Matías Cánepa amplió su diferencia ante el urtubeysista David Leiva con respecto a las PASO, el cumbiero fue postergado en la campaña ya que los armadores de Grand Bourg apostaron al crecimiento de Matías Assennato.  (Franco Hessling)

Parecía que el Grand Bourg podía acorralar a Gustavo Ruberto Sáenz de cara a 2019, pero los resultados le otorgan nuevos aires al intendente capitalino y a los seguidores de Juan Carlos Romero, quienes predominan en el entorno de Sáenz. En las PASO de agosto, David Leiva, retenido como candidato de cotillón por el urtubeicismo después de su gran elección de 2015, había quedado a unos 5 mil votos de Matías Cánepa, principal candidato de la lista Un Cambio para Salta. Con una buena campaña, el oficialismo podía posicionar a Leiva para revertir el resultado y así condicionar a Sáenz en sus próximos dos años, teniendo un Concejo presidido por un alfil de la Provincia.

Pero los armadores políticos del Grand Bourg volcaron sus esfuerzos a mejorar los guarismos de Matías Assennato, quien finalmente hasta el cierre de esta edición no ingresó al Concejo, obteniendo menos votos que el cumbiero y el taxista, Ernesto Alvarado, otros dos urtubeicistas. Leiva, en tanto, formará parte de un bloque de cuatro ediles, Cánepa estará secundado por otros cuatro, el Frente Ciudadano para la Victoria contará con un bloque ternario, el PRO sumará dos, el radicalismo uno, Salta Somos Todos (Olmedo) otros dos, más Cristina Foffani (PO) y Alvarado. Como se vislumbra, la mayoría responderá directamente a Sáenz, al menos el bloque de cinco de Un Cambio para Salta más López Mirau, a los que naturalmente se sumarían los bloques del PRO, el radicalismo y el olmedismo. El gobierno de la provincia puede jactarse sólo de tener a su favor, por lo pronto, al bloque de Leiva, con cuatro concejales y Alvarado. Habrá que ver qué rumbo toma el Frente Ciudadano para la Victoria.

Uno de los elementos que Grand Bourg podría haber usado para ejercer presión política contra Sáenz de cara a 2019 se desactiva tras un enfoque errado de la campaña, en la que se apuntaló a un candidato que entre las listas oficialistas quedó tercero detrás de Leiva y Alvarado. Con una composición del Concejo Deliberante muy favorable al jefe comunal, éste podrá gobernar sin sobresaltos los dos últimos años de gestión y hasta tendrá margen para ocuparse de posicionar su figura a nivel provincial como sucesor de Juan Manuel Urtubey.

El retroceso de la izquierda es ineluctable de pasarse por alto, pasó de contar con nueve ediles en 2013 a conseguir una sola de las veintiuna bancas en juego. En la lista de caídos está también la línea política desplegada por el vicegobernador Miguel Ángel Isa a través del flamante partido Felicidad, que postulaba la candidatura de Lucía Doljanin. En dos años, de ser amo y señor del municipio a ni siquiera poder conquistar un escaño.

La situación del PJ, con Alvarado como cabeza de lista, no es nada alentadora. Obtuvo menos votos que el FIT y sólo sumó un concejal. Contundente derrota para Primero Salta, el partido del actual presidente del Concejo Deliberante, Ricardo Villada, que no pudo ni conseguir una banca. La misma suerte corrió el oficialista partido renovador, que fue el menos votado, el Frente Salteño, el recientemente saenzista Gastón Galíndez y el MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores).

Cuando David Leiva se convirtió en uno de los concejales más votados, en 2015, el propio gobernador corrió a su captura. Desde que asumió en 2007, pueden contarse con los dedos del cuerpo las visitas de Juan Manuel Urtubey al Concejo Deliberante capitalino. Una de ellas fue para reunirse con el cantante, quien finalmente, este año, formó parte del oficialismo provincial dejando de lado su sociedad con el Partido de la Victoria. Leiva se convirtió en un candidato sin partido, al Grand Bourg no le interesa engrosar un partido en particular, en cambio, prefiere contar con una tropa de obcecados y obcecadas a lo Matías Assennato. En esa línea pretendió enfilar al exvocalista de Juveniles Panda.

Leiva se ratificó como una buena candidatura de cotillón, rentable a los modelos de campaña actuales, igual que Adrián Valenzuela. En su segundo período en el Concejo, el bailantero empezará a moverse con más soltura. Se sabe que, después de la elección de 2015, había sido tentado por el oficialismo para ser candidato a un cargo en la Legislatura provincial. Con aparente mesura, declinó la oferta aduciendo intenciones de sostener su escaño en el cuerpo capitalino.

Desde que en las PASO del 13 de agosto último consiguió 20.020 votos, los muchachos de la Municipalidad titubearon porque la diferencia había sido de sólo cinco mil sufragios con relación a Matías Cánepa, el candidato del intendente Gustavo Sáenz.

Las elecciones generales, finalmente, le dieron un triunfo contundente al candidato del jefe comunal, y a otras listas aliadas, la mayoría está garantizada.

El problema es más grave de lo que parece para Juan Pablo Rodríguez, Ministro de Gobierno y armador político del urtubeicismo, es que los paquetes electorales apartidarios pueden fugar tan rápido como ingresaron a la extracción propia. Leiva no tiene tanto a qué aferrarse, en honor a la verdad, el Grand Bourg no hizo grandes esfuerzos en foguear su campaña, más bien se volcaron por el obcecado Asennatto. El cumbiero no trotó en barrios con Adrián ni estuvo en el Delmi en actos con el gobernador, al contrario, acompañó al oficialismo desde Memoria y Movilización Social, un estructura modesta.

En ese sentido, es una incógnita de qué manera Leiva, eventualmente, se manejará en la conformación del Concejo Deliberante que llegará hasta 2019, año de recambio en la gobernación. Si desde el CCM finalmente tienen un acierto político más allá de las elecciones, Matías Cánepa hará valer haber sido el candidato más votado y se convertirá en el presidente del cuerpo legislativo y tratarán de convencer no sólo a la UCR, al PRO y a Salta Somos Todos para ser aliados, sino también al propio Leiva.