Después de muchos años, Luis Katz logró romper el silencio. Cuando escuchó al hijo de Adrián Suar y Araceli González contar que había sufrido dos abusos sexuales en la infancia, quedó impactado.

Luis Katz contó a Infobae.com los abusos sexuales que sufrió, cuando tenía 7 años, por parte de su tío, médico pediatra.

Se animó a romper el silencio, un sábado a la medianoche, hace dos semanas. Luis abrió YouTube y se puso a ver PH, el programa de televisión que conduce Andy Kusnetzoff. Nadie le había advertido que “Toto” Kirzner, el hijo de Adrián Suar y Araceli González, acababa de contar por primera vez que había sufrido dos abusos sexuales cuando tenía 7 años. Pero Luis se dio cuenta antes de que “Toto” empezara a hablar: le vio la ansiedad en las manos, en la respiración, los rodeos para poder decir: era un espejo. Después, lo escuchó:

—Fue como si estuviera hablando yo— dijo a Infobae.

Luis Katz nació y se crió en Tartagal, Salta, pero hace seis años tuvo que alejarse más de 800 kilómetros para poder ver en perspectiva lo que su tío le había hecho durante más de 10 años. Hoy vive en Recoleta y está por terminar la carrera de Psicología. Conoce las marcas a largo plazo que suele dejar el abuso sexual en la infancia -“me cuesta relacionarme con otra persona, no la parte afectiva, quizás más la parte sexual: me genera culpa. También hay sensaciones u olores que me recuerdan lo que viví, los famosos flashbacks”, dirá después-. Por eso, su idea es formarse luego como sexólogo y especializarse en terapias para transitar eventos traumáticos.

“Soy sobreviviente del delito de abuso sexual en la infancia”. No dice “víctima”, no dice “me abusaron” y tampoco dice “infantil”, porque de infantil, de “juego de niños”, el abuso, no tiene nada. El hombre a quien este año denunció penalmente por el delito de “abuso sexual con acceso carnal” tenía -tiene- 44 años más que él.

“Mi primer recuerdo es a los 7 años, habíamos sacado a pasear al perro y pasó ahí. El tenía un bull terrier que se llamaba Bull”, comienza. “Ese es mi primer recuerdo concreto pero la psicóloga a la que me llevaron cuando mis papás se estaban separando hizo un informe en el que indicó que yo mostraba signos de abuso desde los 2 años″.

El informe es de cuando Luis tenía 2 años y 8 meses.

Después, lo saca de la generalidad. “La persona que abusó de mí es…fue el marido de mi tía”, dice Luis y el uso del presente muestra el largo alcance de los tentáculos. “Lo hizo hasta mis 15 años. No fue algo detectable, creo yo, primero porque es médico pediatra y nadie sospecharía de un médico pediatra”. Segundo, porque era parte de la familia.

Según su denuncia, también fue indetectable, precisamente, por la habilidad que suelen tener los abusadores para encontrar el lugar: un espacio “familiar” opuesto a la noción de peligro. “En mi caso, por ejemplo, mi abuela tuvo un accidente y dejó de vivir en su casa porque tenía muchas escaleras. Como no podía caminar, se fue a vivir a la casa de esta persona. Entonces yo iba a su casa todos los domingos a visitarla, y ahí sucedía todo”.