, había una convención de pelotudos y yo no me enteré?´”.
Según contó el analista Horacio Verbitsky, Fernández marcó el camino distinto a sus colaboradores, señalando que “practicaran una abstinencia estricta, sin declaraciones por diez días. Fernández teme que algunos de sus colaboradores, de escaso contacto con el territorio, tiendan a creer que hacer política es dar entrevistas a los medios. (Él también lo hace, pero no suele hablar de lo que no sabe o de lo que no quiere.)”.
Ambos mandatarios son norteños, adhieren a la gestión nacional y administran provincias con altos indicadores de pobreza, aunque se diferencian en la manera en la que han inscripto sus lineamientos para actuar desde que se extendió la cuarentena. El Gobernador de Formosa optó por continuar en la senda que mejor le sienta: bajo perfil en lo personal, mensajes institucionales educativos de alto impacto (los formoseños respaldan masivamente las restricciones para circular), elevado nivel de eficiencia en el uso de los recursos disponibles.
A lo anterior, Insfrán lo ratificó en los primeros encuentros citados en Olivos con el fin de coordinar acciones con El Ejecutivo nacional, en el tramo inicial de la cuarentena. El formoseño agradeció la invitación, aunque se excusó de asistir a la quinta presidencial debido a los 14 días que exigiría el aislamiento, tras el viaje de regreso a su provincia. “Eso le quita tiempo para gestionar”, señaló el analista político Raúl Timerman.