Aunque no tengan nada que festejar, las autoridades policiales se hicieron las distraídas de los grandes conflictos que envuelven a la institución y organizaron un evento de cumpleaños. Aprovechamos la ocasión y a modo de regalo realizamos un repaso sobre los hechos más graves a pocos días de que la fuerza cumpla 193 años “sirviendo a la comunidad”. 

Hace poco la Policía de la provincia celebró su aniversario número 193. Y el festejo fue más bien un ocultamiento de la profunda crisis que atraviesa. Ninguno de los oradores en los actos centrales hizo mención a los graves problemas que experimenta la fuerza estatal.

Un breve repaso por los últimos hechos:  

Uno de los casos que sacudió a la institución fue la denuncia contra el jefe de policía. Ángel Silvestre. La oficial Yanina Gay que se desempeñaba en la comisaria 41 de Mosconi y que había denunciado al poderoso Juan Carlos Miguez, luego de recibir una notificación donde se la exoneraba de la fuerza, decidió ir contra el jefe máximo al considerar que existía una persecución contra su persona. Incluso su abogado defensor declaró que todo se debía a que su defendida se había metido con uno de los principales cabecillas del narcotráfico al interior de las fuerzas. El caso retumbó tanto que no sólo la prensa local lo tomó sino que también Pagina12 y otros medios nacionales se hicieron eco.

Situación similar, pero esta vez en Metán, tomó estado público pese a las reservas de la información oficial. La sargento Estela Rabal denunció maltrato laboral por parte del subcomisario Fortunato Coria. Rabal no se quedó callada e hizo conocer a los medios sus padecimientos en horas de trabajo. Según sus dichos, no aguantó más cuando fue abandonada en el monte de noche, sin compañía alguna ni equipo de radio para comunicarse. Sin embargo, pese a ser víctima, fue puesta a disposición, es decir que recibió represalias por atreverse a ir contra los rangos altos de la institución.

Al indagar sobre el caso, sale a luz que Estela Rabal no sólo había señalado esto sino que venía denunciando elementos que eran secuestrados por personal de la comisaria 30 luego desaparecían sospechosamente. ¿A quién señalaba específicamente? Efectivamente lector, a Fortunato Coria. La mujer asegura que él era el policía que se quedaba con esas cosas. Según se pudo conocer faltaban netbooks, motores de motocicletas, equipos musicales y diferentes tipos de herramientas varias.

El de Fortunato Coria es un nombre conocido y no por ser un policía de los “buenos”. Se desempeñaba en la Brigada de Investigaciones, lugar donde apiló varias trapisondas. Su hermano, también, conocido en el mundo delincuencial, se formó en Drogas Peligrosas. Allá por el 2012, fue denunciado por torturas. Según consta en la denuncia, detuvieron a Eduardo Mendoza por su posible participación en un homicidio ocurrido en Rio Piedras en el 2010. El abogado de Mendoza aseguró que su defendido fue golpeado por efectivos de la Brigada para que se declare culpable. Ante la negativa de su cliente, el letrado sostuvo que Mendoza fue amenazado. Entre los implicados por apremios ilegales aparecen Fortunato Coria y Orlando Miranda, quienes junto a otros cuatro policías lo sacaron del calabozo y lo llevaron a un sector de la Brigada donde había un tacho de 200 litros con agua donde fue sometido al conocido «submarino».

Entonces cuando hablamos de Fortunato Coria no hacemos mención a cualquier hombre. Se trata de un efectivo de mucho peso en la jerarquía policial. Justamente por eso la mujer que lo denunció fue pasada a disposición. Y peor aún, los testigos nombrados por la sargento Rabal no fueron citados a declarar y sufren persecuciones; en tanto en la fiscalía de asuntos policiales llamaron a un periodista de Metán a dar cuenta por una nota publicada al respecto.

Un caso del sur provincial y uno del norte. Y usted se preguntará qué pasa en capital. Y pasa esto y mucho más. Aquí tenemos a la policía que mantiene una base de inteligencia, que incluso se reúne con servicios de la DEA, en el 911 donde se encuentra la base de monitoreo. Hay carpetas de muchos delincuentes pero también de miembros de la policía y políticos.

Otra muestra de la decadencia policial está en las decenas de casos con narcopolicias como protagonistas aunque el jefe Silvestre niegue su existencia. Ni Pascual Argañaraz (2008-2010) ni su segundo, Mario Paz, con una permanencia sólo superada por Marcelo Lami (2012-2016) hicieron algo, más bien fueron cómplices y luego se pasaron el mando: Lami era segundo de Néstor Cardozo y Silvestre era segundo de Lami.

En este semanario hemos comentado sobre robos, zonas liberadas, mejicaneo, contrabando y narcotráfico. Hemos señalado que la Brigada, pese a su disolución, continúa operando, incluso manteniendo su lugar oculto en calle Florida pasando San Juan.

Todo esto no puede ocurrir sin la vista gorda de los mandos policiales ya que la estructura piramidal, la estricta disciplina interna, la cadena de mandos e incluso los fuertes vínculos personales existentes entre los componentes policiales sirven para aceitar una máquina de recaudación, como no tiene ninguna institución estatal.