El 7 de marzo, seis mujeres fueron increpadas por una patota. Sin embargo, la Policía las detuvo a ellas. Ahora podrían ir a juicio por pintar consignas por el Día Internacional de la Mujer.

En horas de la madrugada del 7 de marzo, seis jóvenes que realizaban tareas de difusión en Almagro convocando a la movilización por el Día Internacional de la Mujer fueron interceptadas por un grupo de hombres que, haciéndose pasar por policías, las increpó durante varias cuadras. Ante esta situación, tres patrulleros acudieron al lugar y, en vez de socorrer a las militantes amedrentadas, las detuvieron y trasladaron a la Comisaría 9 donde permanecieron apresadas por cerca de 15 horas.

Tras el hecho y frente a múltiples muestras de solidaridad de referentes y colectivos políticos, las acusadas fueron imputadas por el fiscal Juan Rozas por el delito de «daños agravados». A cuatro meses del suceso y luego de una audiencia oral y pública donde el juez del Fuero Penal, Contravencional y de Faltas, Ladislao Endre, se negó a desestimar la causa, Mariana Leder Kremer, una de las protagonistas, analizó su situación: «No lo vivo como una derrota sino como algo que podía ocurrir en los términos que ya conocemos que se maneja la Justicia acá. Ahora el fiscal deberá decidir si nos lleva a juicio».

En los tribunales de la calle Tacuarí, las mujeres asistieron a la audiencia acompañadas por diversas figuras políticas como Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, María Rachid, de la Defensoría del Pueblo y también dirigentes de agrupaciones feministas, entre otras. «La sensación es que, si bien el juez en un principio tuvo cierto pronunciamiento a favor del movimiento de mujeres, igual no alcanzó para que pudiera declarar la nulidad del proceso. Terminó pesando más el funcionamiento machista habitual de la Justicia», señaló Leder Kremer.

Del otro lado de la disputa judicial se encuentran Gabriel Omar Fittante, Juan Manuel Baez Rivoira, Carlos Esteban Mayer y David Nicolas Djudjic, las cuatro personas que persiguieron a las jóvenes haciéndose pasar por agentes y cuyo accionar quedó documentado en un video en el que dan la voz de «alto, Policía». Los denunciantes dijeron «sentirse afectados como vecinos y concurrentes» a una iglesia donde se realizaron pintadas. En la noche de las detenciones, los cuatro testificaron en la dependencia policial y se retiraron al grito de «Viva Cristo Rey». En respuesta, la acusada señaló: «Por el momento no tenemos pensado tomar medidas contra ellos. Hacerse pasar por policías no puede ser gratis, pero de todos modos estamos enfocadas en que se de baja la causa».

Según analizó la acusada, su condición de lesbiana y de sus cinco compañeras fue algo determinante a la hora de su detención, ya que eso «irritaba bastante» al comisario, quien lo destacaba constantemente en sus charlas con otros agentes a través de los handies.

Pese al mal momento, la militante destacó el lado positivo de la situación: «Somos conscientes de que este accionar fue un intento de disciplinamiento contra la protesta social. Estas situaciones extremas ponen en relieve las redes de organización que tenemos dentro del movimiento de mujeres y eso quedó muy claro el día que nos trasladaron a la fiscalía con la movilización casi espontánea que se generó en la puerta y el seguimiento y acompañamiento que nos dieron tras los hechos».

«Creo que ‘Ni una Menos’ fue trascendido por el movimiento de mujeres en Argentina. Sin dudas fue y sigue siendo una catapulta muy necesaria y es lo que puso a esa cantidad industrial de mujeres en la calle el 3 de junio hace tres años. A partir de eso ya no es gratuito cualquier tipo de avanzada contra las mujeres, contra las lesbianas y la trans», deslizó.

A diferencia de las múltiples detenciones que se realizaron luego de las movilizaciones del 8 de marzo, donde las apresadas fueron confinadas en calabozos separados y sufrieron maltratos físicos, Lerder Kremer asegura que permanecer «las seis juntas» fue clave a la hora de afrontar la situación, ya que les permitió mantener la estabilidad.

Tras la jornada de este jueves y en compañía de su abogada, Gabriela Carpineti, las activistas leyeron un comunicado en el que caracterizan al proceso como una «farsa» y destacan que la nulidad del mismo implicaría una «victoria en cuanto a la existencia en el espacio público». Además, denuncian la connivencia entre la Policía y sus agresores: «El suboficial que nos detuvo, Pablo Alvarado, miente en su declaración, que el mismo es parte de la iglesia y mantenía comunicación directa con la patota».

«El verdadero delito por daño agravado quizás sea entonces el retroceso en materia de derechos y como esto condiciona nuestras vidas. ¿Quién los juzga a ellos por las violencias a las que nos sometieron y nos someten?», afirman en el escrito.

Por último, Leder Kremer resume: «No vamos a dejar de realizar nuestras actividades por este amedrentamiento. En ningún momento nos planteamos bajar el nivel de exposición. Ahora tomamos un mayor cuidado ante estas situaciones. Este antecedente nos da mucha bronca porque no nos sentimos en plena libertad pero ahora sabemos que gracias a esta red somos un montón».

Fuente: Ámbito